Las calificaciones de Liga tras ganar la Copa Sudamericana 2023

Casi no tuvo acción en el primer tiempo, salvo uno de esos cortocircuitos que a veces le pasan factura. En el gol de apertura, la pelota pasó entre él y el poste. Lo increíble es que tardó una vida en darse cuenta de que necesitaba una gorra, pues el sol le daba en la cara. Tuvo dos paradas de mérito en el segundo tiempo. Y fue el héroe en los penales, para demostrar que es el mejor arquero de Ecuador.

El 'Choclo' no mostró su habitual explosividad por derecha en el primer tiempo. Un golpe casi le desencaja la 'casetera', pero se recompuso. No le tuvo miedo a Mariño, al que patrulló todo el partido.

No estuvo aplomado como en otras ocasiones. Falló al intentar detener el remate del gol de Lucero, que fue más rápido. Con el empate conseguido por Azulgaray, el haitiano recobró la memoria y jugó mucho mejor, sobre todo en los anticipos.

Estaba firmando un partido aceptable, hasta que se salió de posición por las espaldas regaladas por Quiñónez, lo cual acabó en el gol de Lucero. Apeló mucho a las faltas tácticas.

Tuvo buenos momentos, como aquel en el primer tiempo, cuando salvó a su equipo en un valiente cierre que evitó el gol del rival. Pero siempre buscaron ganarle las espaldas y una falla suya generó la jugada que acabó en el gol de Lucero.

Le costó muchísimo sre el creador de juego en el primer tiempo, pues la batalla por la pelota se libró en la mitad de campo. Dos balones perdidos causaron estragos en Liga. Pero dio pelea a lo largo del partido y su penalti fue muy bien cobrado.

Una máquina de fútbol. Ganó casi todos sus duelos y los pocos pases realmente importantes nacieron de sus botines.

No pudo desarrollar la velocidad que se esperaba y, por eso, Liga careció de sorpresa en los 39 minutos que estuvo en el campo de juego.

Arrancó bien, con decisión y fuerza, pero se fue apagando y la banda izquierda de Liga se convirtió en una autopista al servicio del rival. Se fue al minuto 64.

¡Ah, el drama de los goleadores! En el inicio del segundo tiempo, falló una estupenda opción de gol. Y justo en el contragolpe, llegó el gol de Lucero.

En el primer tiempo, jugó más con la boca que con los pies. En el segundo y en el alargue, tuvo más acción. En realidad, le tocó apoyar más como pivote y a ratos como marcador, y eso a veces no se valora. En la tanda de penales, falló su disparo.

¡Qué golazo, el suyo! Gambeteó, se sacó a dos, disparó con la zurda y el balón rompió la red. De ahí, estuvo enchufado todo el tiempo, jugando el partido de su vida.

Entró al 64 y ocupó una función algo inesperada, más adelantado incluso que Paolo Guerrero. No desentonó, pero tampoco desplegó un juego decisivo. En el penalti, bueno, a veces no hay suerte.

Se la jugó al mantener a Piovi pese a que su rendimiento no fue el ideal. Y fue más sorprendente que no utilizara todos los cambios reglamentarios. La arenga para los penales fue emotiva. ¡Por fin, pudo ser campeón!