"Objetivo del artículo de The New Yorker era causar daño" al gobierno de Daniel Noboa, dice canciller
La canciller de Ecuador, Gabriela Sommerfeld, llamó a los diplomáticos de varios países en la región, cuyos mandatarios fueron criticados por el presidente Daniel Noboa.
La canciller Gabriela Sommerfeld junto al presidente Daniel Noboa y el canciller alemán Olaf Scholz, en la cumbre de Suiza, 17 de junio de 2024.
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El artículo de Jon Lee Anderson sobre el presidente Daniel Noboa, publicado en la revista The New Yorker, sigue generando reacciones entre el gobierno ecuatoriano, que ya aseguró que las palabras del Mandatario fueron 'sacadas de contexto'.
La revista publicó el lunes que Noboa considera que el presidente de Latinoamérica con el que se siente más alineado es con el brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva.
Mientras que ve al colombiano Gustavo Petro como "un snob izquierdista", al salvadoreño Nayib Bukele como "arrogante" y al argentino Javier Milei "ensimismado"
Sobre estos comentarios polémicos contra los mandatarios de la región, la canciller Gabriela Sommerfeld dijo que había leído el artículo de 36 páginas, en el que "sarcásticamente se habla de la gestión en Ecuador no solo del gobierno".
"Miré las citas que se hacen textuales, algunos comentarios son ciertos, y son citas que se han sacado de contexto", reiteró Sommerfeld, este 19 de junio en entrevista con RadioCentro.
Para Sommerfeld, no cabe duda que el objetivo del artículo "era causar daño y romper relaciones que son muy buenas con los diferentes países".
Para evitar una ruptura diplomática con los jefes de Estado de la región, mencionados por Noboa, Sommerfeld dijo que Ecuador llamó a varios cancilleres la mañana del martes.
Incluso, la Canciller indicó que sin duda el reconocido periodista, es decir, Lee Anderson, tenía "un objetivo más allá que solo informar sobre la gestión de Noboa".
Sommerfeld agregó que una prueba de las buenas relaciones diplomáticas es, por ejemplo, el envío de los Cascos Blancos de Argentina, para ayudar en la emergencia en Baños y otros cantones de la Sierra.
El artículo en The New Yorker también dejó otras declaraciones casi insólitas, hechas por Noboa, como el intento de asesinarlo y la idea de construir una cárcel en la Antártida.
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