La meta del 'Tin' Angulo: volver a ser goleador
Después de un año en el fútbol mexicano, el delantero regresó al país para ser el goleador en Liga de Quito.
José Angulo posa con una pelota en el Centro de Alto Rendimiento de Liga, en Pomasqui.
Armando Prado
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Con el gol que le marcó a Deportivo Cuenca, una semana antes del inicio oficial de la temporada 2023, José Angulo demostró sus dotes de goleador nato. En la zona rival, se llevó la marca de tres defensores y con remate bajo y cruzado convirtió su tanto.
"Golazo", calificaron los relatores en la televisión, mientras la hinchada aplaudía de pie la jugada del 'Tin', que ahora viste de blanco.
"Quiero volver a ser el goleador de antes", dijo Angulo cuando Liga de Quito lo anunció como su delantero para 2023.
Podría pasar como una declaración más, pero en el caso de él, suena a anhelo, a arrepentimiento y a ilusión porque con 28 años, quiere recuperar el tiempo perdido.
Se equivocó y lo reconoció. Tras un proceso de aceptación, la lección quedó aprendida.
"Tengo un hermano de 15 años que ya está jugando. Le dije que si quiere cometer algún error, que mire mi historia. Él vivió conmigo lo que me sucedió porque toda la familia siempre me acompañó".
José 'Tin' Angulo heredó el apodo de un histórico del fútbol nacional, Agustín Delgado. Lo recibió por su espigada contextura física, por sus dotes goleadores, y por su andar en el área, siempre acechando al rival y encontrándose con el balón para gritar el gol.
En 2016, con su anterior equipo, Independiente del Valle, disputó la final de la Copa Libertadores, el torneo más importante a nivel de clubes que tiene el continente.
El 'Tin' fue la figura. Anotó 24 goles en 45 partidos del torneo nacional y en la Copa sumó seis tantos más, uno de ellos en las semifinales, contra Boca Juniors de Argentina.
"Es el gol más importante de mi carrera. Recibí la pelota por el centro, ingresé al área y definí", relata.
Lo que no apunta es que se metió por entre dos defensores, los dejó atrás y sacó un remate a ras de piso. Otro golazo.
El club Granada de España lo fichó en 2017, pero nunca llegó a jugar porque, en sus muestras de orina del control antidopaje de la final de la Copa Libertadores, hubo restos de una droga social.
Recibió un duro castigo de la FIFA, uno de los más drásticos: estuvo sin jugar por cuatro años.
"El primer año fue muy duro, me dediqué a vaguear". Vino el proceso de aceptación del error cometido, de la culpa y la aceptación de la sanción.
"Un empresario me sacó de allí y volví a entrenar". Se entrenó por tres años a esperar el gran día de volver a saltar a una cancha de fútbol.
A mediados de 2020 regresó al fútbol con la camiseta de Barcelona, donde fue campeón de la temporada pero sin ser protagonista. Apenas gritó tres goles en 17 partidos oficiales.
"Regresé, me sentí falto de ritmo, pero en mejores condiciones de lo que muchos pensaban".
En 2021 regresó a IDV y en el segundo semestre se fue al Manta FC, de la Serie B. Allí marcó ocho tantos en 14 partidos, el mejor rendimiento que ha logrado después de su retorno.
En 2022 fichó por el Querétaro de México, donde marcó cuatro goles en 25 partidos, un promedio bajo para sus aspiraciones.
Allí contó con la asistencia de una psicóloga, que lo guió para que sus ansias no se tornen en desesperación.
Con la madurez de sus 28 años llegó a Liga de Quito con muchos objetivos: quiere de nuevo llegar a ser campeón nacional, ser uno de los goleadores del torneo y se ilusiona con jugar en el exterior.
"El profesor Luis Zubeldía me llamó, me habló del proyecto de Liga, que el grupo está para pelear grandes cosas este año".
Regresó a Ecuador donde se siente a gusto, y más aún en Liga, donde ha encontrado un buen grupo de jugadores.
En la pretemporada conoció a sus socios de juego, como Jhojan Julio y Renato Ibarra que levantan la pelota al área, el terreno que domina a plenitud.
Es un delantero muy técnico, que baja el balón con total sutileza y la acomoda para el remate a la portería, o cuando la situación lo amerita, lo cubre para que sus rivales no lo despojen.
"El profesor Pablo Repetto también fue importante en mi carrera", estuvo con él en 2016. En la lista de entrenadores que dejaron huella está el profesor 'Chocolate', el técnico que lo conoció en sus inicios.
Su infancia y sus inicios en el fútbol son especiales para el 'Tin' Angulo. Su madre le ha contado que el único juguete que siempre pedía era un balón.
En su niñez jugaba en la cancha del barrio, "en mi pueblo, San Francisco, cerquita de San Lorenzo. Salí de allí cuando tenía 15 años, al Norteamerica de Guayaquil y luego a Independiente del Valle".
El barrio siempre está presente en los recuerdos, como su familia. "Desde 2015 que debuté, los estoy apoyando". En Quito vive con su esposa y sus dos hijos, Josué Mario y Mía Valentina.
Hasta hace poco, tres de los cinco hermanos jugaban al fútbol. A Debora le pidió que culmine sus estudios y "luego sí puede jugar. Tiene 19 años, es muy buena", reconoció.
A su último hermano lo bautizó como Riquelme, por su admiración por el exjugador de Boca Juniors.
Su referente es Ronaldo Nazario, el 'Fenómeno'. "También me gusta cómo juega Pogba. Me fijo en su juego y trato de incorporarlo al mío".
Y, como si se tratará de armar un equipo de Play Station, le gustaría estar en una delantera con Messi como 10, "Neymar que corra por derecha, Cristiano Ronaldo por izquierda, Mbappé como falso 9 y yo por delante, de 9. Con ese equipo desbaratamos a todas las defensas".
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