Verónica Marín lucha por ascender a la Superliga femenina
El "no" lo transformó en "sí", con talento, fuerza y pasión. Sus abuelos le aconsejaron escoger una profesión "para niñas", pero ella prefirió el balón.
Verónica Marín, durante un entrenamiento de la Universidad Católica, el jueves 14 de octubre de 2021.
Armando Prado
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La entrenadora Verónica Marín llevó a Universidad Católica a ganar el campeonato de Pichincha, en el primer paso rumbo a la Superliga femenina de 2022.
"Este proceso lo iniciamos en diciembre de 2020 desde cero. Tuve la propuesta de viajar al exterior, pero sentí un compromiso con el país y con el desarrollo que está alcanzando el fútbol femenino", nos dice la ecuatoriana Verónica Marín, de 34 años.
En sus años escolares y colegiales, el fútbol fue solo un pasatiempo. Un juego recreativo que compartía con amigas y primos. Como en su casa, el "no" al deporte como profesión era una constante, estudió ingeniería de sonido y acústica.
Alcanzó el título académico, pero su espíritu no se llenaba de pasión como sucede cada vez que el balón aparece en su camino.
Se graduó como técnica superior en deportes y luego estudió dirección técnica en el Instituto de la Federación Ecuatoriana de Fútbol.
Además, tiene una maestría como directora técnica en la Universidad de Barcelona, en España.
Siento que los paradigmas y el machismo son un impulso para seguir adelante.
"Siempre fue un reto mostrarme a mí misma, que puedo. Hoy queremos inspirar a esas niñas que aún creen y que no pueden cumplir sus sueños por el hecho de ser mujeres", resalta.
Admira a sus jugadoras, porque muchas son madres y distribuyen su tiempo para poder jugar al fútbol. "Otras trabajan, porque de este deporte, no se puede vivir aún".
'Vero' Marín fue asistente técnica de Jeny Herrera en la selección de Pichincha que ganó el título en los Juegos Nacionales en 2018.
En la selección ecuatoriana femenina trabajó con Vanessa Arauz, como analista de video. Y también colaboró en Independiente del Valle, con la entrenadora española Susú Cores.
"Universidad Católica me dio la oportunidad de ser entrenadora titular y de liderar este proyecto. Vamos paso a paso", relata con el optimismo y el entusiasmo que la caracterizan.
Marín recibió un plantel muy reducido. A la primera convocatoria abierta que realizó, asistieron 140 futbolistas.
"Llegaron de todas las regiones del país: Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos. Nuestra arquera, Natalia Calle, vino desde las Islas Galápagos", narra.
Muchas de estas deportistas tenían más ilusión que formación técnica. Algunas no tenían conocimiento de cómo era un entrenamiento deportivo. No habían pulido su parte táctica y técnica.
Hoy, Universidad Católica cuenta con 26 jugadoras de entre 16 y 31 años. Las futbolistas Sub 18 son importantes en su plantilla para cumplir con la reglamentación de jugar con dos de ellas durante los 90 minutos.
Universidad Católica cuenta con 26 jugadoras de entre 16 y 31 años.
"Al no contar con divisiones formativas, debemos trabajar con todas al mismo tiempo, pero adecuando el entrenamiento y las cargas físicas para su edad. En ningún caso adelantamos procesos".
Después de terminar la pretemporada, en febrero de 2021 disputó el torneo de la Comisión de Fútbol Amateur (Confa). Solo duró un fin de semana: Católica jugó tres partidos.
"Por un gol nos quedamos fuera de la Superliga. Fue doloroso, pero eso nos motivó para continuar con el proyecto. Participamos en el torneo de Pichincha, donde terminamos primeras en un hexagonal. Ahora viene lo más complicado, los playoffs nacionales".
Los 16 mejores equipos de Pichincha, Guayas, Imbabura y Cañar disputarán, entre octubre y noviembre, los dos cupos para la Superliga femenina de la temporada 2022.
"El camino no es fácil, es bastante complicado, por el nivel competitivo. En 2019 estuve en Independiente del Valle, como asistente técnica y no había tanta competencia en la Superliga. Ahora hay equipos que apuestan por lograr una mejor participación en la Copa Libertadores, como Deportivo Cuenca. Y tenemos equipos jóvenes como Liga Deportiva Universitaria e Independiente del Valle", narra la DT.
Ascender a la Superliga es su objetivo, el de su cuerpo técnico y el de sus jugadoras. Pero también de la Universidad Católica, el club que le ha brindado respaldo total.
Verónica Marín no cambiará su filosofía de trabajo para esta fase final. "Son chicas jóvenes, chicas nuevas, cuyos nombres no son conocidos, eso es lo más complejo. Con ellas queremos ascender a la Superliga, para permanecer, no para descender".
No reforzará la plantilla con futbolistas de experiencia, que jugaron en otros clubes porque, dice, es traicionar su esencia.
Le gusta ir paso a paso, porque "para volar, primero se debe caminar", dice y confiesa sus sueños: quiere dirigir a un club en el exterior y también a la Selección Nacional.
Mientras planea el siguiente paso en su carrera, comparte más tiempo con sus padres, Oscar y Verónica, y su hermana, Soledad, a quienes convenció con hechos de que el fútbol es su vida misma.
"Hoy, en mi casa, nadie se pierde un partido de la Universidad Católica".
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