Liverpool conquista la Carabao Cup en la tanda de penales
Tras cuatro goles anulados, uno de los mejores 0-0 de los últimos años, una prórroga y una tanda de penales con 22 lanzamientos, el Liverpool levantó su novena Copa de la Liga.
Los jugadores del Liverpool levantan la copa y celebran el noveno título de su equipo en la Copa de la Liga, el 27 de febrero de 2022.
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Otra vez Wembley fue escenario de desgracias para Kepa, que aquí protagonizó uno de los peores momentos de su carrera en 2019, cuando se negó a ser sustituido en la final de este torneo, que también perdió en la prórroga. El fútbol fue injusto con el español, que salió para disputar la tanda de penales y tras 21 lanzamientos, falló él el definitivo dándole al Liverpool su primera copa desde 2012.
El partido fue uno de los mejores 0-0 que se recuerdan. Eléctrico, con muchas alternativas y, sobre todo, con demasiadas ocasiones falladas. Para los dos equipos, que veían atónitos cómo, pese a los innumerables intentos, eran incapaces de desnivelar el marcador.
El carrusel de errores lo inició Christian Pulisic, que se estrelló contra Kelleher completamente solo tras un gran pase de César Azpilicueta. Ahí erró el atacante, todo lo contrario que en la respuesta del Liverpool, cuando Edouard Mendy demostró porqué salió como titular por delante de Kepa Arrizabalaga. El senegalés despejó un disparo desde la frontal de Naby Keita, el rechace se quedó suelto, llegó Mané con todo a favor y el arquero, en un esfuerzo desde le suelo, repelió la pelota. Espectacular. Una de las paradas de la temporada.
El mediapunta inglés erró una volea en la frontal del área, clarísima, y un mano a mano delante de Kelleher que tiró al palo. Surrealismo e incredulidad para Mount, que no podría haber dispuesto de dos pelotas mejores para adelantar a su equipo.
El Chelsea dejó con vida al Liverpool y este celebró el 0-1, de forma temporal. En una falta innecesaria de Marcos Alonso, la pizarra de Klopp relució. La colgó Alexander-Arnold al segundo palo, Mané, solo remató picado, y Matip, en el palo contrario empujó la pelota. Empezó la celebración del Liverpool y apareció el VAR, que, tras unos minutos de duda, decidió anular el tanto por fuera de juego de Virgil Van Dijk, que no tocó la pelota, pero provocó con su movimiento que el defensa le persiguiera a él y no a Mané. No se lo creía el holandés.
Con Salah muy desaparecido, la amenaza 'Red' fue Luis Díaz, que hico un enorme partido en Wembley y pudo coronarlo con un gol que le sacó Mendy. El arquero senegalés le aguantó un mano a mano y despejó el intento de caño del colombiano. Díaz era un catalizador de los impulsos del Liverpool, que llegó mucho mejor a la recta final de partido y obligó a Mendy a realizar un milagro tras otro. La mano que sacó a un cabezazo de Van Dijk en el descuento fue de otra galaxia.
La locura era tal que casi se llevó la final el Chelsea con un remate de Romelu Lukaku en el minuto 95.
Al belga le anularon un gol en la prórroga y a Havertz, otro, para confirmar que este encuentro estaba predestinado a ir a los penales. Tuchel, en el último minuto confió en Kepa Arrizabalaga, expertos en tandas, y quitó a Mendy.
El nivel del encuentro no bajó y los 21 primeros lanzamientos fueron todos dentro.
Kepa, que esta temporada dio la victoria al Chelsea en tres tandas de penales, una en la Supercopa de Europa y dos en esta competición, fue el villano. Su tiro, el número 22, se fue por encima del larguero.
Novena Copa de la Liga para el Liverpool, que se desmarca como el equipo con más títulos, uno más que el Manchester City.
"You'll Never Walk Alone" por Ucrania
Wembley se convirtió durante un minuto en el escenario en el que el fútbol se quedó a un lado para que el "You'll Never Walk Alone" alzase la voz y dedicara unos instantes de emoción a Ucrania, país invadido por Rusia.
Era la introducción de la final de la Copa de la Liga en el mítico estadio de Wembley, cuando por megafonía se pidió a las aficiones de ambos equipos que dejaran sus diferencias a un lado y se unieran en un minuto por Ucrania.
Todo el mundo se levantó a aplaudir y el estadio se tiñó con el azul y amarillo de la bandera ucraniana. Las banderas, desde primera hora, estaban sobre todo en el lado de la afición del Liverpool, donde se podían contar decenas de ellas; en la parte del Chelsa, apenas un par de valientes quisieron mostrar las suyas hasta que comenzó el minuto de aplausos.
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