China: Test masivos, confinamientos rápidos y aislamiento son clave
El 5 de mayo el "Mercado El Arenal", en Cuenca, volvió a abrir sus puertas al publico.
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Wuhan y toda China adoptan medidas que parecen ser efectivas para controlar el virus y frenar su propagación.
Entre ellas, realizar inmediatamente test masivos donde surja algún brote, confinar las zonas afectadas y mantener en cuarentena a todos los contactos cercanos a los contagiados.
Para algunas de ellas se requiere quizás disponer de la gran capacidad de organización del gigante asiático.
Esta le permite levantar centros de cuarentena en tres días o hacer dos millones y medio de pruebas en una ciudad en un día.
Otras son más de sentido común. Por ejemplo, el continuo uso de las mascarillas.
Incluso en ciudades como Wuhan, que llevan desde mayo sin casos, los controles de temperatura en todos los lugares públicos o la necesidad de mostrar un código verde en las aplicaciones de salud del móvil para poder entrar a cualquier parte.
China ha ido perfeccionando con el tiempo estas medidas y mejorando su capacidad de respuesta ante cualquier rebrote.
Ello le ha permitido tener bajo control hasta el momento los originados recientemente en tres provincias del norte del país, los peores desde marzo pasado.
Test a millones de personas al día
En cuanto se detecta un brote en algún lugar de su enorme territorio, se aisla toda su área.
También se rastrean todos los contactos cercanos de los contagiados y se les pone lo más pronto posible en cuarentena bajo observación médica.
Además, para descartar la posibilidad de que algún contagiado —sobre todo las que no han mostrado síntomas y por tanto desconocían tener la enfermedad— se hubiese desplazado a algún otro barrio de la ciudad, se hacen pruebas de ácido nucleico a millones de personas en otras partes.
Así sucedió recientemente, por ejemplo, en Pekín.
Allí, tras sendos brotes en los distritos de Shunyi, en el noreste, y Daxing, en el sur, se han hecho test a todos los millones de habitantes de los céntricos distritos de Doncheng y Xicheng, bastante alejados de las zonas infectadas.
Esas pruebas no detectaron, en el caso de la capital, ningún contagiado en esos distritos del centro, pero sirvieron para saber a ciencia cierta que el virus seguía bajo control.
Los test masivos permitieron también atajar el brote del pasado junio en uno de los mayores mercados de Pekín.
Entonces se analizó a más de 10 millones de personas —la mitad de la población de la ciudad— para contener una infección que provocó 300 casos en la capital.
Para este cribado masivo, los expertos suelen incorporar cinco o incluso diez muestras en un solo análisis de modo aleatorio.
Si las muestras de un grupo dan positivo, se realizan de nuevo análisis a cada uno de sus integrantes.
Las pruebas que se hacen de modo obligatorio entre la población de una ciudad o una zona rural son gratuitas.
Para quienes quieran hacérsela voluntariamente, el coste se sitúa en torno a unos 120 yuanes en Pekín (unos 15 euros) y 80 yuanes en Wuhan (10 euros).
Con todo, por mucho que se analicen juntas cinco o diez muestras, hacerlo a millones en pocos días requiere un despliegue logístico formidable.
Se levantan centenares de carpas en varios puntos de la ciudad, junto a vehículos, estadios y otros lugares públicos.
Allí se recogen las muestras y para analizarlas se emplean laboratorios móviles instalados en camiones, autobuses o incluso inflables.
Uno de esos laboratorios inflables, bautizados "huoyan" (ojo de fuego, en mandarín) se empleó en Wuhan, donde en mayo, un mes después del fin del confinamiento, se detectó un rebrote con seis casos que llevó a analizar en diez días a sus 11 millones de habitantes.
En esas pruebas, en las que la ciudad gastó 900 millones de yuanes (USD 140 millones), se detectaron 300 casos asintomáticos, que fueron rápidamente aislados.
Gracias a ello, Wuhan consiguió estar libre de casos de Covid desde entonces hasta la actualidad.
La prioridad es realizar el mayor número de pruebas en el menor tiempo posible para poder identificar y aislar los contagios antes de que la situación empeore.
La semana pasada el Gobierno de Pekín estableció que las ciudades con menos de 5 millones de habitantes deberán ser capaces de hacer cinco millones de test en dos días.
Y las más grandes tendrán que ser capaces de analizar a toda su población en un máximo de cuatro jornadas.
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