Lactancia materna, una necesidad de alimentación y afecto
Cuando escuche que la leche materna es el alimento más completo porque disminuye la morbilidad infantil y el riesgo de que la madre y el niño sufran enfermedades oncológicas o crónicas, créalo. Durante la lactancia, el niño recibe todas las vitaminas, minerales, enzimas y anticuerpos que necesita para crecer sano. Dar de lactar es un ejercicio de alimentación y afecto que marca la vida de los bebés.
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María tiene dos hijos. En su primera experiencia, la lactancia no resultó. Su bebé no “agarró el pecho” y ella sintió que le falló. En su segundo embarazo estaba segura de que se reivindicaría, pero no fue así. ¿Por qué ocurrió esto?
Las especialistas en el tema, consultadas para este artículo, apuntan a una misma dirección: la madre debe confiar en que su cuerpo está dotado y es capaz de producir el alimento que su hijo o hija necesitan. Esta convicción y la información adecuada sobre esta etapa marcan el éxito de la lactancia.
Angelique Amory, Médico general y consultora de lactancia certificada en Perú, recomienda a las mujeres prepararse leyendo o ir a una consulta con especialistas y grupos de apoyo en caso de que tengan alguna dificultad.
"Los bebés quieren estar estar pegaditos a mamá porque es su lugar natural y sienten que cuando están ahí, están seguros"
Jenny Zambrano, miembro de la Liga de la leche Ecuador
La lactancia es un camino que la madre y el niño o niña deben recorrer solos, sin intermediarios y sin opiniones ajenas que, con el afán de ayudar, pueden hacer mucho daño. Así de claro lo dice Jenny Zambrano, miembro de la Liga de la leche Ecuador, uno de los grupos a los que acuden las mamás en busca de acompañamiento y consejos.
“Amamantar a un niño no es solo darle de comer. Implica también establecer un vínculo con ese ser que se siente seguro en el regazo de su madre, mientras escucha su voz y los latidos de su corazón. Ellos (los bebés) quieren estar pegaditos a mamá porque es su lugar natural y sienten que cuando están ahí, están seguros”, comenta Zambrano.
La leche materna tiene todos los aminoácidos que necesita el cerebro del niño para su desarrollo óptimo. Pero, además de este, hay varios beneficios que usted debe conocer.
“Mi hijo llora porque se queda con hambre y tengo que darle fórmula”.
Es una frase muy recurrente que esconde una de las razones por las que muchas madres introducen biberón y, en la mayoría de los casos, confunden al bebé.
Frente a esto, la consultora en lactancia, Jennifer Bertha, explica que el llanto del bebé no siempre es señal de hambre. “Las mamás deben saber que el bebé también llora porque puede haber un pañal sucio, una molestia en la etiqueta de la ropa o sencillamente la necesidad de estar cerca de quien le dio la vida”.
Si se comete el error de asociar todo el llanto del niño o niña con necesidad de comer, es muy probable que entre en escena el tetero y la lactancia fracase. Para que esto no ocurra, es necesario saber que, en los días posteriores al parto, la mamá solo produce el llamado calostro. Esta es la primera leche, cuya función es limpiar el intestino del bebé e inmunizarlo contra los microrganismos y bacterias del mundo exterior. Ese calostro llega en poca cantidad, “pero eso es suficiente para el pequeño estómago del bebé”, recalca Amory.
En este escenario, Jenny Zambrano, de la Liga de la leche Ecuador, hace un llamado a las madres a pensar que cada onza de biberón que ofrecen al bebé es una onza de leche materna que deja de producir. “La lactancia debe ser a libre demanda del bebé, sin horarios para que el niño o niña pueda tomar del pecho de mamá lo que necesita”, explica.
El estrés prolongado, un gran enemigo
La prolactina es la hormona que produce la leche y se estimula con la succión del bebé, pero también entra en juego una segunda hormona: la oxitocina. Esta se encarga de que la leche salga del pecho. Si la mamá está muy estresada, tiene mucha carga laboral o se enfoca demasiado en otros problemas que pueden surgir, la oxitocina no se libera en adecuada cantidad. De esta manera una mujer que en principio puede tener mucha producción de leche, ve afectado ese flujo si se somete prolongadamente a estrés, depresión o miedo
Un camino que suele estar lleno de mitos
Si el niño está en el pecho constantemente, el seno va a estar permanentemente estimulado y se va a vaciar en su totalidad. Y esta es la clave de la producción de leche. Las madres deben comprender que la lactancia no es algo que viene de afuera o se estimula con aguas de hierbas o tés. La mamá debe tomar agua a su punto de sed y, ciertos especialistas, recomiendan beber líquidos luego de cada mamada.
Es importante saber que la leche materna es un filtrado del plasma sanguíneo. Se produce de la sangre de la mamá. Sobre esa base, Amory es clara al asegurar que lo único que llega a la leche materna son la cafeína las bebidas alcohólicas y las sustancias estupefacientes. En este punto, subraya que muchas infusiones de plantas como el paraguay –que según la creencia popular ayuda a producir más leche- contienen altos niveles de cafeína que pueden irritar al bebé.
