Libardo Anangonó, el peluquero que levanta el ánimo en Universidad Católica
El peluquero llegó a Universidad Católica gracias a su primo, Gregori Anangonó, y se ha convertido en una persona de confianza para jugadores como Anderson Ordoñez, Arón Rodríguez e Ismael Díaz.
Libardo Anangonó le corta el pelo al panameño Ismael Díaz, en el complejo deportivo de La Armenia, en octubre de 2023.
Israel Mora / PRIMICIAS
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Es viernes por la mañana en el Complejo de La Armenia. Termina el entrenamiento. Algunos futbolistas se dirigen a la zona húmeda. Otros al vestuario. Todo transcurre con normalidad.
El equipo está a 48 horas de disputar un partido por la LigaPro. Y muchos integrantes del plantel saben que tienen que "peluquearse". Por eso, el protagonista del día es Libardo Anangonó.
El ibarreño de 25 años llega y pide una silla. Se acomoda al filo de una grada y saca su kit de peluquería. Tijeras, máquinas, cepillos y hasta tintes de color forman parte de sus herramientas de trabajo.
Y enseguida se acerca el delantero panameño Ismael Díaz, quien pide ser el primero al que se le corte el pelo.
Anangonó lo recibe con una bata. El futbolista se sienta y no dice nada. No hace falta. Libardo ya sabe lo que tiene que hacer y cómo lo tiene que hacer. Todo fluye.
"Acá no hay improvisación. Yo ya sé qué corte quiere cada jugador. No es necesario que me lo pidan. Ellos ya vienen con estilos fijos. Por eso el trabajo se vuelve más fácil y dinámico".
Termina el corte de Díaz, que pide un espejo para supervisar la parte de atrás. "Perfecto, hermano". Agradece, se levanta, va al vestuario y regresa. Le da USD 20 a Anangonó y abandona el complejo.
Es el turno del zaguero central Anderson Ordóñez. Misma dinámica. Lo primero que utiliza Anangonó es la máquina. Trabaja sobre los costados y después se enfoca en la parte de arriba de la cabeza.
Con la 'Musa' bromean sobre el entrenamiento, alguna jugada puntual y también sobre su corte. "Este tiene el pelo más complicado", dice Anangonó entre risas y explica que el jugador tiene unos rollos, los cuales hay que trabajarlos con mayor precaución.
"Mi afición por cortar el pelo empezó a los 13 años. Arranqué de a poco, dañando cabezas, como todo peluquero. Había peluquerías donde llegaba y me pedían que haga un corte. Al inicio temblaba, pero hubo gente que me ayudó mucho", recuerda Anangonó.
Su primer trabajo formal fue en una barbería en el Comité del Pueblo (norte de Quito). Allí conoció a un colombiano, que le enseñó técnicas para usar la máquina y la tijera. Y desde entonces empezó a ver resultados. "Me di cuenta de que antes no sabía nada".
Después pasó a otra peluquería en Carcelén, la cual potenció su carrera como peluquero, porque tuvo su primer contacto con futbolistas. Conoció a los hermanos De Jesús (Bryan y Marlon) y también a Renato Ibarra, Jhegson Méndez y a Anderson y Madison Julio.
Pero definitivamente su primo Gregori fue una pieza clave, ya que lo refería con algunos de sus compañeros, en ese entonces de Aucas, quienes también lo citaban para un corte de pelo.
Libardo Anangonó no se olvida de su primer kit, con apenas un par de tijeras y una máquina vieja, que se calentaba con frecuencia. Todo lo llevaba en una mochila.
Hasta que un día le pidió a Anderson Julio que le regale una máquina. Con el mediocampista del Real Salt Lake tuvo muy buena química desde que se conocieron y así se convirtieron en grandes amigos.
"Me preguntó cuáles quería. Fui a lo más caro para tener algo bueno y duradero. Me regaló tres máquinas. Se habrá gastado unos USD 470. A él le debo todo lo que soy, porque me ayudó con los mejores implementos".
Eso fue hace dos años. Y desde ese momento, Anangonó empezó a cortar en su casa, en Carcelén. Allí ocurre la "magia", dice convencido. Hoy se considera un peluquero profesional.
Sigue la jornada de trabajo en La Armenia. Es el turno de Arón Rodríguez, "el más molestoso" a la hora de cortarse el pelo, y a la vez el más extravagante en su estilo.
El hábil volante ofensivo ha apostado por el pelo largo y un color plata. Lo primero que hace es sacar su teléfono. Mira las redes sociales, responde un mensaje y también se divierte con videos en YouTube.
Al contrario de lo que pasa con Anderson Ordóñez, Arón tiene el pelo más manejable, según Anangonó. "Tú le peinas hacia cualquier lado y ese pelo se va no más". Por eso, el trabajo fue rápido y efectivo. Máquina por los costados y un ligero corte con tijera por arriba.
Si bien cada jugador de la Universidad Católica tiene su estilo, Libardo Anangonó encuentra una similitud en los cortes: la tendencia se va hacia lo sombreado o degradado. Todos quieren estar a la moda.
"Levantar el ánimo"
El peluquero y los futbolistas reconocen que un buen corte de pelo levanta el ánimo previo a un partido. Para Gregori, por ejemplo, eso le motiva para "salir con todo" a la cancha.
"Un buen corte sirve hasta para mostrarse más. Imagínate si no te cortas antes de un partido, te vas a estar escondiendo de las cámaras", aseguran los primos Anangonó.
"Me siento orgulloso cuando veo los partidos con mis amigos y enfocan a los jugadores de Católica. Siempre me preguntan a cuál le peluqueaste".
Libardo Anangonó
Sus sueños y proyectos a futuro
A pesar de su corta aventura en el mundo de la peluquería, Libardo Anangonó ya piensa en tener un local propio y formar su equipo de trabajo. No tiene apuro. Pero se ha trazado esa meta en el mediano plazo.
Incluso, gracias a su profesionalismo y constante capacitación, ha tenido propuestas para trabajar en el extranjero. Por ejemplo, Anderson Julio lo quiso llevar a Estados Unidos. Y el plantel de Atlético Huila, a través de Yuber Mosquera, también intentó 'ficharlo'.
Pero Anangonó decidió quedarse en el país por la fidelidad que le han demostrado sus clientes, sobre todo con los que le dieron una mano en sus inicios. "No me gustaría dejarles".
Libardo mira muchos tutoriales en TikTok y aprende de los mejores. Quiere ser más profesional con el paso de los días. Y sueña con cortarle el pelo a Vinícius Júnior, Kylian Mbappé o Paul Pogba, a quienes admira por su fútbol y su estilo en los cortes.
"En esta profesión, la competencia no existe. Cada peluquero tiene su forma y su maña. A mí lo que me interesa es que los clientes salgan felices y reconozcan mi trabajo".
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