Jhonatan Amores al límite: busca el último cupo a París 2024
La herencia que dejó Jefferson Pérez en la marcha es inimaginable. Está catalogado como uno de los mejores marchistas de todos los tiempos en la prueba de los 20 kilómetros. Muchos quieren seguir sus pasos.
Jhonatan Amores, durante un entrenamiento en Quito, en abril de 2023.
Armando Prado
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En Ecuador, la prueba de los 20 kilómetros marcha tiene mucha rivalidad. En la última década, los tres cupos del equipo olímpico se los han disputado hasta seis atletas con amplia trayectoria. Uno de ellos es Jhonatan Amores.
Para los Juegos de París 2024, la competencia ya comenzó. David Hurtado aseguró un puesto, por su marca de 1 hora, 18 minutos y 44 segundos (01:18:44).
Es la segunda mejor marca en la historia del país, solo superada por Jefferson Pérez que en 2003 impuso un registro de 01:17:21.
Daniel Pintado, en Polonia, hizo suyo el segundo cupo del equipo al cronometrar 01:19:57. Es una marca que bien podría mejorarla para defender su presencia en la selección que irá a los Juegos Olímpicos.
Sueña con París
"Quiero ser el tercer integrante del equipo olímpico de los 20 kilómetros", afirma Jhonatan Amores, el marchista de Machachi para quien ningún reto es imposible.
Tiene que luchar contra Jordy Jiménez, campeón de Juegos Bolivarianos en 2022, y el mismo Andrés Chocho, si decide intentar esta distancia, ante la eliminación de la prueba de 35 kilómetros en la agenda olímpica.
"Estamos trabajando de manera muy detallada para que nada pueda salir mal", añade Amores, que en agosto cumplirá 24 años.
En mayo ha estado entre Portugal y España, donde cerrará su etapa de preparación y rendirá su primer gran examen de este primer semestre del año.
El 3 de junio, en el Gran Premio de La Coruña, Amores intentará su clasificación. Es casi como caminar en una Olimpiada, pues estarán presentes todos los marchistas que quieren ir a París.
"La Coruña tiene condiciones ideales para lograr nuestro objetivo: el circuito, el clima y la presencia de campeones mundiales y olímpicos. Debemos esforzarnos para lograr la marca que nos piden: 01:20:10".
Jhonatan Amores, marchista
La organización diseña un circuito muy plano, de un kilómetro de distancia, al que los marchistas lo recorren de ida y vuelta por 10 ocasiones. Hay solo dos curvas en cada kilómetro, lo que los atletas agradecen porque no pierden su ritmo de paso.
La temperatura promedio es de 15 grados y por su cercanía al mar no hay calor ni humedad que agobien. Esta es una de las condiciones ideales que los atletas agradecen, por tratarse de una caminata de 1 hora y 25 minutos.
Durante mayo, Jhonatan Amores y su entrenador Javier Cayambe se quedarán en España y dejarán todo listo para el 3 de junio para competir en La Coruña.
Las competencias en Europa se desarrollan en ciudades a nivel del mar, lugares ideales para batir récords o disputar eventos como los Grandes Premios, donde los atletas pueden alcanzar su mejor rendimiento.
"Nuestro centro de entrenamiento es Quito, pero debemos buscar lugares a nivel del mar para hacer evaluaciones físicas y técnicas. Realizamos semanas de evaluación en Santo Domingo de los Tsáchilas".
El equipo de marcha
Jhonatan Amores se entrena desde octubre del año pasado. Realizó campamentos en las faldas del Cotopaxi y del Chimborazo a 4.400 metros de altitud porque quería llenar de oxígeno a su cuerpo y preparar su musculatura para el esfuerzo y la resistencia que requiere la caminata.
En marzo, en una primera evaluación, caminó los 35 kilómetros en Eslovaquia, una competencia que como equipo le permitirá estar en el Mundial Atletismo que se disputará este año en Bulgaria.
"Después de cada entrenamiento hacemos evaluaciones para tener control de toda la preparación. Corregimos para conseguir nuestro sueño".
Jhonatan Amores, marchista
Y de sueño en sueño, Jhonatan ha ido dejando huella. Nació de manera prematura, su abuela pensó que se ahogó con el cordón umbilical, porque el parto fue en la casa de sus padres. Vivió para contar ese primer obstáculo, de los muchos que ha encontrado en su vida.
Creció y a los 10 años sufrió neumonía y reumatismo. Sus piernas le dolían mucho, por eso nadie pensó que podría correr o convertirse en un atleta de élite.
Su persistencia ha sido inquebrantable. A los 16 años fue subcampeón mundial en los 10 kilómetros, primera gran señal de una carrera que la ha ido sedimentando paso a paso.
Ha sido medallista de plata y bronce en campeonatos sudamericanos y panamericanos y deportista olímpico en Tokio 2021.
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