Lisseth Ayoví, a un kilo de la gloria, pero con muchos sueños por delante
Un exitoso ciclo olímpico, lleno de medallas y crecimiento, la llevó a conseguir una dramática medalla de plata en los Juegos Panamericanos. Ahora, la machaleña sueña con París 2024.
Lisseth Ayoví, durante su participación en los Juegos Panamericanos de Santiago, el 24 de octubre de 2023.
Felipe Núñez / PRIMICIAS
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Santiago de Chile.- Es imposible no empatizar con Lisseth Ayoví cada vez que se sube al escenario. La primera imagen en su imponente y corpulenta figura, pero luego las cámaras se enfocan en su dulce cara.
Es el martes 24 de octubre y la ecuatoriana sale a la tarima del Gimnasio Chimkowe, en la capital chilena, para su primer intento. Ella es pragmática: talco en las manos, los ojos en el objetivo, un poquito de respiración y directo al levantamiento.
Sus movimientos son limpios, como es costumbre en la halterofilia de nuestro país. El público queda en asombro, al ver como la deportista de 25 años alza 111 kilogramos sin problemas, como si de una escoba se tratara. Tras la misión cumplida, inmediatamente vuelve con su entrenador.
Lisseth se convierte en la favorita del público. Si bien los aficionados vinieron a apoyar a los pesistas de sus países, no pueden dejar de animar a la machaleña, quien causa una mezcla de impresión y ternura.
Al tercer intento del arranque, ella alza 119 kilogramos y se queda a un kilo de su máxima contrincante esta noche, la estadounidense Mary Theisen-Lappin. Sin embargo, Lisseth está satisfecha y se lleva las manos a la cintura, ante los aplausos y gritos de los asistentes.
Todo se define en el envión, en tal vez el duelo más dramático de levantamiento de pesas en estos Juegos Panamericanos.
Es una estrategia, un juego de ajedrez. Lisseth comienza con 147 kilogramos, pero Mary alza 150. La ecuatoriana se anima y cumple con 152, pero la estadounidense levanta la vara con 155.
A la tricolor no le queda otra que ir por los 157 kilogramos en su último intento. El público está sin habla, se siente la presión, el nerviosismo, como si Lisseth llevara la bandera de todos los aficionados. La ecuatoriana cumple y, por el momento, es oro.
Sale la estadounidense. También aspira a los 157 kilos pero, gracias a lo levantado en el arranque, sería suficiente para arrebatarle el oro a su rival. Mucha tensión en el ambiente, alza las pesas... pero es un intento nulo.
Se escuchan gritos de emoción, Lisseth es campeona, celebra el público. Pero el drama no acaba, ya que hay revisión de video, como un VAR en el fútbol. Los jueces revisan la repetición y, ante la desazón de todos, le dan el levantamiento válido.
Mary Theisen-Lappin es campeona y Lisseth Ayoví, por un kilo, queda en segundo puesto. En la ceremonia de premiación se nota la desilusión de la ecuatoriana. Se siente orgullosa de esa medalla de plata panamericana, pero estuvo muy cerca de la gloria.
"Quería levantar más"
Con la medalla de plata colgada, Lisseth Ayoví entra a zona mixta. Se impresiona al ver a los periodistas ecuatorianos que están presentes y que la aplauden por su logro.
La orense necesita un momento, le salen las lágrimas. Tal vez por su mente pasaba que defraudó a su país, por no ganar la de oro, pero esta imagen le demuestra que sus compatriotas están orgullosos de ella.
"Estoy agradecida con Dios por este nuevo logro, me he venido preparando, a pesar de las lesiones, a pesar de los dolores, he cumplido con lo que veníamos peleando", expresa emocionada.
La pesista confiesa que "quería levantar un poco más", pero que "fueron las estrategias de los profesores y hay que respetar, porque ellos saben los límites de cada deportista".
Ha sido un ciclo olímpico lleno de triunfos. Ganó dos medallas de oro en los Bolivarianos, dos de plata en el Panamericano de Pesas, una de oro en los Suramericanos y tres de bronce en el Mundial.
Sus marcas también han ido en ascenso. Con su total olímpico de 276 kilos (suma de arranque y envión), la ecuatoriana se ubica quinta a nivel mundial en la categoría de los +87 kilogramos, la más complicada, ya que no tiene límite de peso.
Ahora Lisseth piensa en el futuro, en las próximas competencias, que serán claves para obtener el sueño del cupo olímpico. En su calendario están un Grand Prix, el Campeonato Panamericano y el Mundial de Pesas.
Al finalizar la jornada, se le pregunta a Lisseth que opina sobre ser parte de esta generación de mujeres pesistas, que se encuentran entre las más fuertes del mundo.
Ella demuestra su humildad y responde: "yo creo que todas las chicas del Ecuador somos fuertes", y sale, agarrando su medalla y nuevamente entre lágrimas. Estuvo cerca de esta gloria, pero el camino a más triunfos recién comienza.
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