Ariel Holan, el director de orquesta que busca la excelencia en Barcelona SC
Tiene 63 años. Nació en Buenos Aires. Dice que Bariloche, en la Patagonia argentina, es su lugar en el mundo. Pero está encantado con Guayaquil. Y sigue convencido de que Barcelona Sporting Club va a enamorar a la afición.
Ariel Holan, técnico de Barcelona SC, durante una entrevista con PRIMICIAS desde la concentración del equipo torero.
José Luis Haz / PRIMICIAS
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Ariel Enrique Holan es actualmente el entrenador con más pergaminos en el fútbol ecuatoriano. Ganó un título con la Universidad Católica de Chile y fue campeón de la Copa Sudamericana y la Suruga Bank con su querido Independiente de Avellaneda. También dirigió a Defensa y Justicia en su país. Al Santos de Brasil. Y al León de México.
Llegó a Ecuador en un contexto desfavorable, debido a las elecciones que estaban realizándose en el club y a los malos resultados deportivos. Sin embargo, su idea se reflejó en la cancha desde el primer partido.
Consciente de la capacidad de sus jugadores, estuvo a punto de ganar la primera etapa y meterse en la final del campeonato nacional. Le faltó muy poco. Ahora, con más tiempo para trabajar, asegura que Barcelona SC está lejos de su techo.
Desde muy pequeño aprendió que la exigencia lo puede llevar al éxito. Su mamá le hizo repetir el primer grado de escuela, porque su rendimiento no era perfecto. Desde ahí empezó un camino que lo llevaría muy lejos.
Se declara un futbolista frustrado y encontró en el hockey sobre césped su camino para llegar al fútbol. Dirigió equipos de hockey durante más de una década. Con la selección uruguaya ganó la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de 2003. Dice que ese deporte, que se vive con pasión en Argentina, le regaló muchas alegrías.
Pero lo suyo es el fútbol y apenas pudo, dio el salto. Trabajó como asistente de video, asistente técnico, ayudante de campo, entrenador de categorías inferiores. Hizo todo lo que pudo para abrirse camino. Pasó por Defensa y Justicia, Arsenal de Sarandí, Estudiantes de la Plata, Independiente de Avellaneda. En 2011, fue asistente de Matías Almeida en aquel River Plate que jugó la B Nacional.
Hasta que en 2015 llegó el llamado que tanto había esperado. Defensa y Justicia le ofreció el cargo de entrenador principal. De ahí en adelante, su camino es bien conocido.
Ariel Holan es un pensador del fútbol. Explica que quiere que Barcelona SC juegue como si se tratara de una orquesta. "El fútbol para mí es un espectáculo estético. Yo entiendo un equipo como una orquesta sinfónica que debe sonar bien dentro de la cancha".
Han sido días muy agitados para Holan. Desde que llegó a Guayaquil, el pasado 27 de abril, ha tenido muy poco tiempo. De hecho, en este receso del campeonato nacional se enfocará en reforzar el plantel y en mejorar la cancha del estadio Banco Pichincha.
Tras la práctica matutina en las canchas alternas, el estratega argentino se sienta a platicar con PRIMICIAS, a pesar de su atareada mañana. Saluda, mientras sonríe y se coloca una chompa porque no tuvo tiempo de ducharse.
De inmediato, intenta justificar su corta demora explicando que daba indicaciones a un especialista en gramado que ayudará a realizar ajustes en el césped del 'Coloso' y en las canchas de entrenamiento. "De aquí iremos a observar lugares para realizar la pretemporada", añade, antes de hablar de sus ideales, su pasión por dirigir y la responsabilidad de estar al frente de un club que exige mucho.
¿Qué significa jugar bien al fútbol?
El fútbol para mí es un espectáculo. Y jugar bien al fútbol es tratar de hacer que ese espectáculo sea estético. Es decir, que haya armonía. Yo entiendo un equipo como una orquesta sinfónica. En un equipo de fútbol, esa orquesta tiene distintos instrumentos con distintas características.
Los equipos que seducen a la afición son dinámicos, con futbolistas de buen pie. Cuando uno escucha una linda melodía, sea una sinfónica o un conjunto de rock, uno distingue con el oído ese sentido de la estética, de la armonía, de la fluidez, de las cosas que funcionan de manera acompasada, atildada.
¿Jugar bien para ser feliz o ser feliz para jugar bien?
Jugar bien para ser feliz. Eso no solamente se transmite a la afición, sino que el futbolista tiene que estar contento con el fútbol que juega. Y hay que buscar futbolistas con esas características para jugar ese fútbol.
¿Si no hubiese sido por el hockey habría llegado a ser técnico de fútbol?
