Joe Armas trabajó como albañil y sueña con dirigir a la Selección
El entrenador ecuatoriano de 26 años se formó en Madrid, España. Estudió dirección técnica y cuenta con un máster en gestión deportiva. Durante su estadía en Europa trabajó como albañil para solventar sus gastos. Su objetivo es dirigir a la Tri.
Joe Armas sentado sobre una pelota después de una entrevista con PRIMICIAS, en el estadio de Ibarra, en agosto de 2022.
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Joe Armas se define como un entrenador meticuloso. Su pasión por dirigir lo hace fijarse hasta en los mínimos detalle, desde la estrategia antes de un partido, hasta definir el proyecto deportivo de la institución y los salarios de los jugadores.
Después de su experiencia por Europa, en donde hizo pasantías en las divisiones formativas del Ajax, PSV Eindhoven, AZ Alkmaar, Athletic Club, Leganés y Real Madrid, regresó a Ecuador y se vinculó al Imbabura SC a finales de 2021.
Su experiencia más importante como DT la vivió en la Copa Ecuador 2022. Su equipo eliminó a Liga de Quito y llegó hasta los cuartos de final.
En una entrevista con PRIMICIAS, Armas cuenta cómo vivió la participación de su equipo en la Copa Ecuador, las adversidades que superó en España, de qué entrenadores aprende sobre táctica y manejo de grupo y las ofertas que ha recibido del extranjero.
¿Ya asimilaron toda la revolución que causó su participación en Copa Ecuador?
Sí, fue una experiencia muy bonita, que nos ayudó a desarrollarnos como profesionales tanto a los jugadores como al cuerpo técnico. Ojalá que en la próxima temporada podamos vivir otra vez esta aventura y llegar más lejos. Ese es el objetivo.
El torneo significó una vitrina para el equipo y para usted. ¿Cómo lo tomó en lo personal?
No me enfoco tanto en lo que pasa en las redes sociales y lo que dicen los medios. A mí me gusta concentrarme en el trabajo en la cancha. Sé que parte de este deporte es convivir con la victoria y la derrota. Y hay que saber comportarse en ambos casos. Después del triunfo ante Liga, por ejemplo, intenté no desviarme de la atención que merecía el equipo.
¿Ha sido la experiencia más gratificante que ha tenido como profesional?
Sí, obviamente. Sobre todo porque me da una gran satisfacción saber cómo la gente le conoce ahora a Imbabura, no solo en la provincia, sino a nivel nacional. Hemos recibido muchos mensajes de apoyo sobre el proyecto deportivo que estamos construyendo y de cómo lo estamos gestionando. Eso es algo que me llena de felicidad, porque somos pocos profesionales en el equipo, pero que nos dedicamos las 24 horas a nuestro trabajo.
¿Qué se le pasa por la cabeza cuando mira hacia atrás y se da cuenta de todo el trabajo?
Somos un cuerpo técnico muy especial. Mi asistente es mi compañero de vida. Lo conocí a los 11 años y nos fuimos a estudiar a España. Juntos sabemos todas las adversidades que pasamos para vivir allá y obtener los títulos. Trabajamos como albañiles en distintas obras en verano e invierno. Necesitábamos trabajar para solventar nuestros gastos. Dormíamos en colchones en el piso. Eso nos forjó el carácter y nos permitió tener una fuerza adicional para enfrentar cada partido.
¿Cuánto ganaban como albañiles?
Se ganaba por día. Podíamos reunir entre 30 y 50 euros diarios, en función del tiempo que trabajábamos. En la obra estábamos desde las 06:00 hasta las 17:00 o 18:00. Eso nos ayudaba para vivir cada mes.
¿Cuáles son sus principales objetivos como profesional?
Nuestra meta con el equipo de trabajo, de aquí a cinco años, es dirigir en Europa. Queremos enfrentar a los mejores entrenadores y futbolistas del mundo. Y el objetivo a largo plazo es dirigir a la selección ecuatoriana.
¿Cómo se define como entrenador?
