El apoyo popular a líderes autoritarios deteriora la democracia en Ecuador
Pese a que Ecuador se mantiene en el puesto 81, este año cayó cuatro décimas en su calificación, por lo que pasó de ser considerada una democracia 'defectuosa' a un 'régimen híbrido'.
Ciudadanos asisten a votar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, este domingo 11 de abril de 2021, en Quito.
EFE
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El puntaje más alto alcanzado por Ecuador en el Índice Democrático de The Economist fue en 2019, con 6,33 puntos. Durante 2021 cayó a 5,71, por lo que bajó de categoría, de una democracia 'defectuosa' a un 'régimen híbrido', aunque ocupa el mismo lugar que en 2020, el puesto 81 entre 193 países.
La descripción de ese tipo de democracia, según el índice, implica que existen escenarios como que las elecciones tienen irregularidades, que los gobiernos pueden ejercen presión sobre los partidos de oposición, que los países tienen debilidades graves en cultura política, funcionamiento del gobierno y participación política.
Además, los describen como estados donde la corrupción tiende a ser generalizada y el estado de derecho es débil, al igual que la sociedad civil. Y, por lo general, hay acoso y presión sobre los periodistas, y el poder judicial no es independiente.
El año pasado, Ecuador estuvo dirigido por dos gobiernos distintos; fue un año electoral y de transición administrativa. Y el presidente Guillermo Lasso ha ofrecido cambiar varios de esos aspectos, especialmente en cuanto a la corrupción, libertad de expresión e independencia de funciones.
El índice en Latinoamérica
El índice divide a los países en cuatro categorías: democracias plenas, democracias defectuosas, regímenes híbridos y autoritarios. En la región, Ecuador no fue el único en perder la segunda categoría, también pasó con México y Paraguay.
Mientras que Chile pasó de democracia plena a defectuosa y Haití cayó a la última categoría. También está el caso de Nicaragua, que cayó un punto y al puesto 140 del ránking. Latinoamérica fue la región con más cambios del mundo.
La calificación se da en una escala de 0 a 10, que mide 60 indicadores, agrupados en cinco categorías:
- Proceso electoral y pluralismo.
- Libertades civiles.
- El funcionamiento del gobierno.
- Participación política.
- Cultura política.
El caso de Ecuador
Ecuador obtuvo su calificación más baja en cultura política, un 2,5 sobre 10. Un 5 en funcionamiento del gobierno, 6,11 en participación política, 6,18 en libertades civiles y un 8,75 en proceso electoral y pluralismo.
Y la precipitación de las calificaciones en América Latina se dio, según el índice, por la alta polarización en los países con contiendas electorales. En el caso de Ecuador, The Economist recuerda el "conteo electoral prolongado", después del cual Lasso superó "por poco" a Yaku Pérez.
"La elección enfrentó las políticas a favor del mercado de Lasso contra el populismo estatista de Arauz, pero Lasso ganó al consolidar el voto anti-Correa", dice el informe.
A pesar de las elecciones reñidas, Ecuador ahora se clasifica como un 'régimen híbrido', en gran parte debido a una disminución en su puntaje de cultura política debido al mayor apoyo popular a líderes fuertes o autoritarios.
El diagnóstico del índice es que este cambio está relacionado con la fragmentación extrema de los partidos, la corrupción crónica y el hecho de que Ecuador experimentó uno de los peores brotes de coronavirus en el mundo. Esto ha llevado a una mayor disminución de la confianza en el gobierno y una mayor preferencia por líderes fuertes entre la población.
Finalmente, The Economist vaticina que la categorización del régimen de Ecuador puede subir si la confianza en las instituciones democráticas mejora bajo la administración de Lasso, cuyo exitoso plan de vacunación "es un buen augurio para una mayor confianza en el gobierno".
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