David Farinango, el nadador que venció el asma en busca de una medalla
Entrena cada día para mejorar, pero sin perder su esencia: la humildad. Este nadador de aguas abiertas es el nuevo rey de los mares en Ecuador.
David Farinando, antes de su participación en el Campeonato Nacional de Salinas, el viernes 22 de abril de 2022.
Armando Prado
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En 2021 alcanzó lo impensado. David Farinango clasificó a los Juegos Olímpicos de Tokio, pese a que los pronósticos no lo daban como favorito. "Yo mismo pensaba que era una cosa inalcanzable", dijo el nadador de 21 años de edad.
Esa no fue la única sorpresa. En la cita olímpica, obtuvo el puesto 15 entre 26 clasificados en la prueba de maratón acuática.
El ecuatoriano llegó por delante de nadadores con experiencia, como el ruso Kirill Abrosimov, quien es doble campeón europeo.
Con una madurez plena para su juventud, Farinango explica que todo se debe al trabajo duro y entrenamiento constante.
Dejó a su familia en Machala en 2019 para vivir en Cuenca con Juan Fernando Enderica, entrenador de la Selección, y con Esteban Enderica, el gran ícono de las aguas abiertas en el país.
"Esteban es mi ídolo y competir con él me llena de mucho orgullo", destaca David, que ya aseguró su cupo a los Juegos Bolivarianos, en que es el primer paso hacia los Juegos Olímpicos de París 2024.
Sueña con estar otra vez en una cita olímpica, pero quiere ir poco a poco: sumar medallas y victorias que afiancen su posición como el nuevo referente de la natación en aguas abiertas.
David empezó a nadar en piscina, pero siente que en el mar, los ríos, los lagos y las lagunas alcanza su mejor rendimiento, pues encuentra las condiciones naturales para desarrollar su técnica.
Su primera victoria en esta modalidad la alcanzó a los 14 años de edad, en las playas de Salinas.
"Hay quien siente miedo de meterse al mar. A mí me apasiona, me gusta la prueba de los 10 kilómetros y la de 25 kilómetros. Soy un nadador de largas distancias".
David trabaja mucho en el gimnasio, nada 18 kilómetros cada día en piscina y no descuida lo táctico y lo estratégico.
Hay pruebas donde se siente fuerte y lidera al grupo, pero en otras prefiere quedarse a uno o dos metros de los punteros y cambiar de ritmo en el kilómetro final, acelerar el braceo y buscar la meta.
No retroceder, no rendirse
David Farinango se considera bendecido por la familia a la que pertenece. Dice que toda esta etapa de camino a la élite se lo debe al apoyo incondicional de los suyos.
"Mi mamá fue quien me levantaba y me animaba para ir a los entrenamientos y luego al colegio". Por más cansado que estuviera, jamás le dijo "no puedo".
A su padre y a su abuelo, los dos de nombre Carlos, les agradece por el apoyo económico en los primeros años: "Dios me dio una familia que siempre quiso más para mí", dice.
Añade que gracias a ese respaldo no se vio en la necesidad de retirarse del deporte, como ha ocurrido con otros excompañeros suyos.
El cariño de su familia se vio reflejado en un video que se publicó en redes sociales, el día en que David clasificó a los Juegos Olímpicos. Su madre estuvo muy cerca del desmayo.
"El día anterior vi como Samantha Arévalo recibió su ticket para los Olímpicos. Lo sentí casi imposible por los rivales que iba a tener, nadadores de Canadá, de Gran Bretaña y de Brasil. Llegué octavo, fue increíble", recuerda.
Luego de tener su boleto en la mano, solo quería regresar al país para recibir ese abrazo fraterno que todos los días le han dado desde que decidió ser un nadador de alto rendimiento.
"Mi mami, pese a no estar de acuerdo, me llevó a tatuarme los anillos olímpicos en el brazo. Cuando estoy desanimado los veo y me levanto porque soy un deportista olímpico", piensa.
Por esa avidez ser cada vez mejor, se instaló en Cuenca, donde tuvo que aprender a vivir solo y a solucionar los mil problemas de la vida diaria. Además, ingresó a la Universidad Católica para estudiar administración de empresas.
Desde 2022 lo acompaña uno de sus hermanos, así, la ausencia de la familia casi no se siente.
El asma
David Farinango encontró en la natación la cura para su asma. Los médicos le sugirieron que practicara natación o karate para contrarrestar esta condición que impide respirar con normalidad.
Se inclinó por la natación porque, además, la practicaba junto con sus hermanos y primos en la finca de la familia, donde había pozos algo profundos.
Participó en los primeros torneos nacionales de interclubes al cumplir los siete años. Luego, a los 11, ya fue convocado a las selecciones nacionales.
En 2015 fue medallista de bronce en el Sudamericano Juvenil y, al año siguiente, séptimo en el Mundial Juvenil.
A partir de 2015 comenzó a participar en la modalidad de aguas abiertas, donde hoy es todo un especialista.
Y desde el 22 de abril último, ya es doble campeón nacional por sus títulos en los 5 kilómetros y los 10 kilómetros.
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