Superliga femenina: un torneo que avanza a cuentagotas
La primera fase de la Superliga femenina 2023 concluyó. Ocho clubes clasificaron a la siguiente ronda en medio de un torneo que crece lentamente.
Espuce recibe a Macará en el Estadio Parroquial de Nayón, por la Superliga femenina, el 17 de mayo de 2023.
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La Superliga femenina en Ecuador se creó casi a la fuerza. El torneo oficial se hizo porque los equipos masculinos, que debían jugar torneos internacionales, tenían que contar con un club femenino por reglamento de Conmebol. No por iniciativa propia.
Así que, muchos de los clubes crearon alianzas o tuvieron que conformar un equipo femenino para que dispute la primera edición de la Superliga, en 2019. En este 2023 se lleva a cabo la quinta temporada del torneo, pero sin tantos avances como se esperaría.
El torneo se hizo con miras al profesionalismo, pero ¿realmente lo es? En su reglamento se detallan puntos en los que lo hacen ver como profesional. Pero en otros no.
Por ejemplo, se especifica que la organización, dirección y control del campeonato femenino está a cargo de la Comisión de Competiciones de Fútbol Profesional de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF).
Pero, pero también asegura, en su artículo 16, que "el campeonato se realizará con la participación de los siguientes catorce (14) equipos de fútbol femenino, propios o asociados, de clubes profesionales del fútbol ecuatoriano y del Fútbol Aficionado".
Es decir, que la Superliga, al menos hasta esta edición, no es un torneo netamente profesional. Pues se integra también por equipos del fútbol aficionado.
Más allá de eso, la competencia ha ido mejorando con el pasar de los años. En su primera edición, 22 clubes disputaron 234 partidos. Mientras que en esta temporada, 14 equipos arrancaron la competencia.
Para la directora técnica de Guerreras Albas, Jeny Herrera, la Superliga "ha crecido mucho. Sin duda. La modalidad que se juega este año nos permite que el campeón juegue 20 fechas y eso ya es bastante".
La entrenadora de 51 años considera que ya existe una mejor estructura en cuanto a la organización del torneo, por parte de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, porque se exigen mejores escenarios. Pero no todos los equipos femeninos juegan en los estadios del primer plantel masculino.
El equipo femenino de Liga sí disputa los encuentros en el estadio Rodrigo Paz Delgado. Pero en otros clubes grandes como Barcelona no es así. Los compromisos se dividen entre las canchas alternas y el estadio Banco Pichincha.
Lo mismo pasa con el campeón. Club Ñañas juega en el estadio Fedeligas. El Quito FC recibe a sus rivales en el complejo del club con bancas de suplentes de madera, sin zona de prensa, con una cancha poco cuidada.
En El Nacional es igual, se juega en el Complejo de Tumbaco y con ciertas carencias, pues se usa una tarima con tablas para que el camarógrafo pueda ubicarse ahí, los equipos de transmisión se ponen en mesas plásticas y no se designa una zona para la prensa.
De igual forma, existen otras grandes diferencias en los traslados de los equipos femeninos y masculinos a sus partidos del campeonato local.
Dragonas IDV y Barcelona alternan entre bus y avión, el resto de los clubes de la Superliga viajan a sus partidos en bus. Las jugadoras deben permanecer en el transporte hasta por ocho horas, jugar y luego volver a su ciudad. Pero en el caso de los varones no es así.
Otro aspecto que no tiene comparación es la transmisión por televisión. La LigaPro se transmite cada semana por GolTV y Star Plus. La Superliga no se transmite.
Algunos clubes femeninos hacen esfuerzos para levantar señales precarias por redes sociales, pero en la mayoría de los casos no hay ni registros de los goles.
Desde 2019, DirecTV ha apostado por el fútbol femenino y ha transmitido, al menos, la instancia final del torneo con 14 partidos televisados por año. Este 2023 también lo hará.
Wendy Villón, entrenadora de Barcelona, está convencida que para crecer, hace falta ayuda desde distintas instancias. "Hace falta ayuda de los patrocinadores, que sea visible nuestro fútbol femenino. Hoy por hoy no es televisado cuando otras categorías lo son. Y decimos que tenemos el mejor campeonato".
No todos los clubes tienen la capacidad de levantar una transmisión con relato, comentarios y borde de campo. Incluso hay partidos que se transmiten desde teléfonos móviles.
"Cada club transmite como puede, pero obviamente los profesionales que transmiten no están a la altura como un canal, que queda el material siempre allí, que tienes todo de mejor ángulo, que se vea el fútbol espectacular", dice Jeny Herrera desde su perspectiva.
