Samantha Arévalo y el dilema de enfrentar un nuevo ciclo olímpico
La nadadora, nacida en Morona Santiago, se toma una pausa, necesita tiempo para replantear sus objetivos después de una década de nadar en la élite mundial.
La nadadora ecuatoriana Samantha Arévalo durante el Campeonato Nacional de aguas abiertas, el 22 de abril de 2022.
Armando Prado
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Tras finalizar su tercera participación en los Juegos Olímpicos en agosto pasado en Tokio y de entrenar durante cinco años en Italia y Francia, la nadadora regresó a sus orígenes.
Samantha Arévalo retornó a la casa materna en Macas, provincia de Morona Santiago, donde pasó su infancia y parte de su adolescencia.
"Un deportista debe estar bien física y mentalmente", dice la nadadora de aguas abiertas, que volvió a competir en el país luego de muchos años.
Lo hizo en Salinas, en el último Campeonato Nacional Interclubes, donde mostró su alegría frente al crecimiento de esta disciplina en Ecuador.
Con orgullo menciona que Ecuador es un referente internacional y que la natación se ha difundido en varias provincias. "Desde hace algún tiempo se ve el progreso que de esta disciplina en el país. Es muy linda", agrega emocionada.
Fue en 2013 cuando dejó las pruebas de piscina, donde ostenta ya varios récords y títulos nacionales, para incursionar en las aguas abiertas: la maratón de 10 kilómetros, distancia que recorren las mujeres en dos horas.
"La primera vez que nadé no me gustó", revela la deportista, de 27 años. Pero tras esa primera experiencia se convirtió en un ícono de la natación.
Se clasificó a los Olímpicos de Río de Janeiro, donde logró el noveno lugar. Por centésimas de segundo no pudo alcanzar un diploma olímpico.
"Las pruebas de aguas abiertas son diferentes entre hombres y mujeres. En la competencia femenina existen muchos roces y golpes, no hay mucha distancia entre las nadadoras", explica Arévalo.
Con la experiencia de haber nadado por el mundo, Samantha dice que se trata de "una prueba que requiere un proceso largo de conocimiento y de mucha paciencia".
Le entusiasma hablar de las aguas abiertas. "He pasado toda mi vida en el agua", por eso agradece a la natación la contribución en su formación como persona.
Afirma que la dedicación y el esfuerzo en el entrenamiento le permitieron romper límites, incluso los que ella mismo se forjó.
En estos casi 15 años de haber conformado selecciones nacionales y de llegar al alto rendimiento, solo le faltó nadar en el Ártico y la Antártida. Le gusta el mar, pero disfruta más las competencias en lagos y lagunas.
Su mayor proeza la logró en 2017, cuando se colgó la medalla de plata en el Mundial de Natación en los 10 kilómetros.
París 2024
Aún no hay respuestas sobre la preparación para los próximos Juegos Olímpicos de París.
Samantha está en modo pausa, porque sabe que un nuevo ciclo implica más rigor que el anterior, cuando estuvo Europa de 2017 a 2021.
"Pausas para mirar y ver. Percibir y entender. Y con cada pausa, bajamos, apreciamos, aprendemos y nos vamos", es un fragmento del poema 'La Vida', de la brasileña Enise Goncing, y tal vez delata muchas de las emociones que hoy vive Samantha.
No ha dejado de nadar y ha vuelto a trabajar con el cubano Ariel Cabana, quien fue su primer entrenador en Macas y con quien pudo clasificarse por primera vez a unos olímpicos: Londres 2012. Allí rompió el récord nacional de los 800 metros en piscina.
Es uno de los profesionales que marcó su carrera deportiva. Luego se entrenó con Juan Fernando Enderica, en Cuenca, y en los últimos años lo hizo con el técnico italiano Fabrizio Antonelli, quien dirige a la selección de su país.
La natación le permitió conocer y compartir entrenamientos con la neerlandesa Sharon van Rouwendaal y el francés Marc-Antoine Olivier, campeona y subcampeón de aguas abiertas en los Juegos Olímpicos de 2016, en los 10 kilómetros.
De ellos, Samantha no destaca ni las medallas ni las marcas. "Son personas con mucha humildad y dispuestas a enseñar a los demás", subraya.
La ilusión no ha terminado, pero la decisión aún debe esperar. Samantha Arévalo todavía no ha iniciado un nuevo ciclo olímpico de manera oficial.
La experimentada nadadora debe confirmar si participa en los Juegos Bolivarianos y Sudamericanos, con lo que empieza una nueva aventura hasta París 2024.
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