9. Las cuatro plagas de finales del siglo XX
A finales del siglo XX Ecuador tenía todos los ingredientes de un sistema monetario débil. Una moneda que era frecuentemente manipulada por los políticos, con una inflación media en los 90 de más del 40%. Un sistema bancario débil y fragmentado, muy vinculado a créditos que fueron dados a los mismos grupos empresariales, y una economía poco competitiva que dependía del petróleo. Y un entorno político muy frágil.
20 años de dolarización
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Además, en 1997 y 1998 caen sobre el país una serie de plagas: poco antes la Guerra con el Perú, la crisis internacional, el Fenómeno del Niño -de una magnitud que solo hemos tenido dos similares en los últimos 40 años- y el precio del petróleo por debajo de 10 dólares el barril.
Se ven afectados el Gobierno (por el petróleo), la banca (porque muchas personas y empresas, sobre todo en la Costa por El Niño, no pueden pagar sus deudas y otros retiran sus fondos por desconfianza) y las empresas privadas (por todos los efectos combinados).
Muy complejo. Y a esto se agregan otros factores: un gobierno “adormecido” luego de la firma de la paz con el Perú, muy malas decisiones políticas como el impuesto del 1% a la circulación de capitales, etc.
Enfaticemos que la gente fue perdiendo aceleradamente la confianza en el sucre. Quiebran algunos bancos pequeños y luego entre noviembre 1998 y marzo 1999 dos enormes como Filanbanco y el Progreso. El valor de cada dólar sube en pocos meses de 5.000 a más de 10.000 sucres. Todo apunta en la misma dirección: desconfianza y deterioro económico.
Entonces surge una decisión terrible: el congelamiento de los depósitos en marzo, como una clarísima violación a la libertad de la gente y de los bancos de tomar sus propias decisiones.
En consecuencia, se generan impactantes dramas humanos, tras esta decisión. Para el gobierno es manera de ganar tiempo pero ¿para qué? …
Para muy poco, ya que seis meses más tarde, cuando el descongelamiento arranca tímidamente, la reacción es la misma que al inicio. Nada ha cambiado: desconfianza en la moneda y en el sistema bancario.
Y es que en medio también surgió la noticia de graves vinculaciones financieras entre el gobierno y el banco del Progreso. La gente está dispuesta a aceptar sacrificios, pero no a sentirse abusada.
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