Exfutbolistas que comparten una misma pasión: la parrilla
El exarquero, Mario Rubén Quiroga, atiende en su restaurante San Isidro, en Quito.
Felipe Larrea
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Son varios factores por los que nuestro país es atractivo para los futbolistas del extranjero: el clima, la amabilidad de la gente, la comida, la playa y las distancias cortas entre regiones.
Además, a partir del 2000, para los jugadores extranjeros se volvió aún más seductor el venir porque los sueldos se cobran en dólares.
Varios deportistas, después del final de sus carreras, optan por seguir ligados al fútbol. Otros, sin embargo, apuestan por emprender un negocio propio.
Es el caso del uruguayo José María Muniz y de los argentinos Mario Rubén Quiroga y Cristian Bottero. Los exfutbolistas tienen historias muy parecidas, pero hay un factor que los caracteriza: todos son propietarios de restaurantes de carne en Quito.
Mario Quiroga: "Quito es una ciudad ideal para vivir"
Llegó a la capital en 1975 para jugar en Sociedad Deportivo Quito, además pasó por otros clubes como Liga Deportiva Universitaria, Manta, Universidad Católica y Barcelona. El 'Chapulín', como se lo conoce, menciona que siempre se sintió a gusto y nunca dudó en quedarse a vivir en Ecuador.
"Me quedó el cariño por el país. Mi hijo (Mario) nació acá y tiene la doble nacionalidad. Conmigo en Ecuador se portaron muy bien", cuenta Quiroga, desde su restaurante en el norte de la ciudad. El argentino es propietario de 'Estancia San Isidro'.
El 'Chapulín' cuenta que fue criado en el campo y ahí aprendió a cocinar. "Eramos cinco hermanos que nos teníamos que ayudar para cocinar. A los siete años ya sabía carnear un cordero, pelar un chancho o un borrego".
Cristian Bottero y su proyecto antes del retiro
El argentino llegó a Ecuador en 1999. Jugó en Macará, Delfín, Deportivo Cuenca, Universidad Católica y Emelec.
En su primer año en el país marcó 25 goles y terminó como goleador del campeonato nacional. "Se me abrieron muchas puertas. A mi familia le encantó Ecuador".
Justo ese año, el país vivía una profunda crisis económica que derivó en la dolarización. A pesar de eso, Bottero se sintió cómodo. "En esa época se cobraba en sucres. Había muchos problemas en el país, pero siempre nos agradó y nos sentimos como en casa".
El destino hizo que forme su familia en el país. "No pensé quedarme, porque uno cuando juega al fútbol pasa por distintos países. Pero cuando vine acá me cambió todo. Va de la mano con que te vaya bien en tu equipo".
Además, montó una cadena de restaurantes que ha ido creciendo. La Casa de Bottero funciona en Quito y Manta.
José María Muniz se dedica a su pasión
Llegó a Quito en 1975 para jugar un partido amistoso con la selección uruguaya y desde el primer momento le gustó todo: el clima, la comida, las montañas y la gente. Ya vive 35 años en Quito.
'El Negro', como se lo conoce desde su época como futbolista, vistió la camiseta de la Universidad Católica en 1984. "Siempre dije que iba a terminar acá mi carrera (en Ecuador). La terminé en Uruguay pero me vine de vuelta".
El exdelantero es dueño 'Parrilladas Uruguayas', restaurante ubicado al norte de Quito. "Estoy trabajando en lo que siempre me gustó, la parrilla, desde muy chiquito le entramos a esto".
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