Tres mujeres unidas por el amor al diseño y la ilusión de una Navidad cálida e irrepetible
Belén, Yolanda y Elena (BYE) esperan la Navidad manos a la obra. Hace tres años se juntaron para compartir su amor por el trabajo manual, experimentar y aprender técnicas. Su misión es crear piezas únicas utilizando materiales nobles que envuelven con talento y cariño.
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Madera, yute, telas de algodón, ramitas y cualquier elemento que les provea la naturaleza se convierte, en las manos y la imaginación de estas mujeres, en un material potente. Llevadas por una creatividad y el don del trabajo manual crean objetos decorativos con un solo objetivo: que sus clientes tengan espacios cálidos para vivir su Navidad.
Lo suyo es un trabajo de experimentación. Con una semilla pueden hacer un personaje navideño que no solo se ve bien, sino que, además, perdura en el tiempo. "Uno puede decir, mira qué lindo trabajar con una piña, por ejemplo, pero hay que pasarla por un proceso para que a más de verse bien prevalezca en el tiempo", aclara Elena Terán, el corazón creativo del equipo. "Lo que Elena no puede hacer no existe bromea su hermana Belén".
La sociedad ocurrió por coincidencia: tenían tiempo disponible, amor por la decoración e ilusión por la Navidad. De niña Elena estaba siempre cerca de su padre. Aquella pequeña no quitaba los ojos de la madera mientra sus papáe la trabajaba. Incluso, antes de que él se lo pidiera, le alcanzaba el cepillo para lijar. En su época escolar, Yolanda participó en un cuanto curso vacacional estaba disponible. Ahí aprendió varias técnicas de costura y pintura que hoy practica y reinventa. Belén se confiesa menos hábil para las manualidades, pero tiene una mirada aguda de las tendencias, por eso quisiera que sus productos estén en Pinterest.
La creatividad es un ejercicio de prueba, error y acierto
Las técnicas no siempre resultan y la experimentación se toma el taller de BYE. El trabajo se vuelve una suma de cose y descose; de pega y despega; de pinta y cambia el color. Los procesos creativos son eso: la suma de muchos errores y aciertos. Con la mente enfocada en un objetivo, las manos trabajan a rienda suelta. El proceso al final da frutos. Aquello que visualizaron se materializa y trasciende a un plano que está más ligado a las emociones que al consumo.
Con la guía de Elena, el grupo se resiste a hacer objetos en serie y a copiar ideas de colegas. Eso no existe en BYE. Cada producto resulta de un experimento único. Esto ocurre con las coronas y los árboles de Adviento, con los muñecos de jengibre que decoran el árbol de Navidad, con los centros de mesa... con todo. Cuando la imaginación es tan amplia no hay lugar para la repetición.
Los magos del siglo XVI decían que soplar un diente de león cumplía deseos. Ordenar una pieza con BYE surte el mismo efecto. El concepto de la marca está enfocado en ayudar a que sus clientes tengan espacios cálidos para recibir a quienes aman en Navidad. ¿A quién va a recibir estas fechas?
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