Los sacrificios de debutar en el fútbol profesional
Jugadores de reserva de LDU entrenan previo al partido contra Emelec.
Doménica Figueroa.
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El proceso es largo. Cada club tiene distintas maneras de elegir. Independiente del Valle, por ejemplo, hace que sus chicos primero pasen por las escuelas que tiene regadas en todo el país. Unos clubes llaman a pruebas y otros hacen ‘scouting ’ y los van a buscar en sus ciudades natales.
Sin embargo, el objetivo es el mismo: encontrar a la futura estrella del fútbol ecuatoriano.
Reclutar a un niño para las categorías inferiores no implica solo que juegue al fútbol, sino que los clubes ahora se encargan de una formación integral, que incluye educación, salud, psicología y valores.
En Aucas, los chicos que vienen de otras provincias y que son aceptados para ser parte de las canteras, viven en una casa club donde hay 8 cupos semanales para ellos.
Actualemente habitan 23 chicos entre las categorías Sub 14 y Reserva. Allí conviven, comen y asisten al colegio bilingüe John Osteen, que tiene convenio con el club.
Una vez que los jugadores ya son parte de los equipos, se entrenan a diario para ganarse un lugar en cada una de sus categorías. Ser parte de un equipo se convierte en una historia única porque cada caso es distinto.
Mientras algunos tienen la posibilidad de que sus padres los lleven a los entrenamientos y luego vayan a sus casas, otros deben dejar su ciudad natal, a su familia y sus costumbres con un solo objetivo: debutar en primera.
Es el caso de Jhon Byron Flores, jugador de la reserva de Liga de Quito, que es oriundo de Bocana de Lagarto, una localidad de Esmeraldas ubicada a 10 horas de la capital y a la que se accede en lancha, desde San Lorenzo.
Existen otros casos dramáticos, como el de Boris Paredes. Su madre consumía drogas y él pasaba muchas horas en la calle. Un reclutador de Aucas lo vio en un equipo de Cumbayá, lo invitó a probarse en el Ídolo del Pueblo y le ofreció un estilo de vida diferente.
Paredes llegó a Chillogallo hace cuatro años. Hoy juega en la Sub 18 del Aucas y viste la camiseta número 10. Sueña con debutar en primera categoría y jugar en Europa.
Las condiciones en las que juegan la mayoría de niños y jóvenes en equipos como Liga, Independiente o Aucas son favorables en relación a las circunstancias que viven en sus hogares. Iván Vázquez, jefe de formativas de los Rayados del Valle, asegura que “el club brinda a los chicos unas condiciones que muchos en sus hogares no pueden tener”, como:
- Alimentación
- Educación
- Atención médica
- Formación psicológica
- Formación deportiva
- Desarrollo físico
Las reglas
Desde la categoría Sub 12, los jugadores deben contar con una ficha de inscripción firmada por sus padres, registrada en la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) para que consten como jugadores de los clubes.
Los menores de edad, no firman contratos con los equipos porque la FIFA no lo permite.
“Solo se les da una pequeña remuneración económica. Los chicos tienen todo en el club, entonces no necesitan mucho más”.
Ana Carolina Lara, psicóloga de Independiente del Valle.
Una vez que los jugadores cumplen 18 años, ya pueden firmar un contrato profesional o amateur, según el equipo en el que se encuentren.
¿Y en caso de interés de un club del exterior?
La FIFA regula al máximo la salida de jugadores menores de edad.
El Reglamento sobre el ‘Estatuto y Transferencia de Jugadores de la FIFA’ asegura que “la transferencia internacional de un jugador se permite solo cuando el mismo alcanza los 18 años”, con excepciones como:
- Si los padres del jugador cambian su domicilio al país donde el nuevo club tiene su sede por razones no relacionadas con el fútbol.
- La transferencia se efectúa dentro del territorio de la Unión Europea (UE) o del Espacio Económico Europeo (EEE) y el jugador tiene entre 16 y 18 años de edad.
- El jugador vive en su hogar a una distancia menor de 50 km de la frontera nacional, y el club de la asociación vecina está también a una distancia menor de 50 km de la misma frontera en el país vecino. La distancia máxima entre el domicilio del jugador y el del club será de 100 km. En tal caso, el jugador deberá seguir viviendo en su hogar y las dos asociaciones en cuestión deberán otorgar su consentimiento.
Debutar en un equipo de Primera no es sencillo. Los entrenadores consultados por PRIMICIAS coinciden que de 100 chicos que llegan cada año a las formativas, uno o dos llegan al fútbol profesional.
Los equipos ecuatorianos están cambiando su visión. Muchos ya no quieren contratar a la súperestrella del fútbol internacional cada temporada. Más bien, lo que pretenden ahora es formar jugadores, que brillen con sus camisetas para luego venderlos al fútbol del exterior.
Pero debutar en Primera categoría es algo que puede ocurrir, como no. Por eso, los clubes no solamente pretenden moldear a las futuras estrellas del fútbol ecuatoriano y mundial, sino formar a personas preparadas para jugar o para dedicarse a otras profesiones según sus aptitudes.
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