No lo sé. Lo de ser entrenador lo llevo en la sangre. En Argentina nacemos con una pelota y una camiseta. Es fútbol, asado y mate. Desde chiquito estás con la pelota. Es parte de nuestra idiosincrasia y nuestra forma de vivir. Entonces creo que dentro de esas características que como nación nos describen, la pasión por entrenar la tengo desde que nací. Me gusta enseñar, me gusta ver el proceso que se da entre la persona que está enseñando y quien recibe la enseñanza. Eso es un desafío extraordinario.
¿Qué tan riguroso puede ser el hijo de una madre docente, acostumbrado a la excelencia académica?
Lo fui mejorando con el tiempo, lenta y progresivamente. Mi madre me hizo repetir primer grado porque las cosas no eran perfectas. Estaban muy bien o bien, pero no eran perfectas. Aparte soy virginiano, entonces entre mi madre y mi signo ha sido muy marcada mi tendencia en esa búsqueda constante de la perfección que no existe. Somos seres humanos imperfectos por definición. Lo bueno de eso fue haber ido moderando y comprendiendo que la perfección no existe, porque luego la insatisfacción es muy grande.
¿Cómo se sintió pasar de la tranquilidad de Bariloche, en la Patagonia, a la intensidad de una ciudad como Guayaquil que vive por y para Barcelona SC?
La verdad estamos muy contentos con mi señora y el Pocho (su perro). Ahora vendrá la familia en las vacaciones de invierno. Este es el proceso que uno vive cuando trabaja en el exterior, que es extrañar a sus afectos directos. Dejamos más perros en Bariloche, están los padres de Pocho, un hermano de Pocho. Entonces cuesta, pero estamos felices.
Siempre me habían hablado de las características del club y de Guayaquil. Es una ciudad que para todos los que somos patriotas y latinoamericanos es muy importante. Todavía no he podido ir al monumento de Simón Bolívar y el general San Martín. Fue un hito de nuestra independencia. Estoy muy feliz de estar acá y conocer la idiosincrasia de la cultura de Ecuador.
Teniendo en cuenta que el tiempo para entrenar ha sido limitado, ¿cómo hizo para cambiarle la cara tan pronto a Barcelona SC?
No tomaría definiciones tajantes. Lo más importante es que el equipo tuvo predisposición para entender una idea que se explica con pizarra, con videos y que dentro del campo de juego se hace lo justo y necesario para llegar con la frescura que estos futbolistas precisan para desarrollar todas sus habilidades.
Esta experiencia es muy enriquecedora para mí como entrenador y estoy muy agradecido con la dirigencia por esta oportunidad. También a todos los que rodean el trabajo del día a día para llevar al club al lugar que la afición, que es inédita por su número y fervor, desea.
¿Conversa mucho con sus jugadores?
Sí, hemos conversado bastante. Aún no lo hemos hecho desde el punto de vista individual, pero sí colectivo. Desde el punto de vista individual será un lindo desafío ahora que estemos más tranquilos. Eso nos va a retroalimentar mucho tanto al cuerpo técnico como a los futbolistas.
¿En qué se basa la mejoría de algunos jugadores, como Adonis Preciado?
Ha mejorado el rendimiento del equipo. No sé si individualmente me atrevería a puntualizar uno en particular, pero sí el de todos. Juntos están haciendo una buena mezcla. Por la genética del ecuatoriano nosotros tenemos un equipo muy rápido y dinámico, y hay que seguir creciendo en la agresividad. No hablo de pelearse. Hablo de tratar de ser un equipo duro y picante, por la contundencia.
Tenemos que despertar eso que tienen adentro como futbolistas, que se puede y que tienen la capacidad para hacerlo. Agrandarnos y darnos cuenta del potencial que tenemos para que en cualquier estadio del mundo, contra cualquier rival, podamos imponer las condiciones en las que queremos que se jueguen los partidos.
¿Cómo está Barcelona SC emocional y mentalmente?
Estamos muy bien. El equipo comienza a disfrutar de lo que está haciendo en el campo de juego. Eso lo hace fuerte, creo que estamos lejos de nuestro techo y lo mejor está por venir, sin ninguna duda.
Guillermo Almada mencionó hace unos años que el día que el jugador ecuatoriano cambie de los hombros para arriba será una potencia. ¿Qué opina usted?
Yo no creo que sea un problema del jugador ecuatoriano, yo creo que es un problema de la estructura del fútbol infantojuvenil. El día que cambie esa estructura y el estado de los campos de juego, el fútbol ecuatoriano va a ser distinto.
¿Barcelona SC se reforzará para la segunda etapa del campeonato? ¿Qué zonas necesita potenciar?
Sí, por supuesto. Tenemos un plantel con muchas virtudes, pero hay algunas características que al equipo le están faltando y con tantos partidos es importante generar una competencia interna que nos posibilite elevar los niveles individuales y colectivos del equipo.
