La legión de ciclistas ecuatorianos entrena entre Imbabura y Carchi
La pandemia generada por el coronavirus ha permitido que los ciclistas profesionales del Ecuador se reunan a entrenar y recorrer las rutas del norte del país. A diario, los pedalistas cumplen sus trabajos, antes de que reinicie la temporada.
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Aunque en estas fechas debían estar compitiendo en Europa, el Covid-19 ha obligado a los ciclistas ecuatorianos a quedarse en casa y entrenar en las rutas que los vieron crecer. Por eso, es común, por estos días, ver a Richard Carapaz y otros pedalistas circular por la avenida Panamericana o por distintas rutas de Carchi e Imbabura.
Los ciclistas profesionales de Ecuador se conocen desde niños. Han compartido equipos, entrenamientos y son amigos desde pequeños. Por eso, ha resultado sencillo que se encuentren para compartir las tablas de entrenamiento que les envían sus equipos.
Todo empezó el 4 de mayo, cuando los ciclistas recibieron el permiso para poder entrenar en carreteras, cumpliendo los protocolos de bioseguridad. Semanas después, cuatro ciclistas se juntaron para entrenar: Richard Carapaz, Jorge Montenegro y los primos Jefferson y Alexander Cepeda.
Ellos se encuentran todos los días en Julio Andrade, lugar de residencia de Carapaz. Montenegro se traslada desde Tulcán (a 23 kilómetros de distancia) y los primos Cepeda desde el Playón de San Francisco en Sucumbíos (a 20 kilómetros). Ahí empieza la jornada.
Debido a las circunstancias, los ciclistas tienen que realizar entrenamiento de fondo, como si se tratara de una pretemporada. Por eso, los equipos les envían tablas en las que deben cumplir jornadas de seis y hasta siete horas, tres veces por semana.
A esas rutinas, en ocasiones, se une Jonathan Caicedo, del Education First, quien vive en Santa Martha de Cuba (a 10 kilómetros de Julio Andrade), quien se prepara para competir en Europa. Y también Jhonatan Narváez, del Ineos, que tiene su residencia en Ibarra, pero que a veces se encuentra con este pelotón de entrenamiento.
Las rutas que cumplen estos ciclistas son muy variadas. En distintas jornadas han subido al volcán Chiles, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. Eso les ayuda a mejorar la oxigenación y a adaptarse a la altitud que tienen algunas etapas en grandes competencias como el Giro de Italia o la la Vuelta a España.
Si el clima no ayuda, el pelotón desciende hasta el Valle del Chota, a 1.500 sobre el nivel del mar y recorren distintas zonas como Ambuquí, Urcuquí, Pimampiro, Tumbabiro y más. Los entrenamientos son fuertes y extensos, pero el trabajo en grupo ha permitido que las jornadas sean mucho más amenas.
En las últimas semanas, la legión de ciclistas ecuatorianos ha recibido la colaboración de Pedro Rodríguez y el Team Shimano, que está ayudando con abastecimiento en los recorridos. Y en algunas ocasiones, la Policía Nacional también ha prestado patrulleros o motos para acompañar al pelotón.
Esas jornadas están cerca de terminar. Carapaz y Narváez deben presentarse en Mónaco el próximo 16 de julio, para sumarse a los entrenamientos del Team Ineos. Mientras que Caicedo y los primos Cepeda están a la espera de que sus equipos les confirmen sus calendarios, para también incorporarse a los trabajos, de cara al reinicio de la temporada.
Sin embargo, para los ciclistas ecuatorianos ha sido una buena época para compartir entrenamientos entre amigos y para recorrer las rutas donde se formaron como deportistas. Ahora, llegará el momento de demostrar su calidad en las carreteras de las principales carreras del mundo.
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