Shell, la cuna de la halterofilia femenina en Ecuador
La halterofilia ecuatoriana ha conquistado la gloria olímpica con una medalla de oro, una de plata y un diploma, dos de ellos conseguidos por hermanas de una pequeña localidad amazónica que aspiran a llegar a los Juegos de París 2024.
Las hermanaas Neisi Dajomes y Angie Palacios tras sus actuaciones en halterofilia, en los Juegos Olímpicos de Tokio.
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De unos 10.000 habitantes, la pequeña localidad de la provincia de Pastaza ha saltado a los titulares de mano de las hermanas Neisi Dajomes y Angie Palacios, que llevan apellidos distintos solo por la urgencia de la primera, hace años, de conseguir un pasaporte para competir fuera del país mientras el padre se encontraba en el extranjero.
"¡Te queremos Neisi te queremos!", "Mazazo olímpico", "Viva Neisi", repetían en Shell un grupo de vecinos tras conocer la medalla de oro que obtuvo el domingo 1 de agosto en Tokio, la primera de una mujer ecuatoriana y la tercera del país tras las de 1996 en marcha de Jefferson Pérez y la de Richard Carapaz hace 10 días en ciclismo.
"Es un sueño forjado desde hace muchos años. Fue de aquí de donde salieron las primeras mujeres de levantamiento de pesas del país y ahora vemos los frutos de ese sueño que tanto se anhelaba. Es una emoción indescriptible", dijo a Efe un vecino que participaba en una concentración para festejar los últimos logros.
El éxito de Neisi Dajomes, de 23 años, se veía venir a raíz de la veintena de títulos nacionales e internacionales que había obtenido estos últimos años, pero también su hermana de 20, Angie Palacios, ha logrado posicionarse al frente de esta disciplina con un sexto puesto en Tokio.
"Haber obtenido el diploma olímpico fue muy bonito", dijo la atleta al expresar su alegría porque "todo el esfuerzo y sacrificio" de estos años "ha valido la pena".
Y confiesa que, más allá de la "experiencia muy hermosa" de los Juegos, en Tokio logró resultados mayores a los esperados, dada su corta edad.
Su objetivo medallístico lo tiene fijado para París 2024, en donde aspira a llegar en trío con su hermana Neisi y la menor de la familia, que ahora tiene 15.
"Quedan solo tres años para esta nueva competencia", recuerda al imponerse ese "nuevo reto" como objetivo y asegurar que "peleará por el podio".
Por lo pronto la ecuatoriana está a la espera del campeonato mundial en noviembre, en Georgia, y del inicio del ciclo olímpico el próximo año con los juegos bolivarianos y sudamericanos.
Una pasión familiar
La pasión por la halterofilia llegó a esta familia de la mano de un hermano mayor fallecido en un accidente en 2018, uno de los golpes más duros que han sufrido y al que se sumó, un año después, la muerte de su madre, soporte fundamental para ambas deportistas.
A ellos les dedicó Neisi Dajomes su medalla durante la ceremonia de premiación, a los que llevó simbólicamente al podio escribiendo en una de sus manos "Mamá y hermano".
Angie recuerda que debieron esforzarse mucho para afrontar esas muertes y, a la par, avanzar en los entrenamientos: "Gracias a Dios salimos muy bien de eso y ahora se puede ver el esfuerzo y el sacrificio de todos estos años a pesar de las cosas que nos ha pasado".
La halterofilia en Shell
"Lo que vemos (aquí) es a la 'familia Shell', a nuestros amigos, a los vecinos, a todos los que hicieron posible este sueño", subrayó el vecino mientras a sus espaldas seguían las celebraciones por el logro olímpico.
Un logro al que se sumó este lunes 2 de agosto la también pesista ecuatoriana Tamara Salazar con la medalla de plata, y que muchos atribuyen en origen a veteranos como Gustavo Llerena, uno de los promotores de la halterofilia en Ecuador.
Leonor Castro, una nieta suya, destacó que para ella Dajomes es "una prima" más, "parte de la familia", pese a que en agosto de 2020 ambas hermanas se trasladaron a Quito para poder entrenar en la Concentración Deportiva Pichincha.
"Verla en semejante escenario, haciendo una presentación tan pulcra fue algo que nos llenó de orgullo como familia, como shellnicos, como ecuatorianos", asegura Castro a Efe.
Y es que este pequeño poblado, que lleva el nombre de la multinacional petrolera que hace décadas tenía operaciones en la zona, ve la medalla como un logro colectivo del impulso que la halterofilia femenina está teniendo en Ecuador.
De las cuatro contendientes enviadas a Tokio en esta disciplina, tan solo la veterana Alexandra Escobar, de 40 años y que competía en 59 kg, regresó tras ser eliminada automáticamente al no tener ningún levantamiento válido.
Pero a la veterana esmeraldeña nadie le podrá arrebatar el histórico récord ecuatoriano de haber participado en cinco Juegos Olímpicos consecutivos.
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