A pesar de eso, la DT tricampeona Wendy Villón le dice a PRIMICIAS que se está buscando esa igualdad. "Yo creo que el respaldo depende de lo que busquen los clubes en general con su equipo femenino".
Respaldo que ha llegado, pero no en medida de lo esperado. Doradobet firmó esta temporada como el mayor auspiciarte de la Superliga femenina 2023. Hasta esta edición, no había un sponsor así.
Otras marcas como Vita Avena, Chubb y Salud SA también se han interesado por los clubes femeninos. Han firmado contratos de patrocinio, aunque las cifras aún son muy bajas.
A pesar de que ciertos clubes ya cuentan con auspicios propios en el fútbol femenino y eso hace parte del crecimiento, no todos lo tienen.
En El Nacional, por ejemplo, los ingresos del fútbol masculino se reparten en todas las categorías formativas e incluso en el equipo femenino.
La presidenta Lucía Vallecilla detalla que "no hay ingresos para el fútbol femenino" y que es difícil que crezca de manera inmediata.
Incluso clubes que no cuentan con el respaldo de uno masculino lo ven así. Fanny Duchimaza, presidenta encargada de Ñusta FC, cuenta que las 'morlacas' venden perfumes para solventarse económicamente.
Pero es la realidad del fútbol femenino ecuatoriano. La venta de las fragancias ha sido indispensable para sacar recursos para Ñusta FC "y ha sido el pilar para que el equipo siga caminando".
Y cada equipo tiene su historia. Su propia forma de salir adelante para seguir participando en la Superliga femenina.
El tema económico sigue siendo uno de los aspectos a considerar en el torneo. No es solo una lucha por conseguir los recursos para mantener a los clubes, sino también para que las jugadoras firmen contratos, reciban sueldos y vivan del fútbol.
Pero todavía no es así. No en su totalidad. Desde que existe la Superliga, al menos, hay futbolistas con sueldos.
María José Benítez, coordinadora deportiva de Guerreras Albas, en una entrevista con PRIMICIAS en abril de este año, afirmó que las 27 jugadoras del primer plantel del club tienen contrato (21 como profesionales y seis como juveniles).
Estos contratos profesionales, con las jugadoras mayores de edad, incluyen "afiliación al seguro social y otros beneficios como su seguro privado, más una ayuda económica".
Además, la remuneración de cada futbolista depende de si es seleccionada, cuán amplia es su trayectoria internacional o si están en un proceso. El cuadro 'albo' maneja una tabla de valores con su plantilla femenina.
Formativas
Aunque el fútbol femenino en el país no ha tenido un proceso formativo, varios clubes lo han venido implementando, como en el caso de Ñañas y Guerreras Albas.
Estos dos equipos han creado categorías inferiores para trabajar con niñas y jóvenes de distintas partes del Ecuador, apostar por las divisiones formativas y mejorar su proceso de scouting.
Jeny Herrera, en Liga de Quito, ha formado a jugadoras desde hace años y hoy hacen parte de su equipo principal. Incluso existen las categorías Sub 14 y Sub 16 en Guerreras Albas.
"No compramos jugadoras ya formadas, nosotros invertimos para trabajar proceso y formación integral", detalla la DT. Y esto hace parte del crecimiento de los clubes y del fútbol femenino como tal.
Pues las formativas deberían ser impuestas en cada equipo. Pero también los derechos de formación, que no existen y al menos en Club Ñañas se ha reclamado al respecto.
Pasó en un caso particular, en donde el cuadro quiteño fue demandado por una exjugadora, la colombiana Karen Páez ante la FIFA; lo que obliga a Ñañas a pagarle una deuda pendiente y una indemnización.
Ante eso, la presidenta y fundadora de Club Ñañas, Fernánda Vásconez, publicó un extenso video de 13 minutos en mayo de este año y explicó que siete de sus jugadoras campeonas en 2022 se fueron a IDV. Este fue un duro golpe económico para el equipo.
"Lo que ocurra con esta situación puede definir el futuro de los clubes con respecto a un sistema opresor, un sistema que desprotege a los clubes del fútbol femenino, un sistema en el que no existen derechos de formación, donde no existen fechas de pago y respuestas por parte de la entidad que nos regula, mismas deudas que son capaces que quebrar a nuestros clubes", dijo.
Y en Liga de Quito también están de acuerdo que deben existir los derechos de formación en el fútbol femenino, porque termina siendo un incentivo económico a largo plazo. Más en clubes que se han dedicado a ser canteras.
Este es un problema en el fútbol femenino mundial. La FIFA aún no ha trabajado en los derechos de formación de los clubes femeninos y por eso no hay una reglamentación.
Por eso, la alternativa que da la DT de Guererras Albas es que la Ecuafútbol tome la iniciativa. "Esto no es solo de esperar que venga. Debemos proponer. Hagamos proyectos viables".
