La pasión de Javier Burrai por el arco nació a los cinco años
Su padre fue su primer entrenador. En el jardín de la casa, se forjaba un arquero que busca ganar otro título en Ecuador.
Javier Burrai ataja una pelota durante un entrenamiento con Barcelona, en 2022.
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"Mi Viejo", dos palabras con profundo significado para Javier Burrai, el espigado arquero de Barcelona que ya fue campeón en 2020 y esta temporada quiere repetir la hazaña en la definición con Aucas.
Su 'Viejo' fue quien le trasladó su pasión por el fútbol y fue su primer entrenador. Ambos diseñaban en el patio de casa un arco para que Javier ensaye sus primeras atajadas.
"Fue él quien me regaló mis primeros guantes y mis primeros botines de fútbol. Siempre él. En esa época no había sino para comprar un par de guantes y un par de botines por año", dice.
Y con algo de humor describe que los botines solo se reemplazaban al reventarse.
"Había que aguantar hasta que el zapato se abría, porque el pie crecía y no entraba más. En esa época fue así, pero a uno le hizo valorar lo que tenía”.
No había comodidades, pero estaba rodeado de mucho amor y cariño de sus padres, Óscar y Adriana.
A los 16 años abandonó su pueblo, San Nicolás, en el norte de la provincia de Buenos Aires, y emprendió un largo recorrido en su afán de convertirse en futbolista profesional.
Se fue a vivir a una residencia en Buenos Aires, compartió alojamiento con otros chicos, que como él buscaban una oportunidad para iniciar su carrera deportiva. “Me sacó del confort de mi casa y me hizo conocer otra realidad”.
“La pasión por el arco nació a los cinco años y la fui alimentando cada temporada. Soñaba con convertirme en un futbolista profesional y jugar en un estadio lleno de gente”
Javier Burrai, arquero de Barcelona
Comprendió que para conquistar grandes objetivos tenía que hacer grandes sacrificios. Aprendió a cocinar y lavar su ropa, actividades que no hacía en su casa. Aprendió a comer con lo justo, porque dinero no sobraba.
Jugó en las categorías C y B con 23 años. Debutó en primera división al cumplir 26 años en Arsenal, donde conoció a Gustavo Alfaro. “Es uno de los técnicos que me marcó, me ayudó a saber qué se tiene que hacer en un plantel de primera división”.
Pasó por Locarno en Suiza, antes de regresar a su país para jugar por Guillermo Brown, Sarmiento y Gimnasia y Esgrima de Jujuy, donde en 2017 obtuvo el récord de valla invicta de la Segunda División de Argentina.
Aterrizó en el fútbol ecuatoriano con 29 años. Primero pasó por Macará y desde 2020 está en Barcelona. “Llegué en la madurez de mi carrera. Fue una oportunidad que no la quería dejar pasar, la tomé así y la afronto así”.
Festejo en el estadio de Liga
Ese 2020 fue diferente para Javier Burrai. Él lo llama loco, porque le pasaron cosas inusitadas. La primera y dolorosa fue la muerte de su padre, el gran motor de su vida.
“Cinco días después de su muerte tuve el mejor partido de mi vida, nos clasificamos a las finales y alcanzamos el título nacional en el estadio de Liga, donde Barcelona nunca había ganado”.
Javier Burrai atajó el último penal, que lanzó el experimentado jugador colombiano Cristian Martínez Borja.
"Fue mi viejo, te juro que fue mi viejo", gritaba y lloraba esa noche del 29 de diciembre en el estadio Rodrigo Paz Delgado.
Casi dos años después se reafirma. “Quiero creer que sí, yo lo tomo como motor. Esa noche sentí un aura”.
Esa actuación le permitió ser elegido como el Jugador Más Valioso de la final, conformó el 11 ideal de la temporada 2020 y alcanzó el tercer título nacional en su historial. Los otros los ganó con Arsenal en Argentina.
“Me quisieron quitar el par de guantes de esa final. Negocié y me quedé con el izquierdo, el que tiene el nombre de mi viejo, Oscar”.
Tiene el guante en un cuadro en su casa, junto al buzo de arquero que vistió esa noche y la medalla de campeón.
Con Barcelona, ha jugado 123 partidos, tanto en el campeonato nacional como en los torneos internacionales. Disputará el título de la temporada con Aucas, donde también quiere ser protagonista.
Muy personal
Burrai siempre recuerda que el camino que le llevó al fútbol profesional fue difícil. Por ello, cuando puede, regala guantes a los arqueros juveniles que se entrenan con él.
“Para muchos de ellos es difícil comprar un par. Los chicos que están por llegar a Primera, necesitan entrenar con guantes de calidad”.
Es un convencido que los penales no son una lotería. “Se estudia a los posibles ejecutores, hay intuiciones y una cuota de suerte, muy pequeña. Es un combo de todas esas cosas, pero sin duda, el trabajo siempre está por delante”.
Con la pasión que tiene por el fútbol, seguirá muy de cerca el Mundial de Qatar.
Quiere que le vaya bien a la selección ecuatoriana, porque “si les va bien a ellos, le va bien al país, al campeonato ecuatoriano, que es el torneo donde estoy, que me da de comer. La Selección ha hecho un proceso espectacular”.
Javier Burrai, que el 9 de octubre de 2022 cumplió 32 años, vive en Guayaquil con su novia Florencia. Tienen una relación de 14 años, pero aún no hay fecha de matrimonio.
Su familia la conforman su madre Adriana, sus hermanas Verónica e Ivanna y sus sobrinos Elisa, Blas y Bruno, quienes lo alentarán en los dos partidos más importantes que tiene este año.
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