Póker, medias lunas y tangos: así fue el viaje de Liga a Buenos Aires

El viaje de la delegación universitaria fue tranquilo. El cuerpo técnico y los dirigentes se tomaron los asientos delanteros de la aeronave de Aeroregional, que llevó a Liga de Quito hasta la capital argentina. Los jugadores se acomodaron atrás.

Nadie -o casi nadie- respetó los puestos asignados. Es una costumbre. Los futbolistas se acomodan a su gusto. Paolo Guerrero saludó con todos y luego prefirió viajar en solitario. ‘Dida’ Domínguez ocupó tres asientos y el ‘Keki’ Piovi cambió de lugar en varias ocasiones.

Un grupo optó por las barajas. Hubo juego de póker con apuestas de por medio. La mayor parte del plantel prefirió el descanso.

Luis Zubeldía no se movió. Quizás fue el más formal de todos. Tomó su computador y analizó imágenes de algunos partidos. El entrenador argentino no pierde de vista el objetivo: superar a Defensa y Justicia y llegar a la final de la Copa Sudamericana.

Antes de aterrizar en Santa Cruz, Lucas Vivas, el preparador físico de Liga, se encargó de repartir medias lunas (tan tradicionales en Argentina), para acompañarlas con café.

De hecho, el ambiente en Liga es distendido, pero nadie quiere hablar de la final. Nadie hace cálculos. Nadie menciona Punta del Este (ciudad donde se jugará la final). El discurso es uno solo: paso a paso.

Parece una excesiva prudencia, después de la goleada por 3-0 de Liga sobre Defensa y Justicia en el partido de ida en el estadio Rodrigo Paz Delgado. Pero en el fútbol es mejor ser prudentes y en Liga lo saben.

Como tantas otras veces, Liga ya está en Buenos Aires, con la intención de bailar otro tango, como ya lo ha hecho en los mejores momentos de su historia.

La ‘U’ ha jugado partidos inolvidables en la ‘Ciudad de la Furia’ y este miércoles, desde las 17:00 (hora de Ecuador), en el estadio de Lanús, el equipo ecuatoriano va en busca de su octava final internacional.

Por casualidad o quizás con intención, un poco antes de aterrizar en Buenos Aires, Esteban Paz repartió a la mitad del avión aquellos chocolates ecuatorianos tan tradicionales: los tangos. El manjar no llegó a los jugadores. La dieta no se rompe. Al menos no hasta jugar la final.