En el camino de echar por tierra los mitos sobre la producción de leche, las expertas hacen algunas advertencias:
- El tamaño de los senos no determina la cantidad de producción de leche.
- Las madres con senos más grandes pueden tener mayor capacidad de almacenamiento. Es probable que aquellas que tengan senos pequeños deban dar de lactar más seguido.
- Cuando ha ocurrido un evento que altera la cotidianidad madre-niño, pueden darse las denominadas huelgas de lactancia en las que el bebé no quiere mamar. Hay que manejar la situación de forma amorosa y paciente.
- Otra crisis puede ser la alimentación en bloque, que es cuando el niño quiere amamantar por largos periodos para luego descansar por un tiempo prolongado.
- También existen las llamadas crisis de lactancia durante las cuales los niños quieren mamar muy frecuentemente y se cree que su objetivo es aumentar la producción de leche de la madre.
- Hay varias posiciones para dar de lactar. La mejor es aquella en la que madre y niño están cómodos.
- No hay tiempos determinados para las mamadas. Lo importante es que el niño vacíe al menos uno de los senos de la madre.
- No comparar al niño o niña con el de la prima, vecina o hermana. Cada niño es diferente y establecerá un vínculo único con su mamá.
Alimentación saludable en tiempos de lactancia
Los primeros días del posparto, la mamá debe alimentarse evitando grasas y condimentos. Pero luego puede retomar su dieta habitual, la cual debe ser balanceada.
El menú diario de una mamá durante lactancia puede contener carbohidratos complejos como quinua, frejoles; además de fuentes de proteína como las carnes; frutas, vegetales y las llamadas grasas buenas como aguacate y nueces, por ejemplo.
La mamá puede ingerir dos colaciones adicionales a las tres comidas (desayuno,almuerzo y cena): una a la media mañana y otra a la media tarde. “Se recomienda un vaso de yogurt con una porción de pan integral; o granola con leche. Pero no debe recurrir a comida poco saludable o “chatarra”, recomienda Amory.
Por lo tanto, la lactancia no es un comodín para subir de peso, como tampoco lo es el embarazo. En este aspecto es importante considerar que la ingesta adicional de calorías dependerá del estado nutricional de la madre y las necesidades del bebé.
Hay que tener especial cuidado con “ponerse a dieta”, ya que no hace falta. La consultora de lactancia, Angelique Amory, aclara que mientras una mujer está dando de lactar gasta en promedio 500 a 700 calorías diarias. “Dar de lactar a un bebé durante las 24 horas equivale a hacer 45 minutos de zumba o a caminar durante 60 minutos”, anota.
El apoyo de la familia es crucial
La pareja es quien hará la labor de contención. Pondrá reglas y tiempos de permanencia a las visitas: inclusive ayudará a la madre a tomar la decisión de postergarlas para cuando ella se sienta lista. Las demandas del bebé puede resultar agobiantes y es necesario que esta persona esté pendiente de la comida o el baño, actividades tan cotidianas que pueden verse restringidas para mamá.
La lactancia puede tener complicaciones
El primer signo de alarma es el dolor persistente. Una de las causas de que esto ocurra es la confusión de succión. Es decir que el bebé no sabe cómo agarrar el pecho, porque también está tomando biberón, entonces se confunde y rechaza el pecho materno a mediano o largo plazo.
Otra complicación frecuente para los consultores de lactancia son las grietas del pezón. Generalmente las causa el mal agarre o la forma equivocada en la que el bebé toma el pecho. “Otros motivos pueden ser una mala técnica de lactancia o que el bebé, a nivel de la anatomía de la boca, tenga frenillo sublingual”. Por eso hay que investigar con un especialista qué está pasando”, recalca Amory.
Frente a estas complicaciones hay dos caminos: acudir a la especialista en lactancia e informarse adecuadamente sobre las posiciones y formas de amamantar al pequeño. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) cuenta con un catálogo que puede ser de gran ayuda.
“Lo que nos indica una baja producción de leche es una disminución de peso y escasez de deposiciones del niño o niña, por un tiempo prolongado”
Jennifer Bertha, Consultora de lactancia
Para Jennifer Bertha, consultora de lactancia, la baja producción de leche es un tema que también preocupa a las madres que acuden a ella buscando un apoyo acertado durante esta etapa. Ella es tajante al decir que la cantidad de leche que una mamá produce no se mide por el número de veces que el bebé come. “Lo que nos indica una baja en la generación de leche es una disminución de peso y escasez de deposiciones del niño o niña, por un tiempo prolongado”.
Una alimentación balanceada, el apoyo de la familia, la información previa y la no creencia en mitos son sin duda pilares imprescindibles en la lactancia. Pero es la certeza de que cada mamá y cada bebé tienen un ritmo propio y único, la llave maestra hacia un proceso más amoroso y afable.
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