Wimbledon y el drama de sus horarios
Wimbledon ha tenido una serie de complicaciones en sus horarios por la falta de luz, por las condiciones climáticas e incluso por el toque de queda durante el torneo.
Novak Djokovic le da la mano a Hubert Hurcacz, después de ganar su cuarto partido en Wimbledon, el 10 de julio de 2023.
EFE
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Tenista como Novak Djokovic se han visto afectados. El domingo 9 de julio, serbio enfrentaba al polaco Hubert Hurkacz en los octavos de final del torneo, pero por el toque de queda que impera en el barrio durante el torneo, el encuentro debió terminar este lunes 10.
Es en este punto cuando los espectadores se desesperan. La decisión de no molestar a los vecinos es comprensible, pero los dardos van hacia la dirección del torneo, que decide comenzar la jornada en la pista central a las 13:30 (hora local), es decir, nueve horas y media antes del cierre y con tres partidos por delante, dos de ellos con posibilidad que se extiendan durante cinco sets.
La posición de Wimbledon es que "dará tiempo a que se jueguen", pero si no, se trastoca toda la jornada del día posterior, porque una de las reglas es que un partido suspendido debe reanudarse al día siguiente en segundo turno y a poder ser en la misma pista.
El domingo 9 de julio se dieron todos los condicionantes para que no acabase la jornada prevista. Rublev y Bublik se fueron hasta los cinco sets y Swiatek y Bencic jugaron durante tres horas. Djokovic saltó a la pista a las 21:00 (15:00 de Ecuador) sabiendo que era prácticamente imposible que acabase su encuentro.
Es la pescadilla que se muerde la cola y el duelo de Djokovic, con 2-0 para el serbio, se reanudó este lunes después del encuentro de Rybakina y antes del de Jabeur y el de Carlos Alcaraz contra Matteo Berrettini. Si los partidos vuelven a irse largos, volverá a suspenderse la jornada y el partido de Alcaraz pasaría al martes.
"¿Por qué no se empieza antes?", preguntan los aficionados.
Responde Sally Bolton, la presidenta ejecutiva del All England Club: "Históricamente, durante muchas décadas, hemos empezado alrededor del mediodía. Porque queremos que la gente tenga tiempo para estar en la pista y que cuando los jugadores salgan esta ya esté llena. También porque cuando la gente compra un ticket para Wimbledon, quieren experimentar cómo es el club, ver las pistas exteriores, comer algo, coger fresas con crema".
Curiosamente Andy Murray, el gran favorito local, fue uno de los grandes perjudicados por las decisiones del torneo, ya que su partido de segunda ronda contra Stefanos Tsitsipas fue suspendido por falta de tiempo con 2-1 a favor del británico y cuando se reanudó al día siguiente, en condiciones completamente distintas, con sol y sin techo, el griego remontó.
"Wimbledon toma sus decisiones", comentó Murray, que pese a no cargar contra el torneo deslizó las dos razones por las que esta norma no se cambia.
"No se tiene en cuenta únicamente lo que es mejor para los jugadores. Hay obviamente otras cosas; televisiones, vips... Tienen todas esas cosas en cuenta para tomar la mejor decisión", añadió el escocés, que aseguró que pidió no jugar en el último turno del día porque era consciente de que el partido no se acabaría.
Y es que, además de los vips, que prefieren entrar a la pista después de comer, está el tema de las televisiones, en concreto la BBC, que es la que retransmite el torneo en el Reino Unido.
Hace dos años el torneo se plegó a la cadena pública y retrasó el inicio de la acción en la pista central media hora e introdujo parones de 20 minutos entre partido y partido para hacer que los mejores encuentros se retransmitieran lo más tarde posible, en horario de 'prime time'.
"No", responde Bolton al ser preguntada sobre si es la BBC la que impide que los partidos comiencen antes, para más tarde dejar ver que su opinión es una de las que más peso tiene.
"Es uno de los entes a los que consultamos, pero no tiene una opinión directa en el inicio de la jornada", agregó.
Bolton también aseguró que no han intentado ni van a intentar acabar con el toque de queda, como ya ocurrió en Roland Garros, donde ahora existe sesión nocturna, como en Melbourne y Nueva York, y se juega hasta altas horas de la madrugada.
Los aficionados, que pagan unos 200 euros (USD 219) por asistir a la pista central, son otros de los grandes afectados, ya que pagan por partidos que no van a ver acabar. Sin embargo, lo aceptan con deportividad, a diferencia, por ejemplo, de París.
Parece imposible que se repita una situación como la que se vivió en la capital parisina, cuando en junio de 2021, aun con restricciones por Covid-19 que obligaban a los franceses a estar en casa las 23:00, Emmanuel Macron permitió que el toque de queda se suspendiera para que diera tiempo a terminar la semifinal entre Rafael Nadal y Novak Djokovic.
En Wimbledon, donde la mayoría de casas colindantes al torneo son ocupadas durante tres semanas por jugadores y sus equipos, con precios desorbitados ante la gran demanda, el ayuntamiento local no permite que se sobrepase esas 23:00 para no molestar a los vecinos, que en muchas ocasiones están fuera de Londres disfrutando del alquiler cobrado.
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