Glenda Morejón, la mujer valiente que vuela hacia sus sueños
Para muchos, la marchista ibarreña seguirá siendo esa chiquilla que le dio al país una lección de vida, por su perseverancia ante las adversidades. Ya se clasificó a sus segundos Juegos Olímpicos.
Glenda Morejón después de una entrevista con PRIMICIAS el martes 6 de junio de 2023.
Armando Prado
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Seis años después de coronarse campeona del mundo en la categoría junior, la adolescente Glenda Morejón creció y hoy es una mujer valiente y fuerte, pero humilde como le enseñaron sus padres.
La siempre dulce Glenda Morejón ya logró la marca para competir en los Juegos Olímpicos de París.
Lo hizo en la difícil y popular prueba de los 20 kilómetros marcha, en La Coruña, España, donde se siente como en casa, porque varios son los ecuatorianos que se reúnen para gritar su nombre y alentarla a la meta.
Fue el primer objetivo del año cumplido por la atleta que acaba de cumplir 23 años. Ahora vienen dos más: el Mundial de Atletismo, que se disputará en agosto en Budapest; y los Juegos Panamericanos, en noviembre, en Santiago de Chile.
El Mundial de Atletismo es su gran objetivo este año, porque quiere lograr una de las dos medallas que le falta en su amplia colección. La otra es la Olímpica, en la que pensará el próximo año.
¿La marca mínima de 1 hora, 29 minutos y 20 segundos para los 20 kilómetros es muy exigente para clasificar a los Juegos Olímpicos?
A nivel de Ecuador, sí es un poco fuerte, pero a nivel mundial, no. Muchas marchistas internacionales han impuesto mejores registros. Los técnicos de World Athletics (Federación Internacional de Atletismo) saben que nosotros podemos dar más. A nivel personal, me exijo para mejorar.
¿Cuál es su evaluación de la marca que puso en La Coruña de 1:29:03?
No estoy satisfecha con el tiempo, teníamos planificado un poco menos. Salí muy rápido, me dejé llevar de las emociones de estar adelante del grupo y de pelear posiciones con las demás, eso me llenó de confianza. Tenía planificado marcar 4 minutos y 25 segundos por kilómetro, pero me salí de esa zona y desde el kilómetro 14, me costó físicamente.
Para los 20 kilómetros, Ecuador llevará a tres marchistas, pero existen seis atletas que pelean por esos cupos, ¿debe mejorar su marca?
Hasta julio del próximo año hay plazo de clasificación. Nos toca mejorar la marca y defender la clasificación porque todas vamos a buscar lo mismo. A La Coruña no llegamos al 100% porque la competencia fundamental este año es el Mundial de Atletismo, en agosto en Budapest.
¿En el Mundial, el objetivo es la medalla más que mejorar la marca?
Sí, es una competencia muy diferente. Los atletas vamos a buscar los puestos más altos, las medallas. La Coruña nos ayudó para mirar estrategias de las otras marchistas, los cambios de ritmo y otras cosas.
¿En los Juegos Panamericanos el nivel tampoco dejará de ser competitivo?
Con mi entrenador hemos hablado que se trata de otro mundial. Estará Kimberly García (Perú), que ganó dos medallas en el Mundial del año pasado; Lorena Arenas (Colombia) medallista de plata en los Olímpicos; y Alegna González (México) excampeona del mundo, va a ser una competencia de muy alto nivel. En La Coruña, cinco latinoamericanas estuvimos en el top 10, eso habla de lo exigente que serán los Panamericanos.
¿Cómo manejar lo emocional, luego de lo sucedido en los Olímpicos de Tokio?
Uno va aprendiendo de esas experiencias, de levantarse después de una caída. A París vamos con más experiencia, queremos salir a pelear desde el principio. Desde hace cuatro años vivo en Cuenca por mis entrenamientos, con 19 años salí de mi casa, conté con el respaldo de mis padres, que permitieron seguir mi camino y volar hacia mis sueños. Hoy estoy contenta con la mujer que me he convertido.
¿Cómo es esa Glenda Morejón?
Valiente, humilde siempre, como mis padres me enseñaron. Fuerte, más de lo que era antes. Los momentos difíciles nos van fortaleciendo. He ido aprendiendo cosas nuevas, expandiendo mi mente, buscando conocer mi parte espiritual. Busco hacer el bien y dar siempre lo mejor de mí en todo lo que hago.
¿Qué pesó más en salir con 19 años de la casa materna?
Tener que cocinar, era algo que me ayudaban mis papás en Ibarra. Después de un entrenamiento, solo quiero descansar, ahora tengo que cocinar y cuidarme. Paso la mayor parte del tiempo con el grupo de entrenamiento y con mis padres cuando a veces van a visitarme. Me siento bien conmigo misma, he aprendido a estar sola y ya no tengo miedo de ir sola a cualquier lugar.
¿Cómo trabaja esta parte espiritual?
Busco esa conexión conmigo, conectarme con ese ser divino que es Dios. Busco ser mejor persona y seguir evolucionando.
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