Darwin Castro: "En Tokio aspiramos a ser medallistas paralímpicos"
El paratleta Darwin Castro, junto a su guía Sebastián Rosero en las Olimpiadas de Río 2016.
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El ecuatoriano Darwin Castro asegura que aunque se cancelaron las competencias que tenía programadas, él ha seguido trabajando en la pista del estadio Alejandro Serrano Aguilar, en Cuenca, para alcanzar la marca que le permita clasificar a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021.
"Hice una prueba, en la que extraoficialmente pude mejorar mi marca personal. Siento que estoy en buena forma para la meta principal que son los Juegos Paralímpicos".
Para clasificar a Tokio 2021 en la disciplina de los 5.000 metros planos, el paratleta debe registrar la marca base de 16:04. Sin embargo, en sus entrenamientos ya ha alcanzado un tiempo de 15:46.
"Prácticamente 20 segundos abajo de la marca requerida para los Juegos", según cuenta Sebastián Rosero, su guía.
Además, en los 1.500 metros, en donde también participan, tendrían que hacer una marca de 4:21 y hasta la fecha han alcanzado 4:11.
Aunque con esos tiempos Darwin Castro y su guía Sebastián Rosero ya estarían clasificados, aún deben competir en cuatro pruebas en 2021 para obtener el cupo de manera oficial.
Su calendario, que aún no está del todo confirmado, iniciaría en marzo con el Grand Prix de São Paulo, Brasil. Mientras que en abril y mayo tendrían que correr en Italia y Francia y el cuarto evento sería en España.
El objetivo de hacer un "ciclo preparatorio y competir en 2021" es fundamental para que el paratleta y su guía puedan llegar a los Juegos Paralímpicos y así "quedar en el podio de los 5.000 o 1.500 metros planos".
Para Darwin Castro, haber quedado entre los cuatro mejores paradeportistas del mundo en 2019, es un indicativo de que podrán conseguir una medalla en los Juegos Paralímpicos.
Su historia
Darwin Castro, que a sus 16 años empezó a perder progresivamente la vista, fue diagnosticado con queratocono (enfermedad degenerativa de la córnea) y glaucoma.
El paratleta pensó en ese momento "que no podía valerse por sí mismo". Pero tres años después (2013) aceptó su discapacidad y se involucró en el deporte hasta llegar al atletismo. En la actualidad, el cuencano tiene una discapacidad del 100%. Es decir, no ve absolutamente nada.
La vinculación con Sebastián Rosero, su guía, inició en 2014 cuando el paradeportista buscaba la manera de competir profesionalmente.
Sebastián Rosero, que se graduó de geógrafo en gestión ambiental, estudiaba y era parte de la selección de atletismo de la Universidad Católica, en Quito.
El guía capitalino le contó a PRIMICIAS que en 2014 un familiar lo buscó porque "había un atleta cuencano que necesitaba un guía para correr" y él aceptó acompañarlo en los entrenamientos.
Pero tuvo que "adaptarse a ser el guía de un deportista no vidente" porque él era un atleta más. Al inicio entrenaban en Quito, pero en 2017 se trasladaron a Cuenca para continuar con su preparación.
Ambos se han acoplado tanto que en estos seis años como equipo, que han podido participar en distintos eventos internacionales como deportistas de alto rendimiento.
Aunque este año ya no competirán, su meta más cercana es Tokio 2021 y desde ya, el paratleta de 27 años piensa en los Juegos Paralímpicos de París 2024 y Los Ángeles 2028.
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