Las calificaciones de Ecuador luego de perder con Corea del Sur

Fue un actor secundario de los goles surcoreanos. En el primer gol, no salió a cortar rápidamente, quizás sorprendido de que Valencia no marcara al atacante rival. En el segundo, no pudo ayudar a evitar el tanto porque se regaló antes de hora al abandonar el área chica. En el tercero, es verdad que fue el único que intentó hacer algo para impedir el cabezazo del coreano. Pero debió advertir a sus defensas de que había un jugador enemigo sin custodia en el centro.

Quedó regalado en la jugada del segundo gol coreano en apenas dos movimientos. En general, tuvo problemas cuando los asiáticos le ganaban las espaldas. No logró aportar con contundencia en el ataque.

Le tocó ser el líder de una defensa de gelatina. Con los chicos De la Cruz fuera de onda y con Valencia transmitiendo los nervios de un adolescente que espera el resultado de una prueba rápida de embarazo, fue agobiado por el exceso de responsabilidad. En el segundo tiempo entró su socio García y se asentó mejor, aunque de todos modos cayó el tercer gol.

Fue el protagonista de una película de terror. Le ganaron las espaldas en el primer gol coreano, pero también en otras jugadas. Hasta un túnel le hicieron. En el segundo tanto, simplemente no estaba en su puesto. No regresó para el segundo tiempo. La imagen de Lee Yong-Hun se le aparecerá en sus pesadillas.

En los primeros 30 minutos, parecía una estación de peaje abandonada. Los coreanos pasaban y pasaban, sin oposición. También falló en los pases, incluso algunos sencillos.

Tuvo mucho trabajo limpiando la media cancha, pero no siempre salió airoso. Realizó algunos pases con acierto, pero en otras ocasiones los coreanos cerraban bien sus filas y no dejaban que la pelota se filtre entre líneas.

Ecuador caía 2-0 cuando por fin logró dar salida a Ecuador. Se juntó en corto con Nilson Angulo y Maiky De La Cruz para obtener profundidad por fuera, pero no siempre fue lo más acertado. Lució más cuando los rivales se replegaban y, ahí sí, había espacio para trasladar la pelota. Sus disparos de larga distancia son dignos del fútbol... americano: la pelota siempre va a la tribuna.

En esta ocasión, no tuvo una sola oportunidad para mostrarnos su fantástica pegada. Encaró poco, pese a sus esfuerzos para empujar al equipo al ataque.

En el momento más oscuro de Ecuador, prendió una luz en el camino con su jugada personal y el penalti que se inventó. Es un monumento a la picardía. Pero debe meditar sobre su mayor defecto: se enamora de sus propias jugadas, lo que le impide soltar la pelota a su compañero en mejor posición.

¿Jhojan Julio, eres tú?

Luchó como un león, pero nunca le llegó esa jugada para reventar las redes. Arrastró marcas e hizo pases con maestría. Tuvo personalidad en el cobro del penalti.

Entró en el segundo tiempo y le dio solidez a la defensa. Claro que, de todos modos, la zaga era un colador y cayó un gol cuando apenas estaba entrando en calor.

Le dio más empuje a Ecuador, pero interiorizó demasiado el juego en lugar de pegarse a la raya. Eso facilitó las tareas de marca de los rivales.

Es un misterio que García haya sido suplente. Si estaba en condiciones, debió ser titular. Ahí se perdió el partido en un 80 por ciento. Otra vez, los laterales le fallaron. Y, otra vez, el equipo pagó caro por desatenciones increíbles. Es verdad que Ecuador genera mucho fútbol y tiene jugadores de buen nivel, pero en esta ocasión no logró crear jugadas de verdadero peligro.