Tamara Angulo, de vender caramelos en Isla Trinitaria a jugar en River
La ecuatoriana Tamara Angulo nació y creció en Isla Trinitaria, en Guayaquil. Desde pequeña jugaba fútbol en la calle. Pero también salía con sus hermanos a vender caramelos en los buses para ayudar a su madre. Hoy cumple un sueño: juega en River Plate de Argentina.
Tamara Angulo, durante un partido con River Plate en Buenos Aires, en 2023.
Cortesía Tamara Angulo
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Su sonrisa lo dice todo. Transmite pasión y humildad. Tamara Angulo está atravesando el mejor momento de su carrera. El 15 de enero de 2023 la marcó para siempre. Esa mañana fue presentada como nuevo refuerzo de River.
Por la noche no pudo dormir. Sentía tanta felicidad y adrenalina, que solo quería ponerse su nuevo uniforme, conocer al cuerpo técnico y a sus compañeras y pisar el estadio Monumental de Buenos Aires. Su objetivo era salir al extranjero.
Angulo llegó a River desde Dragonas de Independiente del Valle, en donde jugó entre 2019 y 2023. Si bien le costó salir de su zona de confort y alejarse de su mamá y sus hermanos, nunca dudó en aventurarse en ese reto profesional.
Una de las cosas que más le costó fue la adaptación. Comida. Cultura. Costumbres. Soledad. Todo nuevo. "Me costó mucho asimilar. Pero lo superé cuando entré al complejo y entrené por primera vez", cuenta en una entrevista con PRIMICIAS.
Y confiesa que el mundo River es una "locura". "La rivalidad es muy grande con el resto de equipos. Todos nos quieren ganar. Desde los trabajadores hasta la hinchada es muy pasional. Estoy orgullosa de pertenecer a esta institución".
'Peloteo' día y noche
Tamara Angulo recuerda con mucho cariño su infancia en la Cooperativa Nueva Ciudad de la Isla Trinitaria. Disfrutaba de la compañía de sus ocho hermanos -todos muy apegados- y le gustaba ser consentida por su mamá. Podía pasar "metida en sus brazos" todo el día.
Pero también gozaba del tiempo en la calle. Se juntaba con amigos del barrio, dibujaban un arco en la pared de una casa y jugaban al 'mete gol tapa'. No importaba el polvo o la tierra. Disfrutaban el momento.
"Todos los días peloteábamos. A cualquier hora. La casa de un vecino tenía una pared perfecta. Dibujábamos el arco, poníamos aserrín abajo de la pared, para que el arquero no se lastime al caer, y empezábamos. Ese era nuestro estadio", recapitula entre risas.
También soportó varias "palizas" de su madre, por jugar a la pelota en vez de lavar los platos o hacer las tareas de la escuela. Pero su satisfacción lo superaba todo. Para ella, un día con fútbol era un día completo.
Ayudar a su madre como prioridad
Si bien su madre trabajaba todo el día, Tamara y sus hermanos "soñaban" con ayudar económicamente en su casa.
Y fue así como, por influencia de un amigo del barrio, los hermanos Angulo se escapaban de la casa sin el permiso de su madre y se subían a los buses a vender caramelos.
Después de cada jornada, regresaban a casa antes de que su madre se entere y guardaban el dinero en un tarro de leche en polvo. Esa era su alcancía.
"Éramos traviesos. Lo hacíamos por aventureros, pero sobre todo por ayudar a mamá. A ella no le gustaba que estuviéramos en la calle ni que trabajemos. Pero sentíamos esa necesidad".
Vender caramelos influyó en sus inicios en el fútbol
Tamara Angulo revela que, durante una de las jornadas en los buses, se le acercaron unas personas de la Fundación Juconi, que tiene como objetivo erradicar el trabajo infantil y le interrogaron acerca de su vida y su familia.
Minutos después, estas personas le llevaron a su casa y hablaron con su mamá. La intención de la Fundación era ofrecerle a Tamara una beca de estudios, además de vivienda y alimentación en Olón, Provincia de Santa Elena.
Su mamá aceptó. Tamara viajó con una de sus hermanas mayores y a partir de allí arrancó una nueva vida. Jugaba al fútbol en la escuela y desde el primer momento en la cancha fue ampliamente superior a sus compañeros.
"Después de un tiempo, a mi hermana ya no le gustó el internado y regresamos a Guayaquil. En ese momento, una amiga que jugaba inter colegiales me invitó a probarme en su escuela. Pasé las pruebas, me dieron una beca y me quedé. Así comenzó mi carrera en el fútbol".
Tamara Angulo se formó gracias al trabajo del DT Carlos Barcos Carriel, quien le ayudó a conseguir esa beca para estudiar primero en la escuela América Unida y después en el colegio Liceo Gran Colombiano, donde era la mejor de todas.
La futbolista se graduó y ya para ese entonces veía al deporte como una necesidad. Hizo las divisiones formativas en la Federación Deportiva del Guayas, jugó en Unión Española de Guayaquil, fue convocada para la Selección Sub 17 y en 2019 fichó por Dragonas.
Su proceso fue largo, pero constante. Nunca perdió de vista su objetivo, que era convertirse en jugadora profesional y salir del país. Cumplió los dos.
En River, Tamara Angulo ha tenido una cierta regularidad y cada vez está más adaptada a la idea de juego del equipo. Por ahora tiene un contrato hasta 2025 y el reto es crecer como deportista y persona.
Se define como una persona competitiva, que quiere ganar hasta en los entrenamientos. "El éxito tiene una simple fórmula: da lo mejor de ti y puede que a la gente le guste".
También le puede interesar:
Estos son los jugadores más veteranos en marcar gol en Serie A
Cristian Pellerano se convirtió en el futbolista con mayor edad en anotar un gol en el campeonato ecuatoriano.
Compartir: