La avenida Barcelona, el camino que lleva a la casa del 'Idolo'
Es la avenida de los cánticos que cada domingo de fútbol se pinta de amarillo. Por ella caminan los hinchas presurosos y entusiastas, rumbo al Estadio Banco Pichincha.
Los hinchas de Barcelona regresaron al Estadio Banco Pichincha después de 574 días, para presenciar la semifinal de la Copa Libertadores, ante Flamengo, el miércoles 29 de septiembre de 2021.
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Es la avenida Barcelona, aquella que conduce al 'Coloso', desde todos los puntos de Guayaquil, donde los hinchas cumplen rituales, los padres van de las manos con sus hijos o los hijos llevan a sus padres.
"Los días de partidos, vamos todos", asegura Manuel Calles, cuyo domicilio está cerca del redondel del Pescador. Ese "todos" incluye a su papá, también Manuel, y a sus dos hermanos, Matías y Leonela.
Es la avenida de los encuentros de amigos y de la algarabía de las barras. De excompañeros y vecinos. Claro está que ante la pandemia, no hay ya saludos efusivos: basta con un intercambio de puños o codos, el nuevo 'hola, mi hermano' de la bioseguridad.
Es la calle de las compras de última hora, porque los vendedores ambulantes exhiben camisetas, cintillos, pulseras, llaveros del Barcelona Sporting Club y en esta época, también de mascarillas amarillas y de botellas de gel.
Es la avenida de las oraciones, porque también una promesa a la divinidad podría ayudar para que el equipo asegure un cupo a la Copa Libertadores del próximo año. Además, porque en fútbol "todo se vale", dice sonriente Byron Zañay, un obrero de la construcción.
"El fútbol no es un juego, es magia", es una de las frases más recordadas del seleccionado inglés David Beckham.
Y es aquella magia que emana de Barcelona Sporting Club la que permitió que la construcción del Estadio Banco Pichincha se convirtiera en un polo de desarrollo urbano, comercial y deportivo para Guayaquil.
En 1988 se inauguró el majestuoso escenario deportivo, en el oeste de la ciudad, ubicado entre los barrios San Eduardo y Bellavista.
Para entonces era un lugar alejado del centro, y la única vía de acceso era una calle pavimentada por tramos y sin mayor señalización. Algo peligrosa en las noches y casi sin tránsito vehicular.
Los cambios comenzaron hace más de una década, con la construcción de la avenida Barcelona de ocho kilómetros de extensión, entre el Puente del Velero y el redondel de la avenida Juan Rodríguez.
"Podría haberse llamado la avenida de los puentes", sugiere el taxista Peter Verdezoto, quien es hincha del eterno rival barcelonista: Emelec.
Su señalamiento se refiere a que en la avenida confluyen los puentes Patria, 5 de Junio y el puente peatonal al estadio.
Pero se llama simple y llanamente Avenida Barcelona: tiene cuatro carriles, dos de ida y dos de vuelta, y en el centro un parterre convertido en ciclovía, modernamente diseñado y señalizado.
Dentro del proyecto de regeneración urbana, que llevó adelante el Municipio de Guayaquil, en la ribera del Estero Salado se acabaron los deteriorados matorrales para dar paso a un parque con canchas, juegos infantiles y equipos de gimnasia.
"Desde las 06:00 la gente sale a correr a lo largo de la avenida. En la noche también hay quienes corren, porque hay buena iluminación", relata Katty Vera, residente de la ciudadela Bellavista.
Cerca del estadio existen canchas de básquetbol, tenis y fútbol. Zonas para caminar y descansar y atractivas piletas.
Es la avenida del deporte y la recreación, también del comercio y de los lugares de comida. Farmacias e iglesias. Ferreterías y peluquerías.
Son 26 cuadras en las que el nombre de Barcelona y del estadio Banco Pichincha son la referencia especial.
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