La ausencia de campos públicos impide la expansión del golf en Ecuador
Ecuador es el país de Sudamérica que menos campos públicos de golf tiene (uno) y es el que menos deportistas federados registra, solo por encima de Bolivia. Eso repercute directamente en el desarrollo del deporte.
Un grupo de golfistas entrena en el Quito Tenis y Golf Club, el 3 de mayo de 2023.
Felipe Larrea / PRIMICIAS
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El golf en Ecuador, por el momento, es un deporte únicamente accesible para gente de clase media alta y alta.
Y es que solamente lo pueden practicar quienes tienen una membresía en siete de los ocho clubes afiliados a la Federación Ecuatoriana de Golf.
Existen cuatro en Quito: Arrayanes, Quito Tenis y Golf Club, Los Cerros y Los Chillos; dos en Guayaquil: Guayaquil Country Club y La Costa Country Club; uno en Cuenca: Cuenca Tenis y Golf Club y uno en Montecristi (el único público).
La membresía anual de uno de los clubes que cuentan con campos de golf pueden costar entre USD 15.000 y USD 20.000. Adicionalmente, se paga una mensualidad (entre USD 300 y USD 400).
Todos los clubes afiliados a la Federación tienen escuelas de golf, que tienen un costo adicional para las personas que deseen aprender a practicar este deporte. Una clase puede costar alrededor de USD 20, dependiendo el nivel del jugador.
También existe la posibilidad de ingresar a los clubes como invitado (de un socio) y tomar una clase. Aunque los cupos son limitados dependiendo cada club.
En el caso de los invitados, los precios de las clases varían. Si se las toma entre semana, el precio puede ser de USD 35. En cambio, un fin de semana podría costar hasta USD 60.
Aparte, cada jugador necesita un set de palos, que en caso de que sea nuevo no baja de los USD 200.
Alex Carpio, dirigente de la Federación Ecuatoriana de Golf, reconoce que el hecho de no tener un campo público en el país dificulta la popularización del deporte.
"Este ha sido el reto que hemos tenido como Federación en los últimos años y a la vez una frustración, ya que no lo hemos conseguido. Una persona que no es socia de un club, no tiene acceso al deporte", dice Carpio en una entrevista con PRIMICIAS.
Por ahora, la Federación Ecuatoriana de Golf no cuenta con recursos económicos para comprar un terreno y adecuarlo como un campo. Por eso, el objetivo es apelar al apoyo Estatal o de los Municipios para hacer "un sueño realidad".
Otro de los retos de la institución es incrementar el número de jugadores federados. Por ahora existen cerca de 1.000 deportistas. Además, calculan que unos 3.000 practican golf en todo el país.
"Somos el país que menos golfistas federados tiene, solo por encima de Bolivia. Ese es un limitante tremendo para expandir el deporte, y muchas veces se lo ve reflejado en competencias internacionales".
Esto, más allá de que Ecuador tiene a Daniela Darquea en la Asociación Profesional de Golf Femenino (LPGA) y a Juan Moncayo en el PGA. Ambos son los mejores representantes tricolores de la actualidad.
Carpio insiste en que es necesario tener a más referentes del golf a nivel nacional y señala que el trabajo de Darquea y Moncayo también ha motivado a otros chicos a jugar.
Por ejemplo, Moncayo empezó en el deporte porque su papá era jugador. Además, daba clases en el Club Los Chillos y un día lo llevó a su hijo a practicar.
A los 15 años, el quiteño viajó a su primer Sudamericano y eso significó un punto de inflexión en su carrera. "Ahí me terminó de enamorar el deporte y me di cuenta de la experiencia que es, sobre todo, representar a tu país".
Mientras que Juan Andrés Miranda, otro de los mejores golfistas del país, recuerda que los primeros entrenamientos de golf los tuvo a los seis años, en Arrayanes, ya que su padre era socio del club.
Su nivel se potenció gracias a los profesores de la escuela, hasta que se ganó una beca deportiva en una universidad cerca de Miami. "Fue una oportunidad increíble. Estudiaba y competía al mismo tiempo".
Ese es un aspecto que resalta la Federación. Cada año, entre 25 y 30 chicos reciben becas deportivas en Estados Unidos, para jugar y estudiar al mismo tiempo.
Moncayo y Miranda tuvieron la suerte de tener a sus padres golfistas, quienes les impulsaron a jugar. De otra forma, no hubiese sido posible.
Ambos deportistas se lamentan de que en el país el golf no sea algo público, pero esperan que en los próximos años se puedan ejecutar proyectos para popularizar el deporte.
Dentro de este camino para expandir el golf en Ecuador, la Federación organiza circuitos zonales y abiertos nacionales de la gira infantojuvenil. Eso también ayuda a que los golfistas tengan mayor roce competitivo para cuando salgan a otros países.
En la mayoría de clubes, los niños empiezan a jugar a los cuatro años. Lo importante en el inicio es, según Carpio, consolidar la "mecánica del swing", es decir, aprender a pegarle a la pelota.
Y a partir de los 12 años, ya se adquieren otras cualidades y una mayor técnica para competir en torneos oficiales.
El sueño de jugadores, entrenadores, dirigentes y hasta caddies (ayudantes de los golfistas) es que el golf crezca y que cada vez más gente se involucre en el deporte. Por ahora, la fecha del PGA Tour en Quito es un avance enorme. Pero falta mucho más.
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