Layan Loor, el alquimista que se levantó ocho veces
Recorrió el país y siete veces le dijeron que no hasta que llegó a Universidad Católica. Hoy vive un sueño con la camiseta 'camaratta'.
Layan Loor, jugador de Universidad Católica, en el Complejo de la Armenia.
Armando Prado
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En el libro 'El Alquimista', el brasileño Paulo Coelho escribe que el secreto de la vida está en caerse siete veces y levantarse ocho, porque la octava vez podría ser la vencida.
A Layan Loor siete veces le dijeron que no. "Se siente feo. No sabía si regresar a mi pueblo y seguir estudiando, pensaba que esto no era para mí", expresa con algo de melancolía.
Loor se probó en Liga de Quito, Barcelona, Aucas, Deportivo Quito, El Nacional, Emelec y Toreros FC.
"Recorrí casi todo el país, hasta que el coordinador de Universidad Católica llamó para decir que había una prueba. Yo estaba en Toreros, en Guayaquil, y desde allí vine, no le dije a nadie y me quedé". Suelta entonces una sonrisa de felicidad y alivio.
Recuerda que fue el anterior director de la formativas del club 'camaratta', Miguel Rondelli, quien lo seleccionó entre 50 chicos que llegaron a la cancha de la Armenia a probarse. "De ese grupo, quedamos 10 y al final solo me eligieron a mí".
Ese "sí" que recibió como respuesta, en 2018, cambió su vida. Terminó el proceso de formación que lo había iniciado en Lago Agrio, en Sucumbíos, con Pedro Pablo 'Papi' Perlaza.
Fue él quien le motivó a buscar un club de primera, cuando cumplió 17 años. Loor jugaba como extremo por izquierda, pero después de recibir tantos "no", al llegar a Universidad Católica dijo que era lateral izquierdo, una posición muy apetecida por los entrenadores.
"Desde entonces me ubicaron allí y me siento cómodo". Con su menuda estatura y habilidad, se proyecta con facilidad al área rival. Además, maneja la zurda con total solvencia, un atributo más para su carrera.
En 2020 y 2021 se fue al América a jugar en la Serie B, en un convenio que hicieron las directivas de los dos clubes. Layan se benefició, pues sumó minutos en primera división para llegar con mejores argumentos técnicos y físicos a su debut en Primera A.
El año pasado regresó a Universidad Católica para jugar el campeonato nacional. Loor estuvo presente en 28 de los 30 partidos del torneo local.
"Anoté mis dos primeros goles como futbolista profesional. El primero, contra Técnico Universitario, no sabía cómo celebrarlo, me acordaba de mi familia".
Recordó los duros momentos que vivió con tanta negativa. También el esfuerzo que hacía su madre, Jenny Requelme, para enviarle dinero para los pasajes y para sobrevivir en Quito. "A veces pasaba hambre, porque vivo solo aquí y mi familia siempre me apoyó".
El segundo gol lo anotó a Orense y también se lo dedicó a su familia, porque hasta hoy sigue siendo incondicional.
"Mi mamá trabaja, cuando puede viene a ver los partidos". Él quiere, a través del fútbol, ayudarle a ella y al resto de la familia.
En 2022, Layan Loor debutó en Copa Libertadores y Copa Sudamericana. "Ser futbolista profesional era el sueño de toda mi vida. Jugar dos torneos internacionales es algo increíble".
Reconoce que en ese primer partido internacional sentía nervios, pero que poco a poco llegó la calma por los compañeros que encontró en el 'Trencito azul'.
"El grupo es unido, brinda seguridad y confianza. Esa unión también se demuestra fuera de la cancha".
Este año disputa la Copa Libertadores y eso le llena de emoción porque no deja de trabajar, para seguir cumpliendo metas.
Quiere una oportunidad en la Selección, sueña con salir a un equipo en el exterior y lograr el título que la Universidad Católica tanto anhela.
Días atrás, Layan Loor, de 21 años, recibió un reconocimiento de LigaPro, pues formó parte de la alineación B del campeonato nacional.
"Es una nominación que me llena de motivación, fue algo inesperado para mí. Equipos como Liga, Barcelona e Independiente tienen a jugadores importantes".
Y como aquel 'Alquimista' de Paulo Cohelo, Layan busca cada día lograr la mejor versión de sí mismo en cada entrenamiento y en cada partido. Así aprendió gambetear obstáculos.
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