Rafael Nadal, el tenista de acero
No existe kriptonita para Rafael Nadal. Ni el dolor ni Taylor Fritz ni su maltrecho músculo abdominal. Nada puede derribar a un hombre al que su propia familia pidió que se rindiese, que no forzara su cuerpo.
Rafael Nadal saluda a sus seguidores al salir de la cancha después de ganarle a Taylor Fritz en Wimbledon, el 6 de julio de 2022.
EFE
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Rafael Nadal se supera cada día. Se jugaba el tercer set de los cuartos de final de Wimbledon y el público esperaba el retiro del tenista español, para muchos el mejor de la historia.
El manacorense había sufrido mucho durante todo el partido debido a todas sus molestias. Estaba dos sets a uno perdiendo y decidió seguir luchando. Y ese es su principal mérito. Seguir luchando a pesar del dolor.
Solo él confió en una remontada espectacular ante el estadounidense Taylor Fritz (3-6, 7-5, 3-6, 7-5 y 7-6), para meterse a su octava semifinal de Wimbledon.
Nadal dio una exhibición de esas que le comparan con el Cid Campeador, en las que demuestra que él no está muerto, que siempre vive en el límite y pelea hasta el final.
La imagen de su padre y su hermana pidiéndole que se retirara, porque el músculo abdominal no le permitía sacar, y él negándose a irse, quedará para su leyenda.
Nadie creía en que lo lograra, el resto de mortales hubieran estado ya en la ducha cuando él quiso seguir peleando. Pero por eso solo él tiene 22 Grand Slams. Por eso solo él es Rafael Nadal.
El dolor a cuestas
Otra vez, Fritz fue el testigo del dolor de Nadal. En Indian Wells jugó ante él con una costilla fisurada y esta vez fue el músculo abdominal el que le torturó.
El manacorense había lucido estos días una protección en esa zona, pero se la quitó para el partido contra Lorenzo Sonego, signo de mejoría, pero su negativa a hablar del tema ante los medios escondía una preocupación mayor. Había algún problema.
Nadal no se rindió después de perder el segundo set y le dijo al médico: "Voy a esperar un poco más".
Fue emotivo ver a Nadal, a sus 36 años, luchar por un imposible. Porque no era una final, no era ganar y marcharse a casa. Era ganar y seguir. Tras la victoria, le quedan dos batallas más. Era pedirle un imposible a su cuerpo.
Aun así, Nadal peleó a pesar del riesgo de empeorar su lesión. El cuarto set fue una montaña rusa de 'breaks' en la que el español siempre fue por delante.
Fritz estaba nervioso, superado por la situación. La pista central estaba con Nadal.
"Ahora, Rafa, ahora", le gritaban. Fue con 'break' a favor, lo perdió, se encontró con un 5-4 terrorífico, estuvo a un juego de caer el partido. El carrusel de emociones era inmenso y el desenlace merecía un 'tie break'. A diez puntos, además.
Rugió Nadal al poner el 6-6. Comenzó con un 'passing' que dejó a Fritz por los suelos, le siguió una derecha mortal y un revés a la línea.
El manacorense arrancó 3-0, y 4-0, y 5-0. En el momento más caliente del partido fue un avión. Se llevó por delante al estadounidense y firmó una proeza más en su carrera. Menos mal que no se retiró.
El español se reencontrará este viernes 8 de julio, a partir de las 07:30, con Nick Kyrgios en semifinales de Wimbledon. ESPN y Star Plus transmites el encuentro.
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