18. Todo lo que hicimos durante 10 años para dañarla
20 años de dolarización
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Lo más grave fue la insistencia por parte del gobierno sobre los supuestos problemas que causaba la dolarización. Un discurso que, a pesar de toda la maquinaria de propaganda del gobierno, no caló nunca entre los ecuatorianos, pero pudo haber hecho mucho daño.
Uno. Se llegó a intentar reemplazar el dólar con una moneda propia. Disimuladamente. Recuerde usted cuando se lanzó el dinero electrónico del Banco Central, la idea detrás de eso era pagarles a los funcionarios públicos a través de su chauchera electrónica, con dólares electrónicos que no eran realmente dólares. Por suerte la idea fracasó porque la gente hizo saber de distintas maneras que quería dólares de verdad.
De hecho, aún llegando a regalar esos dólares con la devolución del IVA, fueron muy pocos los ecuatorianos que abrieron y usaron esa billetera electrónica. Probablemente la gente ha desarrollado una inteligencia monetaria que les hizo comprender la trampa, aún sin ser experta en teoría monetaria
Dos. Olvidamos el precepto de las vacas gordas y las vacas flacas, es decir ahorrar en épocas buenas para ayudarse en épocas malas. Cuando el precio del petróleo estaba muy alto gastamos hasta el último centavo, y cuando cayó (a 30, 40 ó 50 dólares) empezamos a endeudarnos sin control.
Y como las deudas del gobierno de Ecuador no tienen riesgo de devaluación y están respaldadas por el petróleo, se consiguieron aún más créditos por el hecho de estar dolarizados. Y luego, inevitablemente tuvimos que ajustarnos el cinturón lo que nunca es agradable.
Claro, ahí se empezó a decir desde las altas esferas, que hubiera sido bueno tener moneda propia para poder imprimir dinero y devaluar, porque la dolarización era una traba que dificultaba el ajuste. Pero el problema no era la dolarización, sino la falta de prudencia y los enormes excesos en las finanzas públicas.
Tres. Ecuador es un país artificialmente caro por las decisiones de gobierno, lo cual es un problema en dolarización porque no hay ni la inflación ni la devaluación para corregirlo. Y así lo hicimos: el salario básico está en 400 dólares, que se acerca en realidad a los 550 dólares si se incluyen los décimos, fondo de reserva e IESS, lo que ciertamente es muy elevado para una economía de baja productividad.
Ojalá que los salarios fueran muchísimo más altos para todos, pero la única manera sostenible y real de que esto ocurra es que seamos mucho más productivos. Subir los salarios por decreto tan sólo provoca que haya mucho empleo informal y de baja calidad.
La pregunta es muy simple, ¿cree usted que la tienda o la ferretería de la esquina pueden pagar esos sueldos? Obviamente no. ¿Por qué son malas personas? No, la razón es que el negocio no da para eso, porque genera poco valor como para poder repartir tanto. No lo olvidemos: todos queremos que los salarios sean mucho más altos en el país, pero la única manera es aumentar la productividad, producir más y mejor.
El Gobierno hizo todo lo posible para afectar a la dolarización, pero ahí sigue muy sólida.
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