"Me encanta ser presidente de Barcelona", confiesa Carlos Alfaro Moreno
Desde que asumió el cargo, en diciembre de 2019, el 'ídolo' alcanzó un título del campeonato nacional (2020), llegó a las semifinales de la Copa Libertadores (2021) y en esta temporada es protagonista en el torneo local y de la Copa Sudamericana.
Carlos Alfaro Moreno sonríe en el Estadio Banco Pichincha, después de una entrevista con PRIMICIAS, el 30 de marzo de 2022.
Armando Prado
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La agenda de Alfaro Moreno en Barcelona es apretada. Llamadas. Mensajes. Reuniones. Entrevistas. Pero eso no le quita la sonrisa del rostro. Disfruta de su trabajo y de los resultados que ha logrado.
Con el transcurso de los meses, se convence cada vez más de que está llevando a cabo una "gran misión", que es encarrilar al 'ídolo del Astillero' hacia un equilibrio financiero y deportivo.
El 'Beto' renueva sus sueños cada día. Disfruta de las victorias y sufre como pocos la derrota. No le bastó con dar la vuelta olímpica y gritar campeón en Casa Blanca, ante Liga de Quito. Quiere más. Porque en Barcelona, la vara siempre está alta.
"Estamos haciendo las cosas bien en todos los aspectos. Esa es la sensación. Deportivamente, hemos hecho un muy lindo trabajo".
En el primer año de gestión de Alfaro Moreno, el conjunto guayaquileño alcanzó el título del campeonato nacional (2020) y en el segundo llegó hasta las semifinales de la Copa Libertadores, en donde cayó ante Flamengo de Brasil.
A Carlos Alfaro Moreno le encanta dirigir a Barcelona. Pese a las críticas, cuestionamientos y a la oposición, quiere recuperar al equipo y "marcar otro tipo de conducción".
Críticas, cuestionamientos y oposición no lo amedrentan, quiere recuperar al equipo y marcar un nuevo rumbo.
El dirigente de 57 años de edad cuenta con la experiencia y el conocimiento para manejar a Barcelona. Pero sobre todo, siente mucha pasión por el club del que se enamoró antes de conocerlo.
Espíritu de directivo
La llegada de Alfaro Moreno a la presidencia de Barcelona se dio de forma gradual. Siempre tuvo espíritu de directivo, sobre todo desde la creación de sus escuelas de fútbol en Guayaquil.
La Academia de Fútbol Alfaro Moreno tuvo un éxito impensado. Se expandió por todo el país y hoy cuenta con ocho sucursales en Quito y siete en Azuay. Ese modelo de gestión también permitió crear 52 escuelas de Barcelona en todo el país.
"Siempre aposté por la dirigencia deportiva", dice el 'Beto', quien tiene una licenciatura en Administración de Empresas por la Universidad de Morón (Argentina).
Carlos Alejandro Alfaro Moreno sabía que presentarse como candidato a la presidencia de Barcelona era una decisión difícil. Lo consultó con su esposa y "con Dios".
"Estaba convencido de que, al tomar esa decisión, iba a poner en riesgo todo el cariño y respeto que me tiene el hincha de Barcelona. Me costó mucho. No todos piensan así", confiesa.
"Soy presidente de Barcelona porque nos convencimos de que tenemos una gran misión, que es recuperar al club".
Carlos Alfaro Moreno.
Esa situación le recordó el año en el que dejó el fútbol, en 2002, por la muerte de su padre. La hinchada e incluso su familia querían que siguiera jugando, pero se retiró para que la gente lo recordara "bien".
De todas formas, el exfutbolista de Independiente de Argentina, Espanyol de Barcelona, entre otros clubes, sabía que iba a ganar la presidencia. "Si no tenía esa convicción, no me lanzaba como candidato", agrega.
El 'Beto' espera que una vez concluido su periodo en la presidencia (2023), la hinchada lo quiera y lo respete como cuando se retiró como futbolista. "Eso quiere decir que habré hecho las cosas extraordinariamente bien", reflexiona.
El directivo entiende que la actual administración "debe continuar sin que un nombre propio tenga el liderazgo de conducción".
No busca que los dirigentes se inclinen por una sola persona -el presidente- sino por una forma de conducir el club.
La presión del hincha
Carlos Alfaro Moreno convive con la presión de los aficionados desde que era jugador. Ya se acostumbró a ese estilo de vida.
Pero añade que lo importante en instituciones tan grandes y populares como Barcelona, es "no creerse nada" sin consentimiento propio.
"No suponerte que eres ídolo, porque eso no existe, como tampoco eres lo peor del mundo cuando no se dan las cosas", advierte.
Por eso, explica, es fundamental estar con la mente fuerte para saber que no todo serán triunfos y triunfos. También que aprender de las derrotas. "Hay que luchar. Levantarse rápido".
Y con relación al plantel, dice que el jugador de equipo grande debe tener una "coraza muy fuerte" para luchar para salir adelante, sabiendo que no todo va a ser perfecto. "Eso es obligatorio".
La humildad y sencillez de Alfaro Moreno lo llevan a no considerarse un ídolo en un club en donde disputó 182 partidos, anotó 64 goles y alcanzó los títulos locales en 1995 y 1997.
Aunque sí se considera un "referente deportivo". Cuando habla con los jugadores, siente que cuando lo miran a los ojos, le creen. Sabe llegar a ellos.
"Me siento en un lindo momento de mi vida. Con madurez y estabilidad. No hay decisión que yo tome sin consultar con Dios, mi familia y mi conciencia", concluye Alfaro Moreno en esta nueva etapa de su vida.
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