"Urge los derechos de formación en el fútbol femenino"
Jeny Herrera, DT Guerreras Albas.
Para la estratega, si hay un departamento especializado en el tema en la FEF, el proceso se volverá más sencillo y "va a ayudar porque los derechos de formación sería más leal y ahí equipos como Liga y Ñañas, que hemos formado (jugadoras) tendríamos un mayor argumento y sustento".
Extranjeras
A pesar de no ser un torneo profesional, la Superliga se ha ido expandiendo con el pasar de los años. En cinco temporadas, 100 futbolistas extranjeras han venido al país.
En la primera edición del campeonato femenino en 2019, se inscribieron a 13 jugadoras extranjeras. En este año, 28.
El reglamento, en su artículo 31, detalla que "se permitirá la inscripción de hasta cuatro jugadoras extranjeras, las mismas que podrán actuar en cancha simultáneamente. Asimismo, estas podrán ser reemplazadas por otras cuatro durante el segundo periodo de registro, de tal manera que no excedan de ocho por campeonato".
Hay un amplio número permitido. Pero eso no es todo. Y es que tiene mucho que ver con ser un país dolarizado y tentador para futbolistas, que por temas migratorios o solo por continuar con su carrera en el país se han quedado para vestir una camiseta.
En total, 60 mujeres venezolanas han jugado en la Superliga, le siguen 28 colombianas y en tercer lugar están las panameñas con tres.
Y por ejemplo, en el caso de la única futbolista cubana, Cecil Aldana, es un paso gigantesco. Pues en su país, desde los 13 años, fue captada a un centro de alto rendimiento llamado Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) y después pasó a ser seleccionada de Cuba.
También fue goleadora del Campeonato Nacional 2022, en el que marcó 14 tantos (11 con Granma y tres en Santiago de Cuba), pero no más. Y en Ecuador ya firmó un contrato con Guerreras Albas, se independizó de su familia y a sus 19 años vive del fútbol.
En este tema en particular, el torneo ecuatoriano de fútbol femenino ha crecido mucho. Y podría seguir haciéndolo en la segunda etapa de la temporada 2023.
Arbitraje
El arbitraje es otro punto a tomar en cuenta en el fútbol femenino. Los clubes aseguran que debe mejorar y los réferis deben capacitarse más.
Por parte del gremio arbitral, profesionales como Gisselle Giler y María Belén Lupera afirman que cumplen con cada parámetro en su trabajo. Pero que el fútbol femenino no es igual al masculino.
"En la etapa dos de la Superliga es muy diferente (a la primera etapa) y casi se asemeja a las formativas masculinas o incluso a segunda categoría", comenta la central María Belén Lupera.
El rendimiento, a nivel físico e incluso cómo se maneja el juego en cancha, es distinto. Pero es algo que podría mejorar con el pasar de los años.
Pero la brecha más notoria en cuestión de arbitraje es, sin duda, el tema salarial. La jueza central de 27 años cuenta que los árbitros en LigaPro tienen su sueldo y además reciben un honorario por cada partido que bordea los USD 700.
Mientras que en la Superliga, específicamente, que es manejada por la Federación Ecuatoriana de Fútbol "nos dan USD 50 de viáticos y USD 110 de honorarios. No tenemos sueldo".
Y es algo que, en muchos casos, les quita la motivación a los árbitros para continuar con su trabajo en el fútbol femenino. "Compañeros y compañeras con mucho potencial se han ido por otros caminos debido a que no nos pagan seguido y otra es que tampoco les alcanza".
Así que han optado por buscar otras actividades que les sirvan para mantener a sus familias y a sobrevivir económicamente.
Cada arista en el fútbol femenino ecuatoriano refleja su propio crecimiento o su estancamiento. Por ello, la Superliga ha avanzado, pero a cuentagotas.
Y voces como las de Jeny Herrera aseguran que el torneo de Ecuador está entre los cinco mejores del continente. "Estamos de la mitad para arriba". Sin contar con el brasileño, que al igual que el masculino tiene un nivel superior que el de los otros país.
Aunque el fútbol femenino en Argentina y Colombia ha crecido bastante también. Y en el 'cafetero' en específico han sacado grandes jugadoras al exterior luego de mostrar su potencial en el torneo local.
Una de ellas es Linda Caicedo, quien a sus 18 años terminó su vínculo con el Deportivo Cali y fichó por el Real Madrid. Algo que se debería tomar en cuenta en Ecuador para aplicarlo también y fortalecer el tema de formativas y proyección al fútbol internacional.
De todas formas, la realidad de cada país es distinta y Ecuador debe pensar en su propio progreso del fútbol femenino. Incluso para su profesionalización.
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