La Superliga Estudiantil, una nueva propuesta para el deporte ecuatoriano
La Superliga Estudiantil culminará en febrero de 2020 con las finales en el estadio Christian Benítez.
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Con 21 colegios participantes en la disciplina de fútbol, la Superliga Estudiantil cumple la primera temporada de este proyecto que se ejecuta en Quito y Guayaquil.
Se juega una categoría, con los estudiantes de bachillerato, con edades entre 16 y 19 años. El torneo tiene tres etapas. La primera denominada Temporada Regular, donde juegan todos contra todos en ambas ciudades.
Los ocho mejores equipos de cada zona clasifican a la segunda etapa, denominada Copa Nacional. El 18 de enero se jugarán los octavos de final y el 25 y 26 de enero, los cuartos de final.
Los cuatro semifinalistas, dos de cada zona, buscarán el título en la Final Nacional a jugarse entre el 29 de enero y 2 de febrero en el estadio Christian Benítez.
Juan Carlos Pérez, miembro del directorio de la fundación que está detrás de la Superliga, recuerda que el proyecto nació hace algunos años pero se consolidó en 2019, cuando se armó la organización y empezó la promoción del primer torneo.
El objetivo es implementar otras disciplinas e incluir a otras ciudades. Este crecimiento depende del financiamiento del torneo. En esta primera temporada, la Superliga cuenta con un presupuesto de USD 100.000.
La diferencia
Andrés Montenegro, director ejecutivo de la Superliga, destaca que no es una repetición de los intercolegiales que organiza la Federación Deportiva Estudiantil de cada provincia.
La primera diferencia es la afiliación del colegio a la Superliga. El plantel que desea ser parte del torneo debe pagar una afiliación anual de 1.000 dólares.
Con este pago, el colegio participa del torneo. Además, tiene acceso a charlas y capacitaciones en distintos ámbitos: médico, deportivo, empresarial y, beneficios en distintos establecimientos.
"La principal herramienta de mejora es la capacitación. Por eso planificamos alrededor del año charlas para profesores, estudiantes, padres de familia", destaca Montenegro.
Además, los participantes de la Superliga pueden seguir cada partido en Internet. Por medio de una aplicación, la organización informa en tiempo real sobre el inicio del partido, goles, tarjetas, cambios y finalización de cada encuentro en Quito y Guayaquil.
Esta información se almacena en una página web, donde también se encuentran los horarios, tablas de posiciones y estadísticas.
Además, el torneo tiene una activa participación en sus cuentas de redes sociales, "para que los jugadores se sientan las figuras que son".
Se suman detalles en cada encuentro como: un fisioterapeuta para atención inmediata, transporte inmediato en caso de un accidente, hidratación para jugadores y árbitros profesionales.
Otro valor agregado de la Superliga para los participantes son los horarios. La organización seleccionó canchas de césped, natural o sintético, e iluminadas, para efectuar los partidos desde las 16:00.
Esto permite que los estudiantes no pierdan clases y así cumplan con las dos actividades.
"Queremos cambiar eso en el Ecuador, porque no puedes ser atleta de élite y estar en el colegio al mismo tiempo. Les toca decidir a los 16 años entre uno de los dos caminos y esto es injusto", destaca Pérez.
Una experiencia profesional
La Superliga genera un producto de calidad que empezó con la selección de canchas. La realización de actividades paralelas a los encuentros, como son los denominados Super Sábados, en los que se activa un fan fest en cuatro fines de semana, dos en cada zona.
Pero, quizá el mayor valor agregado está en la Final Nacional. Los cuatro semifinalistas tendrán un cierre con estilo profesional.
Los equipos tendrán concentración en hoteles, giras por medios de comunicación y la participación en la final que se realizará en un estadio de la LigaPro. El objetivo es que los finalistas vivan una experiencia profesional, tanto jugadores como entrenadores.
La final del torneo será transmitida por DirecTV en vivo.
El futuro
Para Juan Carlos Pérez, la meta es hacer de la Superliga un proveedor de deportistas para los equipos profesionales de distintos deportes.
"Queremos copiar sistemas del primer mundo como Alemania, Noruega o Islandia donde conectas el desarrollo de los más pequeños hasta su crecimiento al profesionalismo".
Para esto, según el organizador, el fútbol debe convertirse en la piedra de soporte para el resto de disciplinas, que para la próxima temporada podrían ser atletismo, ecuavoley y disciplinas que a los colegios les interese.
La meta es tener un sistema sólido que posteriormente llegue al deporte universitario, que actualmente no tiene una estructura para promover deportistas.
Si se cumplen estos pasos, se buscará un tercer objetivo, "realizar un draft (evento de selección de deportistas por parte de equipos profesionales) de la Superliga".
Aunque la idea nace de un pequeño grupo, los organizadores saben que para crecer deben extender relaciones.
"Empezamos como una iniciativa privada, somos una fundación sin fines de lucro pero nuestros anhelo a corto plazo es involucrarnos con entidades oficiales".
Además, intentarán respaldarse en lo económico con un plan que lo han denominado 'grupo de colaboradores', quienes aportarán en distintos ámbitos para el desarrollo de la Superliga Estudiantil.
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