Esa competencia interna, en un equipo de esta envergadura, necesita que sea uno de sus estandartes. Es una competencia sana, pero que todos quieran estar comprometidos con la responsabilidad de llevar esta camiseta en la piel. Siempre se necesitan algunos ajustes. Yo estoy contento con el plantel que tengo, pero siempre es bueno tener variantes. Hay que ir revisando en qué áreas el equipo necesita una característica que lo complete. Vamos a proponer y en conjunto con la dirigencia vamos a tener el mejor plantel posible.
¿Qué opina que Barcelona SC tenga que jugar la Copa Sudamericana?
Es un gran compromiso y una gran responsabilidad. Barcelona SC tiene que ser protagonista en todo lo que juegue. Tiene que ser competitivo, la afición debe sentir que podemos ganar. Eso es una fuerza que se retroalimenta y baja al campo de juego.
Muchas veces he dicho, desde que estoy acá, que tenemos que lograr que el equipo enamore a la afición. Eso va a permitir que el estadio reviente, que podamos multiplicar la cantidad de asociados, que tengan ganas de ver al equipo y lo disfruten. Si logramos eso, estaremos cerca de conseguir cosas importantes y ser muy competitivos. Lo que sucede es que en todas las actividades, oficios o profesiones que uno haya elegido, se necesita tiempo, esfuerzo, trabajo y humildad.
Siempre mencionó que su sueño era ser entrenador del primer equipo de Independiente de Avellaneda, y lo logró con creces ¿Cuál es su nuevo sueño?
Independiente representa para mí un tema que va más allá de lo deportivo, es un tema familiar, es un tema de toda una vida. Siempre me enorgullezco al decir que no solo soy hincha del club, sino socio. Es una responsabilidad cívica, por decirlo de alguna manera.
Yo soy un enamorado de mi profesión. Bariloche es nuestro lugar en el mundo, la Patagonia argentina es una belleza natural obscena donde tenemos todos nuestros afectos, pero yo amo mi profesión y mi mujer me acompaña a todos lados. Desde el punto de vista deportivo, yo me enamoro del club donde estoy, me hago hincha del club en el que estoy porque los defiendo, defiendo a mis jugadores, defiendo mi camiseta.
Yo me levanto feliz todos los días a las 06:00 para venir a entrenar a mis jugadores y quiero llevarlo al máximo lugar que se pueda dentro de nuestras posibilidades. No es un proyecto unipersonal, sino en conjunto, que está representado por mi pasión como entrenador.
Puedo ser hincha de Independiente, está en mi corazón, fue una historia de cuento que se transfiere desde mi abuelo. Pero mi profesión es sagrada y si volvería a nacer, volvería a ser entrenador.
¿Qué le dejó aquel periodo en el River Plate de Matías Almeida que disputó el Ascenso argentino?
Matías es un ser humano extraordinario, con una valentía enorme, con un sentimiento por River Plate muy grande. Que como capitán del equipo haya tenido el disgusto y la desgracia de descender, y hacerse cargo del plantel al año siguiente con muchos de sus compañeros para devolverlo a primera división fue conmovedor.
River es un club extraordinario, de la Argentina y del mundo. Matías lo llevó adelante con su primera experiencia como entrenador, con mucho talento y humanidad, con la calidez que solo él tiene para conducir grupos. Eso fue determinante para que River pueda asentar las bases del retorno a la victoria. Fue una experiencia inolvidable y un enriquecimiento personal como entrenador. Un antes y un después.
¿Qué opinión le merecen Carlos Alfaro Moreno y Rubén Darío Insúa, figuras en Independiente y Barcelona SC?
La mejor de mis opiniones, uno nunca se olvida de las tardes de triunfos, aunque ellos son jóvenes para lo que es la historia de Independiente. Es el ‘rey de copas’ porque fue el primero del mundo en tener 12 títulos internacionales y ahora tiene 18.
Que el ‘Beto’ y Rubén hayan sido futbolistas que yo haya ido a ver al campo de juego y que me hayan dado satisfacciones es muy lindo. Son ídolos que uno tiene en su club y acá los ve representados también tan lejos de Argentina.
¿Cómo le gustaría que el hincha lo recuerde?
Yo amo el fútbol, soy un futbolista frustrado con todo lo que eso implica porque me hubiese gustado jugar a nivel profesional. Me daba muchísimo placer hacerlo. Como entrenador siento el compromiso y responsabilidad que yo viví como hincha.
Como hincha de la Selección argentina cuando Menotti era entrenador. Menotti para mí fue una marca en mi vida como técnico. Menotti era un señor que se llamaba Luis, que era entrenador de hockey. Cuando era adolescente, me gustaba cómo vivía él su profesión. Quería ser como él.
Y como César porque ha dejado una huella imborrable para quienes amamos el fútbol por todo lo que representó. La honestidad en el campo de juego, la forma de jugar, transformar a Argentina de campeones morales a campeones del mundo. César le dio una estructura a la selección.
Compartir: