A dos meses de terminar su mandato, el gobierno de Moreno se desmorona
A 60 días del fin de su gobierno, la administración del presidente Moreno pierde fuerza entre un plan de vacunación sin respuestas, el desmoronamiento de su gabinete y la imposibilidad de aprobar leyes.
El presidente Lenín Moreno mantuvo un gabinete ampliado tras el nombramiento de nuevos ministros, el 9 de marzo de 2021.
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El final de la administración del presidente Lenín Moreno luce cada vez más complicado. Sin un equipo de trabajo consolidado, los vaivenes en el gabinete ministerial son constantes.
De la mano de esa inestabilidad también hay problemas con la ejecución de políticas públicas y con la gobernabilidad, que golpean a Carondelet. Y las respuestas del Mandatario no siempre han sido claras.
La última controversia se dio por la aceptación del mismo Jefe de Estado de que no existía un plan de vacunación contra el covid-19. Aunque, tras el escándalo desatado y la renuncia de la secretaria de Comunicación, Caridad Vela, rectificó sus declaraciones.
Moreno y su más reciente ministro de Salud, Mauro Falconí, dijeron que sí existe un plan, pero no uno estructurado, que se trata de un plan sin información consolidada.
Dicho plan ha sido, probablemente, el reto más complejo que ha enfrentado el Ejecutivo y sobre el que, meses después, todavía no existen datos concretos ni certezas entre los ciudadanos.
La pandemia y su manejo le ha costado ya tres ministros de Salud a Moreno. Y los dos últimos renunciaron en medio del escándalo de las 'vacunas vip', que se dieron en la fase 0 del proceso.
Pero no es solo la vacunación de personas a discrecionalidad, como lo aceptó el mismo Mandatario. El problema radica también en la inefectividad de la página web creada para obtener turnos para las personas de la tercera edad y su atención, la ausencia de prioridad para el personal de primera línea, el secretismo en torno al plan.
Y, en medio de toda esa opacidad, los nuevos funcionarios que llegaron a Carondelet en este mes intentan defender y aclarar lo que sucede alrededor de las vacunas.
El secretario General, Nicolás Issa, brinda información personalizada por Twitter; el secretario de Gabinete, Jorge Wated, transparentó la lista de ministros vacunados; e, incluso, la vicepresidenta María Alejandra Muñoz, reapareció ante los medios para exigir transparencia y orden en el proceso.
Un gabinete que se desmorona
La otra gran arista en las dificultades que atraviesa el gobierno central es la ausencia de un equipo de gobierno sólido. Con tantas bajas y encargos dentro del gabinete ministerial, se evidencia que Moreno no tiene colaboradores cercanos a los que recurrir.
Solo en lo que va de marzo, el Mandatario ha nombrado a ocho funcionarios para nuevos puestos, para cubrir los 'baches' del Ejecutivo:
- Rodolfo Farfán, como ministro de Salud.
- Gabriel Martínez, como ministro de Gobierno.
- Jorge Loor, como ministro de Transporte.
- Jorge Wated, como secretario General de Gabinete.
- Marcelo Mata, como ministro de Ambiente.
- Carlos Luis Tamayo, como presidente del Directorio del IESS.
- Manuel Mejía Dalmau, como canciller.
- Mauro Falconí, como último ministro de Salud.
Además, ante la reciente renuncia de Caridad Vela, Moreno encargó la Secretaría de Comunicación al ministro de Telecomunicaciones, Andrés Michelena. Esta es la tercera ocasión, en este periodo, en la que el funcionario ocupa ese despacho, por el que han pasado otros cinco secretarios.
Con estos cambios, el Mandatario ha tenido alrededor de 170 funcionarios que han pasado por el gabinete en tres años y diez meses. Pero, pese estos cambios y al distanciamiento que ponen entre sí el presidente Moreno y su antecesor, la mayoría de funcionarios han tenido vínculos con el correísmo.
Según un cálculo hecho por Julián Estrella López, de todos los ministros y secretarios de Estado que han pasado por el gabinete en estos cuatro años, los correístas representan un 70% (entre exfuncionarios, correístas y personas que llegaron con Moreno).
Una gobernabilidad inalcanzable
Un tercer eje que debilita a la administración central es la imposibilidad del Gobierno de lograr consensos y respaldos en el Legislativo. El desmoronamiento del oficialismo, hasta su desaparición, dejó solo al Primer Mandatario.
Por lo que los proyectos de ley que el gobierno requiere, incluso para cumplir con sus acuerdos internacionales y recibir recursos de los organismos multilaterales, son difíciles de concretar y quedarán en manos de la siguiente administración.
Precisamente el presidente Moreno anunció el envío, por tercera ocasión, del proyecto de ley de defensa de la dolarización a la Asamblea, que ha sido devuelto en dos ocasiones por el Legislativo.
Pero hay reformas como la tributaria, laboral y de la seguridad social que no alcanzarían a ser tramitadas, aunque se las envíe inmediatamente, por la falta de voluntad política y acuerdos.
A esto se suma la intención de la Asamblea de enjuiciar políticamente a funcionarios como el ministro del Trabajo, Andrés Isch, que podría ser censurado y perder el puesto, como sucedió con María Paula Romo, la operadora política de Moreno.
Ese no es el único juicio político en curso, pero los demás son contra funcionarios que ya dejaron el gabinete, e incluso el país, como el exministro de Salud, Juan Carlos Zevallos.
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