Estas son las calificaciones de Ecuador tras caer 2-0 ante Italia

No pudo evitar que Italia anotara a los dos minutos. Parece que no vio la pelota por el gentío o por el sol. A los 15 minutos, evitó un tanto que hubiera liquidado el pleito muy temprano. Por ahí, también despejó un balón al centro. En general, dudó mucho en las salidas, que no las decidía 'deuna'.

La aromaterapia es muy recomendable para superar los nervios, que aquí abundaban hasta para regalar, al menos en el primer tiempo.

Puso la pierna de manera oportuna y salvadora en lagunas ocasiones, pero no pudo dar salida al equipo. Quizás estar tan pendiente de los yerros de Franco y Preciado lo obligaba a concentrarse en aguantar. Fue la figura del equipo, aunque se perdió el gol del empate en el minuto 92.

Falló en varios pases sencillos y también le costó empujar al equipo hacia adelante. Tanto retroceso lo incomodó bastante y perdió algunas batallas que, habitualmente, suelen ser  victorias suyas.

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Se esmeró y hasta arriesgó el físico en una jugada que casi le cuesta una lesión. Pero, a pesar de la alta precisión de sus pases, se lo vio muy solitario y urgido de darle potencia al equipo. En el último minuto, perdió la pelota y cayó el segundo gol de Italia.

Perdió la mayoría de los duelos con Di Marco, que convirtió a su banda en una autopista de tres carriles. Eso sí, se tuvo fe y hasta tuvo ganas de buscar un cabezazo, como si fuera el 9.

Qué pena que no pudo demostrar todo el poder que exhibe en la Premier League. De forma increíble, le ganaron las espaldas varias veces. Al minuto 40, recibió un buen balón de Minda pero no pudo aprovecharlo. Al 67' firmó una gran jugada que casi termina en gol.

Parecía desconcertado porque el rival le impedía trasladar la pelota. Exhibió sacrificio para correr y  presionar, pero en el primer tiempo fue menos productivo que un gallo de pelea sin espuelas. Subió el nivel en la segunda parte, pero no bastó. Le metieron una patada a lo karate kid.

Enganchó e intentó hacer daño al rival. Pero su extraña misión de crear y, al mismo tiempo, convertirse en el 9. Pero esfuerzo no faltó.

Se disfrazó de 9 por la fuerza de las circunstancias. A pesar de lo extraño de la idea, sí logró realizar algunas conexiones interesantes. No obstante, quedó la sensación de que fue el sacrificado de la jornada. Que se haya lesionado en su mejor jugada fue una broma del destino.

Aunque Kendry, Gruezo y Obando aportaron volumen para que Italia terminara arrinconada.

La línea de tres defendores y el 9 siguen siendo los grandes dilemas del Míster, que tampoco cesa en sus experimentos. Sí, los amistosos son para probar, pero la Tricolor no define un once abridor estable, que compita, y la defensa no la está pasando bien. En esta ocasión, fue sorpresivo que Minda y Sarmiento fueran los encargados de cubrir a los carrileros, con lo cual se otorgó mucha comodidad a la salida de los italianos. El desempeño mejoró para la segunda parte, pero el sistema fue un lastre para un equipo que tiene talento, claro que sí, pero que carece de contundencia para lo más importante: anotar.