2. El dinero basado en metales. (¡Oro y plata tan atractivos!)
20 años de dolarización
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En la práctica, sucedía algo muy sencillo: cada uno llegaba con sus productos, pero además con su moneda de intercambio. Había trueque de productos contra productos. Pero en el mundo más sofisticado se intercambiaba dinero contra dinero: oro contra spondylus, sal contra pepas de cacao, etc. Y cuando alguien ya había adquirido la moneda del otro grupo, le compraba directamente sus productos. Igual que hoy se intercambian dólares por euros si un ecuatoriano quiere hacer compras en Europa.
Cuando se intercambia dinero por dinero entre grupos diversos, sucede algo inevitable y repetido en toda la historia de la humanidad: la gente se da cuenta de que no es bueno que existan demasiadas monedas porque los intercambios se vuelven difíciles. Por ejemplo, en una tribu pueden haber recibido pepas de cacao a cambio de sus spondylus, pero cuando más tarde salen en busca de quien les reciba esas pepas de cacao para nuevos intercambios, esto puede tornarse difícil porque no necesariamente encuentra muchos grupos interesados en ellas.
El reino de los metales
Resultado: se acaba privilegiando un solo tipo de dinero (bien) que gusta más a todos. No solo les gusta en términos de atractivo personal, sino de facilidad de su uso en lugares variados del mundo. Y ahí pierden inevitablemente su atractivo algunas formas de dinero: la sal no sirve en lugares húmedos, o la spondylus quizás no es útil ni apreciada en lugares lejanos.
La historia nos muestra que hay un “ganador” casi permanente: los metales, principalmente el oro o la plata. Su atractivo radica en que reúnen algunas cualidades:
- En el peor de los casos pueden ser usados para otras funciones (joyería, decoración … ¡o dientes de oro!).
- Son muy resistentes en temperaturas y entornos geográficos diversos, perduran en el tiempo y son de los elementos menos corroíbles lo cual facilita el ahorro.
- Son suficientemente escasos.
- Pueden compartirse en cantidades grandes (lingotes) o pequeñas (piedritas mínimas).
- Están presentes en distintos lugares.
Así es como los metales se tornan dominantes en el mundo. Tanto que en Ecuador decir “no tengo plata” es sinónimo de “no tengo dinero”, pues durante siglos la plata fue usada como dinero.
Lo mismo sucederá más tarde con las monedas nacionales, algunas se tornan dominantes frente a las otras: el real español, la libra esterlina, y actualmente el dólar americano. Solo una moneda tiende a predominar en cada época, y su ascenso o declive responde a cuan bien cumple con las funciones del dinero.
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