Lucía Tapia y una epopeya de tres días y 515 kilómetros

10 kilómetros de natación, 421 kilómetros de ciclismo y 84 kilómetros a pie. Estas fueron las pruebas y distancias que Lucía Tapia recorrió durante tres días para alcanzar un hito histórico.

Este enorme esfuerzo no se logró de un día para otro. La quiteña viene de una preparación de seis años, entrenándose y compitiendo en distintos eventos, todo esto sin ser una deportista profesional.

Pero el sacrificio tuvo su recompensa el 12 de febrero de 2023, cuando la deportista de 37 años cruzo la meta en Florida y se convirtió en la primera mujer ecuatoriana en la historia en completar un Ultraman.

"Era un objetivo que siempre había soñado pero no sabía si era capaz de hacerlo. Fue una experiencia increíble", recuerda 'Lucy' en una entrevista con PRIMICIAS.

Dos días de tranquilidad y estrategia

El Ultraman comenzó el 10 de febrero con 10 kilómetros de aguas abiertas y 145 kilómetros de ciclismo. Los competidores tiene 12 horas para completar las pruebas diarias.

"Desde el inicio fue un trabajo estructurado y metódico. Debes ahorrar energía durante los primeros dos días para llegar completa al tercero".

En el agua, Lucía se tomo su tiempo, estuvo relajada. Ella estuvo siempre acompañada por un kayak donde se encontraba Juan Manuel, un puertorriqueño que le suministraba alimento y bebida y se aseguraba de su bienestar.

Después de cuatro horas y 16 minutos en el agua, la ecuatoriana se subió a la bicicleta. "Fue un trayecto amigable, me acompañó el clima y termine el día sintiéndome completa".

Lucía completó los 144 kilómetros de ciclismo en cinco horas y 59 minutos.

En el segundo día, los competidores se enfrentaron a 276 kilómetros de bicicleta, los cuales también fueron tranquilos para la quiteña.

"Sabía que tenía que ir con cadencia, que el corazón no vaya a tope. Me sentía bien, no estaba cansada". Esta jornada la completó en 11 horas y 31 minutos.

El tercer día: dolor y satisfacción

La noche previa al tercer y último día de competencia, Lucía apenas pudo dormir tres horas. "No pude descansar muy bien, no sé si fueron los nervios, es que nunca me había enfrentado a esta distancia".

Además de la ansiedad, la atleta llegó con un molestia en su pie, que no se había manifestado durante los primeros días.

El 12 de febrero, la ecuatoriana debía enfrentarse a una doble maratón, es decir, 84 kilómetros. Durante la primera mitad, ella se sintió fuerte. "Esta carrera la tengo en el bolsillo", pensó.

Sin embargo, en la segunda parte, le llegó un dolor muy fuerte en su pie. "Era como caminar en agujas".

La clave para afrontar este desafío fue su motivación. Por cada 10 kilómetros, Lucía se iba desprendiendo de una liga y cada una la dedicaba a alguien: a su esposo, a sus hijos, a su equipo de trabajo.

Lucía llegó al kilómetro 80, le faltaban cuatro más, pero se dio cuenta que solo había pensado en ocho personas. Le preguntaron por quién iba a correr esa última parte y ella dijo: "estos kilómetros van por mí".

Tras 11 horas y 48 minutos, vio el arco de llegada y cruzó la meta. "Fue una sensación inolvidable, una satisfacción muy grande".

Mamá, deportista y profesional

El deporte es apenas una de las muchas facetas de la vida de Lucía. Ella no es una atleta profesional y saca tiempo de donde no hay para entrenarse.

La quiteña está casada y tiene dos hijos: Marco, de nueve años, y Julián, de tres. Además, es la gerente de El Pollo Sabroso, el negocio de su familia.

"Mi día empieza temprano con los entrenamientos, de ahí llevo a los niños a la escuela, paso el día en el restaurante o yendo al mercado, cierro el negocio y voy a nadar", describe.

Su familia ha sido fundamental para llevar adelante su vida deportiva. Su esposo, Marco Lara, fue quien la integró al triatlón y quien la ha apoyado en cada una de sus competencias.

Mientras que su hijo mayor, Marco, también se está integrando a la disciplina y recientemente completó la categoría kids del Oceanman de Manta.

"Yo tenía pánico, porque él no había entrenado en aguas abiertas y eran 500 metros, pero él se lanzó como un tiburón. Estoy orgullosa, porque le he enseñado con el ejemplo".

Actualmente, Lucía se encuentra en un "período de descarga", una etapa de transición para liberar energías, y se está enfocando más en la natación.

Sin embargo, la atleta ya tiene en mente próximos objetivos, entre los que se encuentran el circuito Andes-Pacífico, el Oceanman de Manta y el cruce del Lago San Pablo.

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