La reserva Antisana cumple 26 años
Imagen de archivo de 2013 con la vista panorámica del volcán Antisana.
Ministerio del Ambiente, Flickr
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La institución apuntó que en la reserva "sin duda, el volcán Antisana es uno de sus principales atractivos", rodeado de enormes exteriores de páramos y que "casi siempre está cubierto de nieve".
El Antisana es un majestuoso y misterioso volcán en la cordillera Oriental y el núcleo de esta área protegida en cuyo interior hay páramos y bosques andinos orientales.
Los paisajes de esta reserva y del vecino Parque Nacional Cayambe - Coca están marcados por la actividad volcánica del Antisana, cuya última erupción fue de tipo lateral y ocurrió en la caldera de Muertepungo hace 300 años.
Las minas de piedra que se encuentran cerca y dentro del área son otros testimonios de esta actividad. Tras las erupciones se formaron flujos de lava que eventualmente se solidificaron y dejaron huellas indelebles en el paisaje.
Los flujos de lodo o lahares, productos del deshielo violento durante las erupciones, también han dado lugar a formaciones vegetales especiales con extensiones de líquenes en medio del pajonal.
La actividad volcánica, el paso y retroceso de los glaciares y la evolución han creado en su territorio paisajes impresionantes y una vida silvestre muy diversa, según la sección de Áreas Protegidas del Ministerio de Ambiente.
Como espejo del volcán está la laguna de la Mica, desde donde llega parte del agua de la capital ecuatoriana, Quito.
Aparte de la laguna, hay zonas pantanosas donde el agua se anega en época lluviosa, formando lagunas estacionales como la Santa Lucía o la Mauca Machay.
En la reserva nacen los ríos que luego se deslizan por las laderas orientales y van a alimentar los ríos Coca y Napo; en el valle del Tambo hay aguas termales.
La reserva ecológica Antisana, declarada así en 1993, se extiende sobre 120.000 hectáreas con rangos de altitudes entre 1.400 y 5.758 metros.
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