Federico Andrada, el goleador de River Plate que llegó a Católica
Llegó a Ecuador para vincularse a Universidad Católica. Con la selección argentina jugó el Sudamericano Sub 17 que se disputó en nuestro país, en 2011.
Federico Andrada en el gimnasio de Universidad Católica, el 20 de julio de 2023.
Armando Prado
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“El buen juego, el buen pie. La categoría, la calidad. Eso es lo que marca a un jugador salido de River Plate y lo que nos inculcaron de chicos”. Con esa frase, Federico Andrada resume el ADN de un futbolista formado en uno de los clubes más grandes de Argentina y del mundo.
Desde los siete años fue parte de la cantera de River y hoy, a sus 29 años, llegó a Universidad Católica para exhibir el buen pie y el oportunismo del goleador, dos características que resaltan en la placa de presentación.
“Marqué 141 goles, hacía muchos goles por año, unos 30. Había partidos que ganábamos 6-0 o 6-1 y por ahí hacía cuatro goles. Es un récord muy difícil de pasar, pero nunca se sabe quizá si alguien marque más goles”, destaca Andrada, que mantiene vigente el récord de goleador de las formativas de River Plate.
Hacía goles de todo tipo, de remate con el pie, de cabeza, desde el punto penal. “Goles de todos los colores, lo importante era que sumaba y bueno hoy tengo ese título que me ha marcado para toda la vida”.
Escogió River Plate porque vivía muy cerca del estadio y de las escuelas de fútbol, así que para sus padres era más fácil llevarlo a los entrenamientos. De a poco, le fue tomando cariño al club con el que conquistó títulos y goles.
“Estuve muchos años de mi vida en River, completé las formativas, estudié, hice todo. Soy lo que soy gracias a esa formación que recibí desde chico”.
Federico Andrade, jugador de U. Católica.
Lo curioso de este proceso fue escoger su posición en la cancha. Se desempeñaba como volante ofensivo, pero el día que se fue a probar en River, el 99% del grupo, de unos 50 chicos, jugaba en el medio campo. “Cuando el entrenador preguntó quién juega de delantero, uno solo levantó la mano, yo levanté también. Ese día me hice delantero”.
Una de las enseñanzas que aprendió en River tiene que ver con afrontar las rachas, sobre todo de esas malas del goleador, donde parece que el arco se mueve en cada remate.
“Son momentos difíciles para los delanteros porque la gente empieza a hablar o uno mismo piensa que juega mal. El delantero vive del gol y uno por ahí tiene que pensar en lo que está haciendo bien para ayudar al equipo. El gol viene solo, son las consecuencias de hacer las cosas bien en la cancha”
Y recuerda que ha vivido momentos tan buenos que, “quizá pateas de cualquier lado y haces los goles y hay veces que pegas tan bien, pero el balón se estrella en el palo y sale. Lo importante es generar las situaciones de gol”.
Tras culminar su proceso formativo en River Plate, debutó en Primera y jugó entre 2012 y 2014. El siguiente año se marchó al Metz de Francia.
Retornó a su país para jugar en Atlético Rafaela, Quilmes y Vélez Sarsfield. Se fue al Bari, en Italia. Volvió a Argentina y defendió a Unión y a Aldosivi.
Entre 2022 y el primer semestre de 2023 jugó en tres clubes de tres países: Atlético Tucumán en Argentina; Deportes la Serena de Chile y en Real Unión (Tercera categoría) de España.
Para Andrada, esta migración futbolera constante tiene una explicación. “El fútbol es un trabajo, hay veces que económicamente sirve más ir a otro lado, si el club está mal o uno no juega tanto, hay que buscar otro camino. Existen muchos factores que influyen y hay que optar por la mejor opción”.
Ya festejó en el Atahualpa
Federico Andrada ya jugó en Ecuador y anotó cuatro goles, uno de ellos en el 1-1 de Argentina con Uruguay en el estadio Olímpico Atahualpa, durante el Sudamericano Sub 17 que se realizó en el país en 2011.
Cuando lo llamaron de Universidad Católica, recordó ese pasaje de su vida con la selección de su país, pues terminó como tercer mejor goleador del torneo.
También buscó referencias de amigos como Mauro Díaz, a quien conoció en River Plate y que esta vez será su compañero en el conjunto 'camaratta'. “Tenemos un buen equipo, encontré una linda ciudad, están todas las condiciones dadas como para hacer un buen torneo”.
Está casado y tiene dos hijos de uno y tres años. “Si bien son pequeños, van aprendiendo muchas cosas y creo que eso es fundamental. Tienen que ser buenas personas, no bajar los brazos, es lo que nos ha permitido conseguir metas”.
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