El tenis ecuatoriano supera la crisis del coronavirus con autogestión
Imagen aérea del Club Arrayanes de Quito. Así lucen las canchas de tenis en la mayor parte del país: vacías.
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Desde el 16 de marzo, cuando el Gobierno decretó la cuarentena, todos los centros donde se practica el tenis en el país fueron cerrados y las canchas públicas quedaron abandonadas.
Esto dejó sin actividad física a miles de ecuatorianos y generó una crisis económica en varias familias que obtienen recursos alrededor del deporte blanco. Entrenadores, cancheros, pasabolas y boleadores, perciben ingresos de acuerdo a su trabajo diario en distintas canchas del país.
Algunos entrenadores tienen sueldos fijos, pero completan sus ingresos con clases privadas, por las que cobran entre USD 10 y 30. Los cancheros también tienen contratos, pero ante la pandemia algunos clubes y academias optaron por suspender sus pagos, disminuir su sueldo o liquidarlos.
Los pasabolas, boleadores y entrenadores independientes también están en un momento crítico, pues su ingreso personal depende de lo que trabajen diariamente. Los pasabolas cobran entre USD 5 y 10 por partido. Los boleadores cobran entre USD 10 y 15 por hora de peloteo.
Además, todos ellos son parte de pequeñas escuelas formativas, donde cobran una mensualidad entre USD 100 y USD 400.
Con el coronavirus, sus ingresos se redujeron a cero. Sin embargo, del mismo tenis surgió la ayuda. Varias iniciativas han permitido conseguir insumos para donarlos.
En Guayaquil, quien tomó la iniciativa fue Bruce Valle, gerente de Country Manager Brandsinc, representante de la marca Dunlop en Ecuador.
Valle consiguió ayuda de distintas instituciones porteñas y creó una red de apoyo para entregar canastas de insumos a entrenadores, cancheros y pasabolas.
Según el empresario, el beneficio no fue solo la entrega de víveres a 165 familias, sino el generar conexión entre los entrenadores de la ciudad para acciones posteriores en favor del tenis.
En Quito, la iniciativa la tomaron un grupo de entrenadores, encabezados por Hugo Minda, quien sufre del problema personalmente, pues es profesor independiente y jugador de torneos menores en los que obtiene más recursos.
Minda hizo un acercamiento con las secciones de tenis de los clubes de Quito para crear un plan basado en dos aspectos. Lo primero que buscan es la reapertura de las canchas públicas. Para eso ya trabajan en un protocolo.
Y por otra parte, este grupo gestionó recursos para adquirir víveres y repartirlos entre 170 personas vinculadas al tenis y que en este momento están sin ingresos.
Otra iniciativa surgió en Manta, donde Juan Jaime, ingeniero en marketing, juez y organizador de un circuito de torneos de tenis, generó un proyecto que se dividió en tres etapas.
La primera fue la recaudación de víveres entre los socios del Umiña Tenis Club, que fueron entregados a 40 familias de entrenadores.
En la segunda etapa se realizó un torneo de tenis virtual, que tenía una inscripción. Con lo recaudado, se pudo ayudar a 20 familias más.
En la última etapa, Jaime obtuvo las camisetas de distintos jugadores de fútbol manabitas, que militan en clubes como Barcelona, Emelec, Tigres de México y Delfín, para subastarlas. Además gestionó otros premios como membresías para gimnasios, tratamientos dentales, bebidas, entre otros.
Con lo recaudado, esta iniciativa ayudó a 100 entrenadores y otras familias alrededor del deporte.
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