Cristhian Noboa y el (casi) final del último gran equipo de Ecuador
Noboa fue uno de los mejores centrocampistas del país. En lugar de insistir en continuar como profesional, debería planear su cotejo de despedida.
Los jugadores de la selección ecuatoriana Christian Benítez, Cristhian Noboa y Antonio Valencia celebran un gol ante Paraguay, el martes 26 de marzo de 2013, durante un partido de Eliminatorias para el Mundial Brasil 2014, en el estadio Atahualpa, en Quito.
EFE
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Se niega a decir adiós. No le importa la evidencia médica, que prácticamente descarta su regreso a la alta competencia por la imposibilidad de recuperar una de sus rodillas. Tampoco le importa la edad, unos 39 años bien vividos, pero que pesan como plomo en un profesionalismo ultravertiginoso. La realidad es que Cristhian Noboa, el 'Zar' del fútbol, es prácticamente un jugador retirado.
Es una pena, porque Noboa pensaba retirarse en Emelec, el equipo de sus amores, dando una mano a un Bombillo chamuscado. Había una intención casi heroica de tenerlo a tiempo para un Clásico del Astillero. Pero no pudo ser. Ya sabemos cómo es: uno propone pero los mil disfraces del destino terminan decidiendo otra cosa.
Y este (casi) retiro de Noboa produce mucha nostalgia, porque se va (o se va ya mismo) uno de los poquitos jugadores activos que quedaban del último gran seleccionado de Ecuador. Por supuesto, me refiero al cuadro que venció a Argentina por 2-0 en Buenos Aires, el 8 de octubre de 2015. Ese fue el último triunfo relevante, heroico y legendario de la Tricolor.
Sí, lo que hizo el equipo que lideró el DT Gustavo Alfaro fue importante, pero en realidad nunca formó un equipo capaz de una hazaña tan resonante fuera del país. Ese triunfo, a la larga, no sirvió para llegar al Mundial de 2018, pero sigue siendo el mejor partido de la Tricolor desde entonces hasta hoy en el exterior.
De ese equipo aún juegan Alexander Domínguez, Felipe Caicedo, Ángel Mena y Miller Bolaños.
Noboa fue uno de los mejores centrocampistas del país. Inteligente y concentrado, siempre sacaba de su repertorio pases precisos que sorprendían al rival. También cultivó un fuerte sentido del liderazgo, aunque a veces se metió en problemas mediáticos y con los dirigentes por no guardarse las palabras. Hubiera sido un estupendo líder sindical.
Las célebres exigencias por los patacones y el juguito de naranja fueron malinterpretadas. Y quizás se le fue la mano en presionar al mismo Alfaro para que lo lleve al Mundial de Catar.
Todo eso no resta que se marcha (o ya casi) el número 6 más interesante, fogozo y peleador de la década del 2010. El único de Ecuador que pudo conquistar Rusia. Le resta, y ojalá se lo esté planeando, un cotejo de despedida, uno en que la hinchada despida al Zar del fútbol.
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