Marco Carrasco, un mediocampista experto en derecho penal
Juega en la Universidad Católica, pero siguió la tradición familiar y obtuvo su título de abogado. Mantiene un estudio jurídico junto con su padre, en Ambato.
Marco Carrasco posa en el Complejo de la Armenia, después de un entrenamiento de la Universidad Católica.
Armando Prado
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Para Marco Carrasco, la noticia de que un futbolista alcanzó un título universitario, debería ser más frecuente y menos sorpresiva. “Hay quitarse de la cabeza el mito que no se puede, que el futbolista profesional solo debe entrenar y nada más”.
Es un convencido que el fútbol y los estudios sí pueden ir de la mano. Dice que se trata de una barrera mental que muchos futbolistas se imponen. “Es cuestión de organizar las actividades diarias, el entrenamiento, los horarios de clases y la entrega a tiempo de los trabajos”.
“En Europa es habitual escuchar estas noticias. Podemos ver los casos de Iniesta, Piqué y Xabi Alonso que poseen títulos universitarios”, destaca el futbolista de Universidad Católica, que alcanzó el mes pasado el título de Maestría en Derecho Penal Internacional por la Universidad Unir, en La Rioja, España.
El apoyo familiar
Sus padres, Marco y Gloria, aprobaron la decisión de su hijo de convertirse en futbolista profesional, pero con una condición, que siga con los estudios universitarios.
“Pertenezco a una familia donde hay muchos abogados. Mi papi, mi tía, que ya no está con nosotros, y mi hermano, que está por lograr su título”.
Marco Carrasco, futbolista y abogado.
Sus padres le hablaron de tener un plan B para afrontar la vida en caso de alguna lesión que le obligue a un retiro temprano del fútbol.
"Nuestra carrera termina pronto, en el mejor de los casos, a los 40 años. Estamos jóvenes para continuar con nuestra vida".
Mientras lograba su título de abogado, en la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) jugaba al fútbol como mediocampista.
Su recorrido
Marco nació en Ambato hace 29 años. Entre 2010 y 2011 jugó en un club de Pastaza, en la Segunda categoría.
En 2012 llegó al Macará para jugar en la Sub 18 y en la Reserva. Al año siguiente debutó en la Serie A.
En 2017 se cambió de vereda y disputó 33 partidos con Técnico Universitario. En 2018 llegó a Mushuc Runa y jugó 43 cotejos en la Serie B. Retornó a jugar la Primera A con el ‘equipo del ponchito’, hasta 2021.
Para la temporada 2022 llegó su reto mayor y fichó por Universidad Católica, donde ha saltado a la cancha desde el banco de suplentes.
“Lo más difícil de la carrera fue aprenderse las leyes. Llevaba mi tablet o los libros para leerlos en los viajes u horas libres en la concentración”.
Marco Carrasco, futbolista y abogado.
Sus compañeros y entrenadores han respetado ese tiempo de estudio en las concentraciones, aunque de vez en cuando ha recibido algunas bromas.
En la universidad, hubo profesores que dudaron de si podría alcanzar un título universitario.
Audiencias y entrenamientos
Mientras jugaba en los clubes ambateños, completó sus horas de pasantía en los juzgados. “Asistí a muchas audiencias y me enamoré del derecho penal”.
Un amigo le recomendó que, además de alcanzar el título de tercer nivel, debía lograr una especialización. “Por eso continué con los estudios de Maestría. Uno de mis objetivos es llegar a un organismo internacional como la ONU (Organización de las Naciones Unidas)”.
Y cómo su vida se ha movido entre el fútbol y las leyes, le atrapa la idea de estudiar un diplomado en derecho deportivo.
“En el fútbol cada año se firman contratos. Podría asesorar a muchos de mis colegas”.
Ya ha realizado algunas asesorías en el área del derecho penal. “En Ambato tengo un consorcio de abogados, recibimos clientes y hablamos de cómo enfrentaremos el caso. Designamos a un abogado para que vaya a las audiencias porque yo estoy entrenando en Quito”.
Marco ha organizado su tiempo para rendir al máximo en todas sus actividades. Por las mañanas asiste al Complejo de la Armenia para entrenar en la Universidad Católica. Al medio día regresa a casa para alimentarse y descansar.
“Cuando estudiaba la Maestría, llegaba a revisar las clases. Como la sede de la Universidad está en España, coincidía con las horas de entrenamiento. Mi esposa me ayudaba a grabar las clases”.
Por la tarde se entrena en el gimnasio y revisa casos de su consorcio de abogados.
“Estudiar una carrera es una decisión personal. He conversado con compañeros, pero ellos son los que tienen la última palabra. Así como mis padres me motivaron a estudiar y jugar al fútbol, quiero dejar un legado a mis hijos”.
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