Para Belén Aragón, en el fútbol no hay guerreras sin cicatrices
La capitana de Liga Deportiva Universitaria asume su condición de líder y más aún cuando hay reveses. Fue una de las primeras en respaldar a su compañera Arella Jácome.
Belén Aragón en el Complejo de Pomasqui, durante una sesión de fotos, el 11 de febrero de 2022.
Armando Prado
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En el fútbol, muchas de las circunstancias son curiosas. El 6 de junio de 2021, Belén Aragón, primera capitana de Liga de Quito fue sometida a una intervención quirúrgica por una triple lesión: rotura de los ligamentos anterior y cruzado, además del menisco de su rodilla derecha.
Y el 9 de febrero de 2022, la segunda capitana de Liga, Arella Jácome, se rompió el ligamento cruzado y el menisco interno de su rodilla izquierda. También tuvo que pasar por el quirófano.
"Son cosas del fútbol. Son momentos que nos hacen más fuertes y más valientes. Es un reto que tenemos, yo las llamo heridas de guerra", dice Belén Aragón, de 26 años de edad y oriunda de Otavalo.
En sus rodillas se ven aquellas heridas que ya cicatrizaron. Debido a varias lesiones en ligamentos y meniscos, ya ha pasado por cinco intervenciones quirúrgicas en los últimos 10 años.
"Sé lo que está sufriendo Arella. Me ha dolido mucho su lesión porque estaba atravesando un buen momento en Liga y en la selección ecuatoriana", dice Belén.
Aragón va por el octavo mes de rehabilitación, pero jamás ha perdido la motivación de volver a entrenar y vestirse de corto porque tiene objetivos muy claros: ganar el título de la Superliga y clasificar a la Copa Libertadores, que en 2022 entregará dos cupos.
"A mi retorno quiero presentar mi mejor versión como futbolista", declara.
Belén se unió a Liga Deportiva Universitaria Amateur en 2013. A inicios de 2019, pasó a formar parte de LDU de Quito para disputar la Superliga, el torneo profesional más importante del fútbol ecuatoriano.
Las guerreras inteligentes
"Somos tres jugadoras las que hemos vivido esta evolución. Antes entrenábamos en el estadio universitario o buscábamos canchas en el parque La Carolina o en alguna liga barrial, no teníamos sede", recuerda.
Hoy el equipo femenino tiene a disposición el Centro de Alto Rendimiento de Pomasqui, el mismo donde se entrena el plantel masculino. Para Belén, eso es un privilegio.
Está en la parte final de su recuperación y por eso aún no entrena con sus compañeras. Pero no deja de ir a ver el trabajo junto a la nueva entrenadora, Verónica Marín.
El proceso de adaptación está en marcha, las metodologías han cambiado, pero ansía vestir de nuevo la camiseta de Liga con el 10 en la espalda.
Belén y Arella son las figuras de las 'Guerreras albas' y quienes mueven las ideas ofensivas en el equipo.
Toman responsabilidades en momentos precisos y son especialistas en la ejecución de los lanzamientos libres, esos que se marcan al borde mismo del área grande.
Cuando toman el balón para cobrar esos tiros libres hay mucha confianza por el trabajo que existe detrás: repeticiones en cada entrenamiento, remates con sutileza y ubicación, para que el balón vaya directo a las mallas.
"Mi padre, que fue mi primer entrenador, me enseñó a cobrar. Cuando convierto goles desde allí, me acuerdo de él", dice emocionada Belén.
Fundó su propio club
Bélen Aragón practica fútbol desde que cumplió cinco años. Lo hizo por su padre, Iván, que era entrenador del club Centenario, de la Liga Cantonal de Otavalo.
Ella jugaba con los niños, que al principio le negaron su ingreso al equipo, pero su talento le abrió espacios.
En el colegio República del Ecuador, su amor al fútbol creció. Y en su adolescencia, comenzó a ganar títulos. "Fuimos seis años campeonas de los torneos intercolegiales. Íbamos a jugar en Ibarra y ganábamos", recuerda.
El gusto por el fútbol se lo contagió a sus primas, con quienes fundó el club ‘Mijas’ para disputar los torneos barriales y parroquiales.
En 2013 dejó Otavalo para residir en Quito, gracias a la apertura que encontró en la entrenadora Jeny Herrera, quien dirigía LDU-Amateur.
Debido a algunas lesiones que sufrió en 2015, y por las largas sesiones de rehabilitación que debía cumplir, decidió estudiar fisioterapia, carrera que ya la culminó, como todo lo que se propone.
"Lo hice para tener un mejor conocimiento de las sesiones de rehabilitación, fortalecimiento y para saber cómo evitar lesionarme".
Su tiempo hoy lo dedica por completo al fútbol porque, además de jugar en Liga, aguarda la convocatoria a la Selección, que este año buscará su cupo al Mundial de Nueva Zelanda.
La entrenadora Emily Lima y su cuerpo técnico realizan el seguimiento de su rehabilitación para saber si podrá estar en condiciones para la Copa América, que se jugará en Colombia, en junio.
Ese torneo es el que entregará los cupos al Mundial femenino de fútbol y Belén Aragón espera estar lista para esas fechas y vestir la camiseta tricolor.
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