Estudio mucho el juego. Miro lo que hacen otros entrenadores. Y eso intento adaptar a nuestro contexto. Mi mayor pasión es que el equipo juegue como entrenamos. Y lo que más amo es que los jugadores tengan el balón. Es por eso que se necesitan muchos fundamentos para jugar, para que los chicos tengan las mejores soluciones y tomen las mejores decisiones en cada partido. Cada cerebro tiene que funcionar como uno solo a la hora de entrar a la cancha.
Hablaba de que se fija en lo que hacen otros entrenadores, ¿por ejemplo?
Tengo varios referentes. Me gusta mucho lo que transmite Marcelo Bielsa sobre los valores dentro del juego, de no quemar tiempo y no simular faltas. Eso hemos intentado enseñarles a nuestros chicos. De Pep Guardiola me gusta la táctica y cómo generar más situaciones de ataque. También me veo muy referenciado con Julian Nagelsmann por su corta edad, admiro cómo gestiona el equipo. Ellos me ayudan a desarrollar mi método de entrenamiento. Trato de robar ideas, no copiarlas, que es diferente y adaptarlo a nuestro juego.
Al ser un entrenador joven, ¿cuál es la dinámica de trabajo con los chicos y cómo hace para transmitirles el mensaje correcto?
La mejor forma de gestionar el plantel es tratarlos como seres humanos, no como futbolistas. Aquí no existe un trato de entrenador a jugador o viceversa. Aquí manejamos un trato entre seres humanos, con mucho respeto. Eso nos ha permitido crear un gran ambiente. Nuestra convivencia es genial, porque todos amamos venir cada día a los entrenamientos y ninguno quiere irse. Eso es algo que se da muy poco. El DT Jürgen Klopp dijo que hay que crear ambientes especiales para conseguir resultados especiales. Eso hacemos.
¿Cómo separa su trabajo como director técnico y gestor deportivo?
Son funciones que si bien están relacionadas, son distintas. Gracias a mis estudios tengo conocimientos en ambas ramas. Aquí todavía no está tan instalada la función de la gestión deportiva. Se trata de trabajar con base en un proyecto, que lo tenemos bien estructurado. Tenemos la visión muy clara; en dónde empezamos y hacia dónde queremos ir. Esa variedad de funciones es la que me apasiona. El analista de video también se desempeña como contador. Además, somos los responsables de determinar los salarios y pagarle a todo el plantel.
¿Cuál es el tope salarial?
Entre USD 1.500 y USD 1.600. Por el presupuesto designado a principios de año es lo que tenemos permitido gastar en el plantel. Nadie está aquí por el dinero. Estamos aquí porque amamos el Imbabura, porque tenemos sueños e intentamos hacer el mejor trabajo posible.
¿Cómo es un día normal suyo?
Por la mañana me reúno con mi equipo de trabajo. Desayunamos y después planificamos la jornada de entrenamiento. Vamos a la cancha, una vez finalizada la práctica nos reunimos con el presidente. Allí analizamos la jornada y entregamos informes relacionados con el plantel. Después tenemos otra reunión con los entrenadores para delinear el día siguiente y en las noches leo y estudio. Igual me gusta ver series, ahora estoy viendo la del Arsenal. Aprendo mucho de Mikel Arteta. Por todas las funciones, el día se pasa rápido.
¿Ha recibido propuestas de otros equipos?
Sí. Mediáticamente ya nos conocen, entonces pienso que es normal. Muchos clubes se han comunicado con nosotros, algunos de Perú y otros de Ecuador. Con todo el respeto hemos escuchado las ofertas, pero tenemos dos años más de contrato con Imbabura y la gran ventaja es que gestionamos toda la parte deportiva, tanto del primer equipo como de divisiones inferiores. Y si en algún momento decidimos irnos a otro lugar, será con esa misma condición, gestionar todo. No me gusta solamente ser entrenador. Me gusta ayudarle a una institución a que se desarrolle. Por ahora cumpliremos nuestro contrato.
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