Ecuador también exporta jugadores de básquet
En silencio, jóvenes basquetbolistas ecuatorianos aprovechan sus habilidades para representar al Ecuador en otros países. Sus actuaciones en selecciones y torneos internos han llamado la atención de ligas como la italiana o argentina.
Cuatro jugadores de básquet ecuatorianos destacan en ligas de Argentina, Italia y Estados Unidos.
Cortesía
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Cuatro jugadores de una extensa lista, son un ejemplo de estos basquetbolistas que a su corta edad han salido del país para mostrarse sobre las tablas.
Una de las que más brilla es Doménica Zamora, quien a sus 19 años cumple su tercera temporada en el básquet universitario en Estados Unidos.
Ella se formó en la escuela de la Federación Deportiva de Guayas, con la que participó en Juegos Nacionales y campeonatos donde mostró su habilidad como armadora.
Una amiga suya fue quien la motivó a buscar una beca en el colegio donde ella estudiaba en Estados Unidos. Fue en su último año de colegio y juntas llevaron a su equipo a los torneos estatales, donde su escuela, Bayshore Christian School, no pudo pelear con otros equipos con mayor presupuesto.
Las cualidades de Zamora llamaron la atención de la entrenadora del San Petersburg College, donde fue becada para sus dos primeros años universitarios.
La ecuatoriana estudia medicina y cumple su segunda temporada en San Petersburg. Espera mostrar su mejor nivel para que pueda ser reclutada por una universidad en los Estados Unidos. Por ahora, el deporte está suspendido a causa del Covid-19.
Aunque ama el baloncesto que lo practica desde los cinco años, la guayaquileña sabe que terminada la universidad deberá decidir entre su especialización y buscar una oportunidad en las ligas europeas. Aún tiene tiempo para tomar esa decisión, así que se concentra en mejorar en su juego y obtener su título en medicina.
Argentina, la gran opción para Kevin Vera
Kevin Vera nació en Chordeleg, Azuay, donde también surgió su amor por el básquet. Empezó a los 14 años en una academia que tenía su tía. Mide 2,11 metros, que le han ayudado para destacar en el deporte de la canasta.
Cuando jugaba en la selección de su cantón fue visto por el equipo Triple E, que le consiguió una beca en el colegio Latinoamericano en Cuenca para que mejore en su juego.
Salía muy temprano de su casa y pasaba en la capital azuaya todo el día. Interrumpía a las 19:00 su entrenamiento para no perder el último bus y regresar a Chordeleg.
Esa constancia lo llevó a selecciones nacionales, en las que fue observado por gente del club Gimnasia de Argentina en el Sudamericano Sub 15 realizado en Uruguay, quienes hablaron con Andrés Espinosa, su entrenador, y lo reclutaron.
En Argentina vive en la residencia del equipo, junto a otros jugadores y allí su rutina sigue alrededor del baloncesto.
A sus 17 años, el pivot ecuatoriano suma cuatro minutos por partido y un promedio de ocho puntos por encuentro. Aunque su equipo no ha podido destacar en las últimas temporadas, ubicándose en el puesto 15 en el último año, dentro de la liga argentina.
Sabe que esto irá mejorando en las siguientes temporadas, pues aspira a seguir en esa liga unos cuatro años más después de los que buscará una opción en el baloncesto europeo.
Prefiere las ligas del viejo continente que mirar hacia la NBA, porque cree que es un baloncesto de equipo y técnica que para él supera al show que es la liga estadounidense.
Para alcanzar sus objetivos, Vera tiene un contrato con una empresa de talentos que maneja sus opciones para el futuro.
Italia mira el talento de Blanca Quiñonez
Blanca Quiñonez nació en Milagro, donde empezó a jugar básquet a los cinco años. Muy pronto fue reclutada para la selección de su cantón, donde la observó el entrenador de la Federación Deportiva del Guayas que la llevó a su selección.
Con 11 años, Blanca fue a los Juegos Nacionales Sub 15 donde fue la mejor jugadora del torneo y la convocaron a la preselección ecuatoriana. Superó la pretemporada y quedó entre las 12 que viajaron al sudamericano de esa categoría en Chile en 2018.
