El Sena, la primera escuela de natación de Quito
Galo Yépez, quien en 2022 celebrará los 25 años de su travesía al Canal de la Mancha, descubrió su amor por la natación en la piscina de El Sena.
Así luce la piscina de El Sena, en agosto de 2022.
Armando Prado
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Tenía ocho años cuando llegó hasta ese escenario deportivo, al que acudían boxeadores, fisicoculturistas y nadadores, para sus entrenamientos. El Sena está ubicado en el sector de la Recoleta, cerca del Ministerio de Defensa, donde termina el centro de Quito.
Los fines de semana asistían familias enteras para disfrutar de sus instalaciones. El costo de ingreso era de 1 real de los desaparecidos sucres.
Era una de las tres piscinas que tenía Quito en los años 60. Las otras dos estaban en el colegio Mejía y en la escuela Espejo, a las que solo tenían acceso los estudiantes de cada establecimiento y los seleccionados de Pichincha.
Las tres piscinas tenían un denominador común: el agua era fría. No contaban con calderos para subir la temperatura.
Un mayor número de nadadores acudió a El Sena después que se instaló un trampolín de 10 metros de alto.
Los más avezados se lanzaban desde la ‘concha’, el icónico diseño que estaba muy cerca de la piscina, que superaba esa altura.
Galo Yépez se convirtió en el primer nadador de aguas abiertas del país, modalidad que hoy la cultivan deportistas como Esteban Enderica, David Farinango y Samantha Arévalo, nadadores olímpicos de Ecuador.
Los jóvenes que residían en el Centro Histórico llegan a la piscina a pie. Quienes vivían en el norte, utilizaban las famosas líneas de colectivos Colón - Camal.
“Ahí conocí a mis primeros entrenadores Enrique Albán Tapia y Olmedo Sancho”, relata emocionado Galo Yépez.
Sus compañeros de equipo fueron Washington Herrera, Jorge Martínez, Fernando Salazar, Roberto Vinelli, Iván Coronado y Sebastián Jurado.
La piscina principal era semiolímpica, medía 25 metros. Nunca le revistieron con cerámica o baldosa y los partidores eran de piedra.
Con el respaldo de las Fuerzas Armadas se organizaban competencias nocturnas, gracias a dos reflectores que se colocaban para alumbrar la piscina.
El agua era potable y se cambiaba cada tres semanas. Para evitar algún problema de contaminación se recurría a la utilización de cal porque no se disponía de tecnología para su purificación y recirculación.
Galo Yépez cumplió su primera travesía con 12 años de edad y después de entrenar en El Sena. Primero fue la laguna de Yambo y luego el lago San Pablo en Imbabura.
Allí conoció a José María Chiavassa. Ambos diseñaron el proyecto del Canal de La Mancha, entre Francia e Inglaterra, sobre 42 kilómetros. Galo Yépez completó la travesía el 9 de septiembre de 1997, en 12 horas y 3 minutos.
Le gustaba participar en las pruebas de piscina, pero su especialidad son las pruebas de fondo. A mar abierto.
Una reliquia en abandono
La piscina de El Sena se construyó en 1815 por orden del general español Toribio Montes, presidente de la Audiencia de Quito.
En esa época fue una bodega de armas que, tras la Batalla de Pichincha de 1822, pasó a manos del gobierno.
Antes que concluyera el siglo XIX, el predio fue adquirido por la familia Álvarez, que luego vendió a la familia Navarro.
En 1938 volvió a manos del Estado y se convirtió en el Complejo Deportivo de El Sena, el mismo que dejó de funcionar en 1970 ante la construcción de una serie de piscinas en diferentes sectores de Quito: Chimbacalle, Cotocollao, Miraflores.
Es una reliquia de Quito, pues su edificación fue construida bajo el estilo de la arquitectura historicista (neobarroco), según detalla el portal Ladrillos de Quito, la enciclopedia de la arquitectura patrimonial quiteña.
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