El fútbol femenino ya no es un 'hobby', es una profesión
El balón en el fútbol femenino se ha transformado en la más linda herramienta para inspirar, influir y motivar a la sociedad.
Belén Aragón, Salomé Mantilla y Madelen Riera, tres jugadoras de fútbol destacadas de Ecuador.
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El fútbol femenino ha crecido en el país. Los clubes de la Superliga ya firman contrato con algunas de las jugadoras y los sueldos van creciendo en muchos casos.
"Ya hemos roto estereotipos y paradigmas porque media población en Ecuador conoce de nuestra Superliga", dice convencida Belén Aragón, la capitana de Liga Deportiva Universitaria.
Liga, como el resto de clubes profesionales masculinos, tiene un equipo femenino, por un mandato inicial de la FIFA, pero que hoy se ha convertido en un proyecto de desarrollo deportivo, que tiene incidencia en otros campos de la vida.
"Cuando ven a una chica jugar fútbol ya no lo ven como un hobby, hoy se ha transformado en una profesión. Estamos abriendo un camino para las actuales y futuras generaciones", coincide Salomé Mantilla, la volante de contención y capitana de Universidad Católica.
Hasta hace cinco años, el fútbol femenino en el país era un asunto de recreación. Chicas que jugaban por afición y torneos nacionales, organizados por la Federación Ecuatoriana de Fútbol, que se realizaban en un fin de semana.
Jugadoras que heredaban uniformes de los equipos masculinos, selecciones que entrenaban por dos o tres semanas por más importante que sea la magnitud del torneo, y entrega de "ayudas económicas" para que las futbolistas puedan trasladarse en autobús.
Había quienes debían madrugar al parque La Carolina, en Quito, para disponer de una cancha para el entrenamiento o fabricar pulseras hechas a mano para financiar los traslados de ciudad.
"Lo que hemos vivido ha sido muy duro, pero estamos en el camino correcto. Seguimos en la lucha, en el afán de visibilizarnos", afirma Belén, de 27 años, quien juega al fútbol desde que tenía cinco.
Ahora luce la camiseta 10 y ejecuta tiros libres magistrales, al estilo del 'Gringo' Berrueta, como dirían los hinchas de Liga.
Las cuatro ediciones de la Superliga femenina han permitido avances importantes en esa visibilización anhelada.
Los partidos de Barcelona y Liga de Quito femenino se realizan en el estadio Banco Pichincha y en el estadio Rodrigo Paz, dos de los escenarios más modernos del país.
No han estado llenos como cuando juegan los equipos masculinos, pero pisar esos dos emblemáticos escenarios es parte de un camino a la equidad de género.
"Hoy existen mayores oportunidades para las chicas en el fútbol, donde se puede lograr un desarrollo personal y deportivo, porque nos formamos como personas íntegras y responsables".
Salomé Mantilla, capitana de Universidad Católica.
Las futbolistas mejoran sus capacidades y habilidades en el deporte, a la vez que su autoconfianza y seguridad para tomar decisiones crece. Muchas de ellas son quienes proveen de casa y alimento a sus familias.
"Como futbolistas conocemos de técnica, táctica y estrategia. Tenemos jugadoras, entrenadoras, directivas y periodistas que conocen del tema. Estamos abriendo el camino, para que las próxima generación disfrute de un fútbol femenino más profesional", menciona Belén.
Salomé toma la posta de este tema y añade que la gente que va a los estadios a mirarlas ya tiene otra percepción.
"Valoran nuestro trabajo. Aún hay diferencias abismales en la logística y los sueldos, pero seguimos firmes. Ya hemos cumplido sueños, pero existen muchos más".
En los salarios, las diferencias existen, pero cada vez son más chicas las que firman contratos por uno o dos años. La cifra de sueldos y otras prestaciones va creciendo.
Madelen es un ícono
Es la futbolista más importante del país. Cumplió 34 años y en su récord de goleo en la Superliga alcanzó los 123 goles en cuatro temporadas.
En 2019 fue la máxima goleadora con 44 tantos. "Anoté más que Iván Kaviedes (goleador histórico con 43 goles en el torneo nacional)", decía entonces con orgullo.
"El fútbol es un catalizador de la igualdad de género y del empoderamiento de la mujer en toda la sociedad. Nos ha permitido inspirar a niñas y adolescentes, de muchas partes, a perseguir sus metas", dice la goleadora, que además posee un título académico en diseño gráfico.
Es capitana de Barcelona y es una de las jugadoras que más conversa con las jóvenes. Con ellas ha podido lograr tres títulos nacionales. "El fútbol fomenta mucho la autoestima y la confianza en nosotras".
Destaca que gracias a una mayor cobertura por parte de los medios se ha podido romper estereotipos como aquel que el fútbol es sólo de varones.
"Esa percepción de género ha ido desapareciendo en la sociedad a medida que las mujeres nos vamos destacando".
Se siente afortunada por cada día vestir de corto, colocarse sus botines de fútbol y saltar a la cancha.
"El fútbol es un deporte que va más allá de sólo patear una pelota. Me ha enseñado valores como la disciplina, el trabajo en equipo, la perseverancia y la determinación. Cada vez que entro a la cancha doy lo mejor de mí para demostrar que las mujeres podemos destacar en este deporte".
Cuando los niños y niñas se acercan a conversar con ella, las primeras palabras que pronuncia tienen que ver con jamás rendirse ni renunciar a sus sueños.
"Aunque sean pequeños, sé que algo de mis palabras les va a quedar. Les pido que den lo mejor cada día todos los días, que luchen y que se esfuercen".
Ese instante de contacto con los más chicos, para Madelen es el retrato exacto del empoderamiento femenino a través del fútbol.
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