Ecuador terminó en segundo lugar, Quiñónez fue la mejor jugadora del torneo y el país clasificó al torneo premundial de la categoría.
Ese campeonato fue en 2019 en la misma sede y Quiñonez nuevamente destacó, aunque Ecuador quedó quinto, a un puesto del objetivo.
Al llegar a Guayaquil, sus padres le informaron que el equipo italiano Magnolia le hizo una propuesta, Quiñónez aceptó porque era el único país donde su madre podía ir sin problema de visa.
En Italia su equipo le consiguió una beca escolar y vive en el convento que tiene su plantel, donde cuenta con todas las facilidades.
Con sus 1,88 metros de estatura y sus cualidades, Quiñónez solo estuvo un año en las categorías inferiores del Magnolia. La próxima temporada debutará con la categoría superior.
Su equipo deberá pedir permiso a la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA por sus siglas en inglés), para jugar en la Serie A1 italiana, porque apenas tiene 13 años.
La alera tuvo un nuevo reconocimiento a su talento a inicios de año cuando recibió un correo electrónico de la liga estadounidense NBA, para ser parte de un campamento de entrenamiento en México.
Quiñónez recibió el permiso de su equipo y estuvo una semana con chicos de varias partes del mundo, entre los que destacó y recibió un premio como la mejor jugadora del campamento.
La NBA la volvió a invitar a otro de estos centros de entrenamiento en Australia, pero este se canceló por la pandemia.
Precisamente, el Covid-19 la sorprendió en tierras italianas, donde se quedó sola en el convento hasta que la embajada le ayudó a conseguir un vuelo humanitario para regresar a su casa hace una semana.
Su sueño está precisamente en la WNBA, donde espera jugar cuando termine sus estudios en Italia.
Su meta ser como su hermano
Johu Castillo es un basquetbolista que nació en Limones, Esmeraldas, pero a los 11 años dejó su casa para ir a entrenar a Orellana, donde su hermano era entrenador.
En esa selección empezó a destacar, con sus 2,1 metros de estatura y sus cualidades técnicas.
Llegó a jugar en la liga ecuatoriana con Importadora Alvarado, donde Luciano Martínez, directivo del equipo, recibió una llamada de Estudiantes de Olavarría en busca de un talento joven y el directivo lo recomendó a Castillo, que en ese momento tenía 17 años.
En Argentina, Castillo llegó a jugar y estudiar, pero el duro entrenamiento hizo que al cuarto mes abandone el colegio.
De esto se arrepiente y piensa corregir este año, volviendo a la escuela y después estudiando una carrera universitaria.
En la ciudad donde reside, Castillo dice que se respira baloncesto, que es el deporte emblema y por ello la adaptación fue más sencilla, porque la gente lo invitaba a sus casas para que no pase solo en la residencia del equipo.
Así fue creciendo, madurando y mejorando su nivel. La temporada pasada pudo promediar seis puntos y 13 minutos en cancha. En su equipo juega como alero.
Lastimosamente el torneo fue cancelado por la pandemia y Castillo no pudo regresar a Ecuador.
El jugador se ha mantenido entrenando solo en su club. Además, aprovecha el tiempo para leer, un hábito que lo adquirió en el sur del continente. También juega PlayStation.
Estudiantes es uno de los principales equipos de la liga argentina, finalista la temporada pasada, por lo que estar en el plantel es un gran éxito para Castillo, quien tiene contrato hasta 2023, antes de buscar opciones en la liga europea y la NBA.
Su meta es llegar a ser como su hermano, quien lo formó y era su ídolo de pequeño, cuando no tenía acceso a encuentros internacionales en televisión.
Aunque ahora sigue a Lebron James, la estrella de la NBA es el segundo en su lista de referentes, pues su familiar será siempre el primero.
También le puede interesar:
El baloncesto ecuatoriano espera organizar un torneo hasta final de año
El presidente de la Fed. Ecuatoriana de Baloncesto, cree que más que el Covid-19, el problema es la falta de dirigentes en el baloncesto ecuatoriano
Compartir: