Álvaro Noboa y su sexta obsesión por ser presidente
Álvaro Noboa durante una rueda de prensa que ofreció el 10 de junio de 2016.
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La fe de Álvaro Noboa es inquebrantable. Luego de perder cinco elecciones consecutivas, aún tiene la esperanza de convertirse en el presidente Constitucional de la República número 48, desde la creación de Ecuador en 1830.
Esta vez lo haría sin una organización política propia, como el Partido Renovador Institucional (Prian), fundado por él en 2002 y que se inauguró en el Congreso ocupando 10 curules en los comicios de ese año.
Si bien la vida jurídica del Prian terminó en julio de 2014, cuando -junto al MPD, Ruptura y PRE- fue disuelto por decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE), al no obtener el 4% de los votos válidos en dos elecciones pluripersonales consecutivas, la de Noboa está en toda su plenitud.
Su trayectoria pública contrasta con sus excentricidades. Dice que es "el enviado de Dios". Se enfrentó en septiembre de 2017 al huracán Irma, el más fuerte registrado en el Atlántico y que dejó 134 víctimas mortales a su paso por la región, ingresando al mar en Miami encomendándose al Señor.
En abril de 2020, aprovechó la pandemia para grabar un video en el que 'pateaba' al coronavirus y daba consejos para prevenir la enfermedad en traje deportivo.
El lapsus más recordado ocurrió en 2002, cuando confundió ‘eructar’ con erupcionar, al referirse al volcán Reventador, que ese año entró en actividad, lo que la valió las críticas de sus adversarios, pero la simpatía de sus seguidores, que lo llaman ‘Alvarito’.
Antisistema y populista
Expertos, como el analista y consultor político Oswaldo Moreno, lo definen como el postulante antisistema y un representante del populismo por excelencia. En los estratos pobres lo perciben como el millonario que llega a los barrios con víveres, colchones, camas, ventiladores y servicios de salud gratuitos en momentos de escasez.
“Noboa ha sido parte de los últimos 20 años de la historia del país… Es el resultado de la bronca ciudadana por tanta corrupción”, sostiene Moreno.
Agrega que en plena crisis económica el mensaje que da es que sabe hacer dinero “y que es amigo de todos los millonarios del mundo”.
Su participación en las redes sociales es intensa. Comparte sus discursos y promociona las labores que realiza su fundación Cruzada Nueva Humanidad, que fundó en 1977, con la visita a los barrios marginales de las brigadas médicas gratuitas, lideradas por su esposa Anabella Azín.
También abrió una cuenta en Tiktok, plataforma juvenil en la que se comparten videos cortos de danza, comedia y educación.
Así pretende suplir la ausencia de una figura política influyente en la Costa. El abogado e internacionalista, Pablo Játiva, cree que Noboa llena un espacio en el imaginario ecuatoriano, donde los partidos han fracasado ideológica y estructuralmente.
“Hay falta de liderazgo y a eso responde Noboa. Es el comodín que llena espacios, porque la clase política no hace lo que debe”.
Pablo Játiva
A esto se suma, dice, la tendencia social por banalizar la realidad y que las discusiones profundas sobre lo que necesita Ecuador pasen a segundo plano.
“En sus intentos populistas desesperados, ha llegado a la segunda vuelta dos veces regalando utensilios de cocina. Él apunta a la clase media baja, desesperada por la crisis. La gente no vota por partidos, sino por figuras y Álvaro representa el clientelismo puro y duro”.
Se agrega su deseo implícito de dejar un legado a su apellido, vinculado siempre al poder económico, pero no a la jerarquía política.
Angélica Abad, doctora en procesos políticos, tiene una visión similar sobre lo que motiva a Noboa a ser presidente. “Él ha dicho en varias ocasiones que es un asunto de fe. Creería que está convencido de que su destino es gobernar, muy propio de un tipo de liderazgo populista, de una personalidad mesiánica”, dice.
El enredo para las elecciones de 2021
Álvaro Noboa busca llegar a Carondelet por sexta vez, ahora bajo el auspicio del movimiento Justicia Social, de Jimmy Salazar, esposo de Pamela Martínez, sentenciada en el caso Sobornos.
Sin embargo, la inscripción de su candidatura no ha sido aprobada aún por el actual CNE, que consideró el 22 de noviembre de 2020 que esa organización ha incumplido con los procedimientos de selección de postulantes a los comicios generales de 2021.
La trayectoria política de Noboa
El magnate bananero guayaquileño, de 69 años, y cuya fortuna se calculaba hasta 2003 en USD 1.000 millones, ha continuado activo en la política, carrera que empezó en 1996, cuando fue presidente de la Junta Monetaria, en el régimen de Abdalá Bucaram.
Es el quinto de los seis hijos que tuvo el millonario empresario ambateño Luis Noboa Naranjo (1916-1994) con Isabel Pontón. La batalla por su herencia duró hasta 2002, cuando un tribunal de Londres determinó que Álvaro Noboa poseía el 49% del holding familiar Fruit Shippers.
Álvaro Noboa se educó en el Colegio Católico San José La Salle, en Guayaquil, y en el Institut Le Rosey, de Suiza. Es abogado por la Universidad de Guayaquil y tomó cursos de Administración de Empresas en la American Management Association en Nueva York. Habla tres idiomas: español inglés y francés.
En 1998, se embarcó en su aventura hacia la Primera Magistratura por el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), y perdió frente a Jamil Mahuad, de la Democracia Popular.
El libreto se repitió en 2002 con el Prian frente a Lucio Gutiérrez, de Sociedad Patriótica; y con Adelante Ecuatoriano Adelante en 2006, 2009 y 2012 ante el expresidente Rafael Correa. Perdió todas las elecciones, pero no el ímpetu de generar noticia a cualquier precio.
No es ajeno a las contradicciones. Pese a que su pregunta de cabecera en los debates presidenciales es “usted, ¿cuánto paga de impuestos?”, el tema tributario le ha causado más de un dolor de cabeza, ya que algunas de sus empresas fueron intervenidas por deudas con el fisco.
Incluso perdió su hacienda bananera insigne, La Clementina (Babahoyo), en mayo de 2013, por evasión de tributos.
Ahora, Noboa está dispuesto a llegar a instancias internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con tal de hacer valer su derecho, con el respaldo de Sylka Sánchez, una de sus más leales colaboradoras.
Mientras dura esta batalla, ‘Alvarito’ sigue usando las redes para referirse al tema del día desde la comodidad de su mansión, en Samborondón (Guayas), convencido de que es mejor que hablen de él, "aunque sea para bien".
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